8 de octubre 2025 - 19:27

De qué murió Miguel Ángel Russo: el cruel diagnóstico por el que no se dejó doblegar

El histórico DT de Boca Juniors falleció luego de que le detectaran una enfermedad en 2017. En silencio y sin perder la calma, Miguel Ángel Russo siempre regresó. Hoy, el mundo del fútbol lo despide con pesar.

Miguel Ángel Russo falleció luego de enfrentar en silencio un diagnóstico cruel. 

Miguel Ángel Russo falleció luego de enfrentar en silencio un diagnóstico cruel. 

La noticia sacudió al fútbol argentino: Miguel Ángel Russo murió, luego de varios años de lucha contra un cáncer de próstata que había sido diagnosticado en 2017. El entrenador, de 69 años, estaba bajo internación domiciliaria con pronóstico reservado y acompañado por su familia, según confirmó el comunicado oficial que Boca Juniors difundió.

El mensaje del club fue escueto pero cargado de afecto: Acompañamos a Miguel y su familia en este momento, decía el texto de la institución de la Ribera. En el predio de Ezeiza se vive un clima de tristeza y respeto, donde jugadores y cuerpo técnico decidieron suspender las actividades previstas para la jornada.

Russo fue una figura querida dentro y fuera del club. Campeón con Boca en tres etapas —la Libertadores 2007, la Superliga 2019-2020 y la Copa de la Liga 2020—, se ganó el cariño de los hinchas por su perfil bajo y su vínculo cercano con los jugadores. Incluso durante sus períodos más delicados de salud, nunca perdió el compromiso con su trabajo ni la calma que lo caracterizaba.

El mundo del fútbol se volcó a las redes para enviarle mensajes de apoyo a su familia. Desde Estudiantes de La Plata, el club donde se formó como jugador y debutó como técnico, lo homenajearon con tristeza. También hubo palabras de despedida de Juan Sebastián Verón, Claudio Tapia y referentes de Boca como Leandro Paredes y Marcos Rojo.

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Cáncer de próstata: el diagnóstico de Russo en 2017

En 2017, mientras dirigía a Boca, Miguel Ángel Russo recibió el diagnóstico de cáncer de próstata, una enfermedad que suele detectarse de forma tardía debido a la falta de síntomas en sus primeras etapas. Tras someterse a un tratamiento exitoso en ese momento, logró volver a dirigir y mantener una vida activa, aunque los controles periódicos nunca dejaron de formar parte de su rutina.

Durante esos años, el DT mantuvo su enfermedad en reserva, pero quienes lo conocían sabían que las dolencias del cáncer lo aquejaban. En 2021, una infección urinaria lo obligó a internarse en el Instituto Fleming, y aunque se recuperó, la dolencia nunca desapareció del todo. “El que sabe sobre su salud es uno mismo”, había dicho en una conferencia después de la internación en septiembre de este año, molesto por las especulaciones sobre su estado.

A pesar de los contratiempos, Russo siempre volvió. Lo hizo con Boca, con Rosario Central, con Estudiantes y en cada club donde trabajó.

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Miguel Ángel Russo dejó de ser el técnico de Rosario Central

Miguel Ángel Russo dejó de ser el técnico de Rosario Central

El primer signo de alarma: la internación en septiembre

El deterioro en la salud de Russo se hizo más evidente en septiembre de 2025. Tras varios días sin asistir a los entrenamientos, el DT fue internado nuevamente por complicaciones derivadas del tratamiento. El club evitó brindar detalles, pero desde el entorno del DT confirmaron que la situación era delicada.

Su última aparición pública fue el 21 de septiembre, durante el empate de Boca frente a Central Córdoba en la Bombonera. Ese día, el propio Russo había bajado al campo de juego, visiblemente más delgado, pero de buen ánimo. Desde entonces, su ayudante Claudio Úbeda tomó la conducción del equipo.

El comunicado del lunes por la noche fue el primer reconocimiento oficial de la gravedad del cuadro: Cursa una internación domiciliaria con pronóstico reservado. Detrás de esa frase se escondía la preocupación de todo un club. En el vestuario, los jugadores decidieron dedicarle el triunfo del domingo ante Newell’s. “Queremos que sepa que estamos con él”, dijo Paredes, con la voz entrecortada.

Russo fue mucho más que un entrenador exitoso: fue un tipo querido, sereno, que enfrentó la adversidad sin hacer ruido. Su legado trasciende los títulos. Queda la enseñanza de alguien que, incluso en su último partido, eligió mirar hacia adelante.

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