Saviola y D´Alessandro, el festejo de hombres de River.
Tal vez como nunca haya que hacer correr la imaginación, preguntarse qué es lo que vino a hacer Paraguay, cuáles eran sus fundamentos y qué sentido tenía (si lo hubo) ese dispositivo estratégico para conseguir un lugar en la final. El Sub-20 argentino de Pekerman fue mucho más -incluso-que ese 5-0 categórico que dejó un marcador mezquino. De pronto, no tanto por lo que hizo Argentina, sino por lo que quiso (o vaya a saber qué) intentó su oponente.
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No había que indagar muy profundo para saber que las diferencias individuales y colectivas entre los dos equipos eran grandes, pero nunca tan abismales. En eso de conjeturar uno puede pensar que el técnico paraguayo intentó poner mucha gente en el medio con el objetivo de no dejar hacer, de tapar la salida de Argentina y -cuando se podía-aplicar algún contraataque para terminar en el «ollazo» que posibilite algún gol.
Lo cierto fue que el juvenil de Pekerman se encontró con toda clase de ventajas. Salidas a destiempo, espacio para maniobrar, espacios libres para triangular, asegurar la pelota asentándose en los laterales, hasta encontrar los huecos para intentar remates de gol, ante una defensa (4-4-1) que no atinaba ni al cruce, ni a la marca y menos a buscar alguna salida. De ahí que lo que quería Paraguay sólo queda en la imaginación del escriba.
Este Sub-20 finalista se movió con tal soltura, que podría decir que ayer fueron figura hasta aquellos que no habían descollado. Un trabajo preciso de Coloccini (que lamentablemente no estará en la final por doble amarilla), la justeza de Burdisso, Arca y Ponzio en un ida y vuelta cercano a la perfección, esta vez contando con dos elementos de salida. Uno que no es nuevo (D'Alessandro) y otro que no lo es tanto (Medina).
También era sabido que era difícil que con la sistemática actitud de esperar Paraguay podía durar mucho en pie. Como no lo fue porque Saviola siguió mostrando (esta vez con intermitencias pero con la suficiencia de siempre) que este torneo le queda chico. Con el agravante -obviamente para los guaraníes-que esta vez Romagnoli fue un semipunta de tremenda eficacia, tanto en el armado como en la zona picante.
Desde el comienzo Paraguay dejó la sensación de que lo único que pretendía era «hacer pasar los minutos», tal vez para provocar un alargue y la posibilidad de una definición por penales. También, tal vez, el técnico paraguayo habrá pensado que si salían al ataque podían recibir una goleada histórica. Como finalmente ocurrió. Habida cuenta que de los rivales de Argentina, por lejos fue el de menor jerarquía, aun pensando en las goleadas a Jamaica y a Egipto. Si hay también un acierto a rescatar fue la actitud de Pekerman. Sacó a Saviola (por Rosa-les), a Romagnoli (por Herrera) y a Medina (por Cetto, quien debe entrar el domingo como titular en lugar de Coloccini), protegiéndolos de la amarilla que pesaba sobre ellos. No era cosa que una infracción dejara a alguno de ellos fuera la final del domingo.
ARGENTINA 5 - PARAGUAY 0
Argentina: W. Caballero; Colotto, Burdisso y Coloccini; Arca, Ponzio, N. Medina, M. Rodríguez, L. Romagnoli y D'Alessandro; Saviola. DT: Pekerman.
Paraguay: Barreto; Estigarribia, Devaca, Benítez, F. Giménez; Salcedo, Fretes, C. Esquivel, O. Díaz y Del Puerto; Bareiro. DT: Maldonado.
Goles: PT 17m y 23m Saviola (A); 40m L. Romagnoli (A); ST 6m D'Alessandro (A); 24m E. Herrera (A).
Cambios: ST 12m D. Villalba por O. Díaz (P); 12m Rosales por Saviola (A); 18m E. Herrera por L. Romagnoli (A); 27m Cetto por N. Medina (A); 32m A. Sosa por P. Benítez (P); 35m Fatecha por Bareiro (P).
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