Indonesia dio un paso fundamental en materia de transformación tecnológica al anunciar que migrará toda su gestión de información pública a Blockchain, en búsqueda de transparencia, seguridad y trazabilidad.
El uso del blockchain avanza en el mundo, pero persisten desafíos de educación para su uso
Del 8 al 14 de septiembre más de 100 programadores de todo el mundo y alrededor de 60 líderes del sector público y privado representando a 40 países, se reunieron en Bali para profundizar el uso de Blockchain. Estuvo el cofundador de Ethereum, Gavin Wood.
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Unos 150 programadores, tecnólogos, emprendedores y líderes de todo el mundo asistieron a la ceremonia de cierre del encuentro Governance For New Leadership en un templo tradicional de Bali, Indonesia.
A partir de allí, el primer paso consistió en crear su propia Blockchain, Mandala Chain, con la que, por ejemplo, administrarán los datos de la exportación ictícola, uno de los desafíos de su economía.
Situado en uno de los salones principales del campus a cargo de Polkadot Blockchain Academy (PBA) Mas Witjaksono es uno de los empresarios más ricos del país. Sus inversiones se dividen entre la industria pesquera, la infraestructura y el tratamiento de residuos. “Nos dimos cuenta de que necesitábamos Blockchain porque nos brindaba el soporte tecnológico tanto al Gobierno como a los empresarios, para poder crecer” explica.
En el mismo sentido, Ery Punta, asesor de transformación digital del Gobierno, detalla: “Para proteger nuestros recursos naturales, nosotros tenemos un mínimo de tamaño de langosta que podemos exportar. Y resulta que estábamos recibiendo reclamos por parte de nuestros clientes en relación con el producto que entregábamos. La falta de trazabilidad para rastreo de procedencia era un problema, y por eso comenzamos a construir Mandala Chain”.
Sentado a su derecha, Adrian Keet, uno de los responsables de este desarrollo, agrega: “Otro de los problemas que estamos resolviendo con nuestra Blockchain es la acreditación de identidad. Indonesia tiene 9.000 de sus islas habitadas, es un país descentralizado geográficamente, con diferentes tradiciones y religiones, y creemos que lo mejor es que los datos personales de los ciudadanos estén almacenados de forma descentralizada y se usen con el previo consentimiento”.
Más allá de la oferta de cursos on line, la división educativa de Polkadot, organización sin fines de lucro, funciona como una universidad itinerante. Este año Governance For New Leadership se realiza en el Merusaka Nusa Dua Hotel, en Bali, luego de haber pasado por Lucerne, en Suiza.
En noviembre, visitarán Argentina. “Creemos que será una oportunidad fantástica para toda América Latina, donde la adopción de Blockchain sigue creciendo” señala Marina Marchesotti, responsable de negocios de PBA.
La itinerancia responde, fundamentalmente, a la identificación que tanto Marchesotti (Argentina) como Pauline Vorms (Francia, CEO de PBA) realizan acerca de la demanda de conocimiento respecto de Blockchain.
Pero, además, lo que se experimenta en los almuerzos, las espontáneas reuniones de café, y las actividades recreativas que se proponen, es la sensación de estar viviendo un momento de inminencia: la filosofía Web 3 es, definitivamente, un cambio de paradigma en materia de tecnología.
En buena medida, esa percepción está dada por la certeza de que el propio Gavin Wood -cofundador de Ethereum, la Blockchain más utilizada en el mundo; líder de la Web 3 Foundation; fundador, de Polkadot, entre otros méritos- aterrizará en Bali.
Sin embargo, para el momento en que podemos conversar con él, hay debates que flotan en el aire, nutridos por la mirada de programadores hindúes, europeos, o latinoamericanos, que cruzan opiniones con inversores, analistas de negocios, o desarrolladores de tecnología, como el caso de Edoe Cohen, israelí que trabaja en Sillicon Valley.
Cohen está en Indonesia por el inminente lanzamiento de su aplicación Papaya, para delivery de comida saludable. Su herramienta fue desarrollada sobre Blockchain.
“Hoy día, tenemos los casos más famosos de aplicaciones o plataformas para delivery de comida. Obviamente fueron construidas con el modelo Web 2, es decir, la clave de estas empresas es que tienen en sus manos toda la información, almacenada y gestionada en sus servidores. De la mano del desarrollo de soluciones tecnológicas muy buenas, desde luego, ellos exprimen al resto de las partes. Entonces los restaurantes cobran muy poco por trabajar con ellos, y lo mismo los drivers, pero nadie puede negarse a utilizar sus servicios porque ellos tienen lo más valioso, que es esa red digital de la que son el eje”.
Cohen pone el foco en un aspecto central de la economía de plataformas: “La manera en que estas empresas crean su poder es con muchísima inversión inicial por parte de fondos que apuestan a largo plazo. Trabajan el marketing extraordinariamente, y luego de años de pérdidas, comienzan a ser rentables. En ese momento, no les queda otra que ahogar al resto de las partes para recuperar todo lo que se invirtió al inicio. Frente a esto, nosotros decidimos que, si el valor está en la red que conecta restaurantes con drivers, con clientes, entonces ese valor debe permanecer en la comunidad. Esa es la esencia de la Web 3. Con un token, puedes transaccionar sin necesidad de que una parte domine a las demás. De esta forma, pagas menos comisiones bancarias y financieras, cada parte cobra más, y el cliente tiene mejor servicio por menos precio”. ¿El desafío? La adopción, y una buena propuesta.
