En la final del Mundial, el árbitro español Luis Medina Cantalejo le avisó a Elizondo que Zidane le había pegado un cabezazo a Matterazzi, y muchos «lo acusaron» de que lo había visto en la repetición de la televisión, algo que la FIFA prohíbe taxativamente con el argumento de que «el error humano es parte del espectáculo y que los partidos no los puede arbitrar un director de cámaras». Por eso Medina Cantalejo negó la acusación y dijo que él había visto la agresión «con sus propios ojos» sin necesidad de tecnología.
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Si el sábado en cancha de Nueva Chicago se hubiera permitido utilizar la tecnología, se habría impedido una injusticia, pero con estas reglas que todos conocían la televisión sirvió para generar un incidente que no pasó a mayores por casualidad.
Faltaba un minuto para terminar el partido, y Méndez derriba a Marco Ruben a centímetros de la línea del área, y los dos caen dentro de ella. Furchi marca correctamente el tiro libre, y el árbitro asistente, Carlos Qualizza, lo llama y le dice que fue adentro. Furchi cambia el fallo y cobra penal. Desde la televisión Walter Nelson dice que para él fue penal, pero cuando muestran la repetición, una sola vez, se ve que la falta fue afuera.
Ramaciotti se entera por los vestuaristas e invade la cancha con todo su cuerpo técnico y le dice al árbitro: «Fue afuera, la televisión dice que fue afuera. Vení Gallito (por Héctor Gallo), decile que fue afuera», y allí todos los jugadores de Chicago se le tiran encima a un Furchi que, sin personalidad, no sabía cómo seguir con el partido, y, por otro lado, explicaba que no «iba a dar marcha atrás en su fallo». Algunos jugadores de Chicago dicen que les dijo: «Díganle que lo patee afuera», mientras Ramaciotti seguía haciendo entrar y salir sistemáticamente a sus colaboradores y a los suplentes para que no se reanudara el juego. Después vino la amenaza que la cámara también tomó de Ramaciotti a Paulo Ferrari: «No hagás ca..., que no salen de acá».
Todo muy lamentable, empezando por la injusticia que a Chicago le puede costar perder la categoría, pero siguiendo por el comportamiento de la gente de la televisión que va a contarle adrede al técnico para que se arme lío y así tener más rating. No fue esta vez, sino que lo hacen permanentemente.
La televisión quiere hacer de todo un show y por eso necesitaconflicto, como en «Bailando por un sueño» los participantes se pelean con el jurado en peleas guionadas, lo mismo tiene que pasar en el fútbol, cuando hay lío mejor. Después declaran en su propaganda que «quieren vivir la fiesta del fútbol sin violencia», pero no contribuyen.
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