15 de septiembre 2020 - 00:10

A rodar

A rodar.jpg

La primera quincena de septiembre cierra con una baja de 23% en los patentamientos respecto a un año atrás. Si bien hay una reducción en la baja respecto al mercado global del año (ronda el 37%) hay que tener en cuenta que se está comparando con un mes del 2019 marcado por la turbulencia política del resultado de las PASO. El dato positivo es que se está creciendo 22% contra agosto pasado, lo que muestra una recuperación de la actividad a medida que pasa el tiempo del cierre total que impuso la cuarentena estricta. Se estima que a fin de año el volumen de operaciones puede superar las 300.000 unidades. Obviamente, todo esto dependerá de la oferta de 0 km, condicionada hoy por las restricciones a las importaciones. Desde el acuerdo Gobierno-ADEFA, la liberación de las SIMI –los permisos para despachar a plaza los vehículos – viene funcionando de manera más fluida aunque de forma poco previsible. “Nos están liberando autos pero no sabemos bien con qué criterio. Nos vamos enterando sobre la marcha” explicó un directivo de una terminal. Al menos – dicen – algo es algo por lo que no es tiempo de quejarse. Hoy tienen cierta garantía de qué los autos, para llegar a ese mercado anual, estarán disponibles. En las concesionarias están pasando por un momento de recuperación de rentabilidad gracias a una demanda sostenida y la falta de unidades. Esto quiere decir que todo tiene un sobreprecio y las ganancias que se logran hoy sirven para compensar las pérdidas del festival de bonificaciones de los últimos años. “El precio lo pone el mercado”, explican, de forma sugerente, en el sector. Hay atrasos en todos los modelos y rubros, hasta en los planes de ahorro. Esto se debe a que no hay prácticamente stock. “Se está trabajando ‘just in time’”, ironizó un vendedor aludiendo al sistema de abastecimiento productivo que impuso Toyota. La asociación de concesionarias dejó de difundir hace un par de meses el informe clásico de los niveles de stock pero no fue porque ya no quedarán autos que contabilizar en los depósitos sino por diplomacia. En esta columna se mencionó que había algunas terminales molestas con esos informes porque no reflejaban la realidad de los inventarios. Se está trabajando para relanzar esa información con datos más precisos que reflejen lo que pasa en el mercado.

Esta es la situación que se vive en el hoy popularizado, en estos tiempos de pandemia, AMBA. Esta región pasó de un cierre absoluto a convivir con restricciones por lo que ya parece haber encontrado un funcionamiento estable. En cambio, es muy complicada la situación en varias provincias que mantuvieron la apertura de la actividad de las concesionarias pero, ahora, con el estallido de los contagios en el interior, se ven obligadas a retroceder fases y cerrar comercios. Esto puede quitarle algunos puntos a las estadísticas del mercado de septiembre más allá que el fuerte esté en la ciudad de Buenos Aires y el GBA. Hay provincias como Córdoba, Mendoza o Santa Fe, que tienen peso en el negocio global, que están un poco complicadas.

Donde sí están muy complicados es en las marcas importadas que no tienen radicación industrial en el país. Cómo adelantó Ámbito, sufrieron un recorte del 50% de sus pedidos de importación por decisión del Gobierno ante la carencia de divisas. Saben que esta gestión económica no tiene interés por este segmento de mercado porque les genera una profundización del déficit comercial que hoy es un tema vital. En el sector se defienden remarcando que su participación es de sólo 3% del total de las operaciones y que son capitales nacionales los que llevan adelante el negocio. Además de generar miles de puestos de trabajo de argentinos que, ante esta situación, están en juego. No parecen estos argumentos suficientes para las autoridades que, además de lo económico, miran al sector con cierto sesgo ideológico: son marcas que, en general, comercializan 0 km de alta gama para gente con importante poder adquisitivo. Hay dos temores entre los empresarios. Uno, que estos recortes se profundicen por el agravamiento de la falta de divisas. El otro, por el fantasma de seis años atrás cuando tuvieron que dedicarse a exportar soja, biodiésel, vinos, cuero o cualquier bien que les permitiera tener cupo para importar. Nadie lo descarta.

Dejá tu comentario

Te puede interesar