El fútbol argentino despide a uno de sus grandes referentes: Miguel Ángel Russo. A los 69 años, el ex jugador y director técnico dejó una huella imborrable en la historia del deporte nacional. Hombre de perfil bajo, palabra justa y un respeto que trascendió camisetas, Russo fue durante décadas sinónimo de coherencia, trabajo y humildad.
Miguel Ángel Russo, la sonrisa que dejó un legado indeleble en el corazón del fútbol argentino
El actual entrenador de Boca falleció este miércoles a sus 69 años, luego de pasar semanas con un delicado estado de salud.
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La emotiva despedida del mundo del fútbol a Russo

La sonrisa de Miguel: el sello de un hombre que dejó su huella en el fútbol argentino.
De jugador a ídolo en Estudiantes
Nacido en Lanús en 1956, Russo desarrolló toda su carrera como futbolista en Estudiantes de La Plata, club con el que disputó más de 400 partidos entre 1975 y 1988. Defensor firme y de gran lectura táctica, fue parte de un Pincha que supo recuperar protagonismo en el fútbol argentino tras la etapa dorada de los años setenta. Se retiró con la camiseta albirroja, consolidándose como un símbolo de la institución.
Una carrera como DT marcada por los títulos
Como entrenador, Russo vivió una de las carreras más extensas y respetadas del fútbol sudamericano. Dirigió a equipos grandes de Argentina como Boca Juniors, San Lorenzo, Racing, Vélez y Rosario Central, además de varios pasos por el exterior, especialmente en Colombia, donde dejó una marca fuerte.
Su punto más alto en el banco de suplentes llegó en 2007, cuando condujo a Boca Juniors a ganar la Copa Libertadores, con un Riquelme en estado de gracia. Ese título lo colocó en la galería de técnicos que supieron conquistar el trofeo más deseado del continente.
En Colombia, Russo fue campeón con Millonarios y se convirtió en un personaje muy querido por la hinchada bogotana. En Argentina, también consiguió títulos locales, pero sobre todo el reconocimiento por su capacidad de armar equipos competitivos y por su don de gente.
El hombre fuera de la cancha
Más allá de los trofeos, Russo siempre fue valorado por su estilo caballeresco. Nunca perdió la compostura, incluso en momentos difíciles, y defendió la idea de que el fútbol debía ser vivido con pasión pero también con respeto.
En los últimos años, debió afrontar serios problemas de salud, que lo obligaron a correrse por momentos de la actividad. Aun así, volvió cada vez que pudo, demostrando la fortaleza que lo caracterizó dentro y fuera de la cancha.
Legado de un caballero del fútbol
Miguel Ángel Russo deja una herencia que excede a los números y a los títulos. Se va un tipo querido por sus colegas, respetado por rivales y amado por los hinchas de cada club que pisó. En tiempos donde el fútbol suele estar atravesado por la polémica y la confrontación, Russo representó lo opuesto: trabajo silencioso, convicción y dignidad.
El fútbol argentino pierde a un referente, pero su nombre quedará grabado entre esos que hicieron del deporte algo más que un juego: una escuela de valores.
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