La fiesta empezó en el mismo campo de juego y siguió durante toda la noche en la esquina más tradicional del barrio que lo vio nacer a San Lorenzo: San Juan y Boedo. San Lorenzo obtuvo su décimo título profesional justo en el mismo día que 6 años antes lograba el noveno, esa vez con la conducción técnica del chileno Manuel Pellegrini.
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El pitazo final de Gabriel Favale sonó como una explosión. Ya había comenzado la peligrosa pirotecnia en las tribunas, pero con el final del partido la fiesta fue total. Hubo invasión del campo de juego, que en 10 segundos se pobló con más de cinco mil personas dispuestas a vivir una fiesta y llevarse un recuerdo de los jugadores.
Estos entraron a la zona de vestuarios, pero después de 30 minutos de festejar entre ellos volvieron al campo para hacerlo con la gente.
Fue cuando Ezequiel Lavezzi y Cristian Ledesma -dos pilares en la obtención del títulopidieron abrir el acceso a la tribuna popular y se sumaron a la hinchada liderando una batucada de la que eran los principales percusionistas.
Después se subieron a un ómnibus descubierto y empezaron a recorrer la ciudad rumbo a la esquina mítica a la que le cantó Homero Manzi (paradójicamente, un simpatizante de Huracán), y allí los esperaban más de 10 mil personas.
Hubo bombos, redoblantes, bocinazos y todo lo que sirviera para hacer ruido y hacerse notar. Fue una fiesta popular donde los vendedores de recuerdos se ganaron la tarde. Hubo remeras con la cara de Ramón Díaz y otras con los símbolos del club.
También hubo recuerdos para Boca y Huracán, canciones que empezaron los propios jugadores.
Fue una fiesta con todo lo bueno del fútbol. Los jugadores se mezclaron con la gente y no hubo agresiones, ni ningún acto violento. Solamente la alegría, nada menos que la alegría de ser campeones y volver a los primeros planos 6 años después.
También el más mediático hincha de San Lorenzo, el conductor televisivo Marcelo Tinelli, aseguró que la clave del éxito estuvo en el orden. ''Acá se formó un gran proyecto en el que estuvieron incolucrados por igual, jugadores, cuerpo técnico y dirigentes''.
San Lorenzo demostró que se puede festejar a favor y no en contra del rival. Si bien muchos se acordaron de Boca, la mayoría se acordó de que San Lorenzo es el campeón.
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