San Lorenzo se consagró campeón del torneo Clausura con su triunfo ante Arsenal por 4 a 2 y ahora sólo falta resolver el segundo descenso directo y cuál será el sexto equipo argentino en la Copa Sudamericana y con posibilidades de jugar la Copa Libertadores si Boca resulta campeón de la presente edición. Descendido desde hace rato Quilmes, el segundo equipo que pierde la categoría saldrá de Belgrano y Nueva Chicago. Los de Mataderos les llevan dos puntos a los cordobeses y jugarán en Rosario ante Newell's.
Si alguien hubiera pronosticado al comienzo de este torneo que San Lorenzo iba a ser el campeón lo hubieran tratado de loco. Por el contrario, muchos pronosticaban el fracaso de Ramón Díaz, que por primera vez iba a dirigir un equipo sin grandes estrellas y hasta decían que se iba a ir antes de empezar el campeonato porque no le traían los refuerzos pedidos.
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En cambio, Ramón Díaz sacó a relucir todo su carisma y sus conocimientos de fútbol llevándose a dos viejos conocidos de River, Cristian Ledesma y Gastón Fernández, y cambiando el pesimismo de un equipo vencido por un optimismo increíble. Díaz les sacó toda la presión a los jugadores y se la echó él encima. Si perdían, perdía él, y si ganaban, ganaban todos.
Ese fue el principal secreto de este San Lorenzo campeón que venía de un técnico (Oscar Ruggeri) que pensaba que la forma de ganar era presionando a sus propios jugadores.
Los futbolistas se liberaron y así se vio el verdadero nivel de jugadores resistidos como Santiago Hirsig, Sebastián Méndez y Osmar Ferreyra. De entrada marcó que Lavezzi (que estaba con un pie en River) y Silvera eran «la mejor delantera del fútbol argentino». Le dio la titularidad a Orión haciendo que un ídolo como Saja se fuera y preconizó que Orión iba a jugar en la Selección y a los dos meses salía de suplente ante Chile.
Por eso, más que nunca, en este campeonato el director técnico tiene una importancia porcentualmente superior a los jugadores. Porque en 80% los jugadores son los mismos que en el torneo Apertura perdieron 7 a 1 con Boca y 5 a 1 con River, entre otros resultados negativos.
San Lorenzo comenzó por cambiar el clima de los entrenamientos y después se adaptó al planteo táctico de un director técnico que es, por sobre todas las cosas, práctico. Por eso San Lorenzo jugó con línea de cuatro, línea de tres y hasta de cinco defensores según las situaciones del partido. Adelante tuvo tres puntas, dos puntas y hasta una sola punta de acuerdo con el rival y las circunstancias. Nadie puede decir cuál es el dibujo preferido de Ramón Díaz, y si se le pregunta al riojano, dirá: «El que sirva para ganar».
Es cierto que los refuerzos fueron importantes: Ledesma ordenó el mediocampo y fue salida clara, y Gastón Fernández marcó 9 goles, pero se encontraron con un equipo solidario que supo manejar los tiempos de los partidos y fue un gran campeón.
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