Cohen afirma con total claridad que “para que el público adopte tu solución, tiene que ser buena, innovadora, y resolver realmente un problema. Es decir, no hay cuestiones éticas ligadas con el uso masivo de tecnología, y eso tenemos que entenderlo. La gente no va a usar aplicaciones basadas en Blockchain porque éticamente es mejor. Fijate lo que ocurrió con Tesla y los autos eléctricos: la gente no compra Tesla porque es eléctrico, sino porque es un vehículo increíblemente atractivo. Luego, el hecho de que sea eléctrico, es decir, menos dañino para el medio ambiente, es un valor añadido”.
No obstante, hace falta educación. O al menos así lo entiende Gavin Wood. Lo que sigue es un resumen de la charla que mantuvo con Ámbito.
Periodista: Recientemente el Congreso de EEUU aprobó una ley que regula las stablecoins, conocida como Genius Act. ¿Cuál es su análisis sobre ese tipo de criptomonedas y la progresiva aceptación por parte del sistema financiero tradicional?
Gavin Wood: En primer lugar, comprendo que parte de la población elija transaccionar con stablecoins intentando evitar ciertas fricciones que el sistema financiero tradicional plantea. Es, en mi opinión, una forma híbrida de usar Blockchain, porque al evitar fricciones se paga menos de comisión, y el dinero va de un lado a otro sin tantos intermediarios, pero en tanto las stablecoins están atadas al valor de una moneda tradicional (generalmente el dólar estadounidense) y reguladas por los Bancos Centrales, esas cuentas pueden ser bloqueadas e incluso los bancos y entidades financieras pueden expropiar las USDT o USDC.
Entonces, en realidad estamos hablando de bancos, al final del día. Estás accediendo a una cuenta bancaria, pero con una llave criptográfica en vez de tu firma manuscrita o tu identificación oficial. En otras palabras, si bien hay mayor libertad utilizando stablecoins, no son más libres que el dinero en efectivo, que verdaderamente lo tienes en tu bolsillo y solo tú accedes a él.
(N de R: las empresas que ofrecen servicios de conversión utilizan mecanismos como KYC/AML es decir, identifican a sus clientes y aplican procedimientos antilavado).
P: ¿Hay alguna diferencia con las DAI, en el sentido de criptomonedas estables no atadas a una fiat?
G.W: Bueno, si hablamos de criptomonedas cuya estabilidad deviene de la criptografía pura, o sea las algorítmicas, entonces allí tenemos algo distinto, porque esas no pueden ser expropiadas por ningún banco. De todas maneras, me gustaría subrayar que, para mí, si alguien quiere usar USDT como una cuenta bancaria mejorada, digamos, está okey desde el punto de vista práctico. Pero ¿está contribuyendo a un mundo mejor? No. En ese sentido, nuestra filosofía Web 3 es que los individuos deben volverse agentes -N de R: Wood utiliza el término ‘agency’ y ‘agent’ que, en la tradición filosófica británica, refiere a lo que habitualmente entendemos como Sujeto, en el sentido del individuo que toma decisiones con libertad y responsabilidad.
P: En ese sentido, ¿cuál es el rol de los gobiernos, por ejemplo, en América Latina? ¿Cree que hay algo que debamos esperar de ellos en materia de evolución tecnológica?
Bueno, digamos, para comenzar, que habitualmente los políticos pretenden mantener el status quo. ¿Por qué? Porque si el pueblo los votó, deben mantenerlo contento. Por ello los gobernantes tienden a ser, digamos, tecnofóbicos. La innovación tecnológica siempre implica cierto nivel de riesgo, así que no parece que los políticos vayan a impulsar este tipo de iniciativa, aunque es cierto que en ocasiones los burócratas cuentan con asesores en tecnología que, aún en favor de mantener el poder, les aconsejan utilizar ciertas tecnologías. Lo que pasa es que en general esas tecnologías que aconsejan tienen no menos de 30 años, porque habitualmente los tecnólogos que asesoran a los gobiernos son gente mayor -sonríe y pide disculpas por el estereotipo. Yo tuve, de hecho, experiencia al respecto. Hace años trabajé en tecnología militar por un breve lapso y conocí a quienes estaban a cargo. Eran buena gente, pero no son quienes harán una verdadera diferencia para la ciudadanía.
Pongamos un ejemplo: Google lanzó su portafolio de soluciones hace, digamos, 20 años. Si la misma tecnología de productos hubiese sido incorporada en ese momento, por el Estado, para simplificar el pago de impuestos, o la obtención de la licencia de conducir, o emitir el voto ¡hubiera sido una experiencia extraordinaria para la sociedad! Pero en ese momento, Google era nuevo, entonces nadie en el gobierno estaba dispuesto a innovar de esa manera. La desconexión de aquel entonces entre los gobernantes y quienes trabajaban en Google creando soluciones creo que es más o menos la misma que hoy existe entre los gobiernos y las tecnologías Web 3, y mi trabajo consiste en crear puentes que permitan que la sociedad civil y los gobiernos adopten las tecnologías que yo construyo, y que quizá son vistas como riesgosas aún cuando han sido suficientemente probadas, al punto de que en Polkadot no ha habido ataques a los más de u$s6.000 millones que están allí en Dots.
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