8 de junio 2019 - 00:01

Sexo y pantallas: la sexualidad en tiempos de Netflix y redes sociales

Esta "hiperconectividad" en la que vivimos nos llevó a desconectarnos en nuestros vínculos.

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Pixabay.

Hace unos cuantos años, pero no tantos, era impensable preferir las pantallas al dialogo y encuentro entre personas, de hecho a la hora de elegir contenidos audiovisuales solo se ofrecían unos pocos y la familia tenía que seleccionar que ver en esos horarios acotados en los que se televisaban noticieros o algunas novelas que todos con mucha expectativa esperaban; hoy podemos elegir cuando, cuánto y cómo acceder a estas propuestas mediante el streaming, con una oferta tan amplia, que incluso a veces nos termina confundiendo.

Por supuesto celebro estos avances y la posibilidad de poder elegir los contenidos, sin tener que ser rehenes de un horario y personalizando los gustos, pero así como veo los beneficios de tanto avance tecnológico, no dejo de observar que esta “hiperconectividad” nos llevó a desconectarnos en nuestros vínculos; hagan memoria, si pueden tener el recuerdo aquellos mayores de 40 años, de cómo era un hogar hace 30 años, como eran las cenas y cuanta presencia del televisor había en esa casa… a continuación trasladen su mente al registro de un hogar actual y registren cuanto tiempo ocupan las pantallas en todos los miembros de una familia, incluso de los más chicos y que diferencias notan con respecto al tiempo compartido.

Si vivimos así y el tiempo libre disponible lo dedicamos a nuestros dispositivos electrónicos, cómo va a haber lugar para el deseo, especialmente en parejas que tengan mucho tiempo juntos, donde, aunque rompa la idea romántica que algunos tienen, para encontrarse sexualmente hay que hacer el esfuerzo de acercarse, insinuarse, seducirse y para ello hay que soltar esas pantallas llenas de colores, súper atractivas porque están llenas de chismes, hay que dejar de lado las series que si nos distraemos en el intento de cortarlas rápidamente inician otro capítulo a continuación y entonces hacemos “maratones de series”, como se le llama a esta modalidad de mirar 2,3 o quién sabe cuántos capítulos seguidos.

Para poder encontrarnos hay que tener tiempo, hay que trabajar en el vínculo y generar “intimidad” que es el camino hacia la sexualidad, si atravesados por la rutina y el estrés preferimos simplemente ser socios, mirar series, llevar los celulares a la cama y chequear a cada rato las novedades (insignificantes) de las redes sociales, es la mejor manera de asesinar a la pareja. Aclaro que de ninguna manera estoy diciendo que no se utilicen nunca estas propuestas, al contrario, mirar una serie distiende, distraerse con internet también pero el tema es que hagamos uso de esto y no abuso, para que ser pareja no signifique solamente mirar series o compartir una cama, porque lo que nos mantiene juntos no es la intriga de lo que va a pasar en el próximo capítulo, sino el contacto que no es netamente sexual sino que empieza con miradas, registros, caricias, abrazos y que a veces… termina en sexo, que cuando se consigue es el psicofármaco más barato y efectivo para dormir contentos.

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