Periodista: En el informe de marzo sobre bancos del Central los principales indicadores muestran un sistema financiero robusto, ¿cómo analiza la actualidad del sector?
Curutchet: "La Argentina necesita tener un tipo de cambio competitivo como algo constante"
El titular de la entidad pública bonaerense consideró que "el ahorro en general no se canaliza en los bancos" porque "se ha maltratado al ahorrista". "Los pilares de la economía argentina son muchísimo más fuertes que un año atrás y ni hablar de tres años atrás", sostuvo durante el diálogo con Ámbito Financiero en la casa central.
Juan Curutchet: El sistema financiero argentino desde hace muchos años está marcado por dos características notorias. Una, su solvencia, y dos, su pequeño tamaño, y son dos definiciones nítidas y contundentes del sistema bancario que hemos sabido construir tras 80 años de inflación alta, volatilidad alta, y crisis recurrentes en materia macroeconómica. El resultado es que la gente tiene en los bancos el dinero transaccional que es el que las personas y las empresas necesitamos para pagar servicios, gastos, sueldos e impuestos los siguientes 30 días, y el ahorro en general no se canaliza por el sistema bancario. Entonces el sistema es pequeño, considerando la medición que se quiera como stocks de préstamos sobre PBI, o depósitos sobre PBI, estamos en un 14,5% cuando un país desarrollado está cerca del 100%, Chile está arriba del 70% y Perú arriba del 30%.
P.: ¿Esa situación tiene que ver con la desconfianza de los argentinos?
J.C.: Que la gente no ahorre en el sistema bancario no es solo un tema de confianza porque hoy hay una enorme confianza en el sistema, fíjate que no hubo retiros el año pasado, ni en pesos ni en dólares. O sea, es un sistema tan fuerte que se aguantó una devaluación superior al 100%, no habiendo sufriendo crisis de confianza por parte de la gente sino todo lo contrario. Pero si adolece de un historial bastante largo de tasa de interés negativa al ahorrista, se ha maltratado al ahorrista; entonces, el ahorrista, que no es tonto, canaliza su capacidad de ahorro fuera del sistema bancario. Por eso importante a mediano plazo tener reglas de juego estables que traten bien al ahorrista, que es la materia prima que tenemos los bancos, y hoy eso es lo que nos quita profundidad.
P.: ¿La tasa negativa es consecuencia de no poder dominar la inflación?
J.C.: No, tiene que ver con la política del Banco Central. Vos podés tener inflación alta y tasa de interés positivas, en muchos momentos de la historia lo hemos tenido, y Brasil por ejemplo ha tenido inflación alta y tasa de interés muy alta durante mucho tiempo. Es una decisión en algún punto del Banco Central inducir por vía de la regulación retornos negativos al ahorrista, que por supuesto en lo inmediato posibilitan líneas activas de los bancos con tasas de préstamos bajas que pueden ser muy atractivas para fomentar la inversión, pero es pan para hoy y hambre para mañana. Creo que hay momentos en donde hemos tenido círculos más virtuosos, por ejemplo, en el 2017 en el que el sistema bancario creció en términos reales el 22%, lo cual demuestra las bondades de la lucha antiinflacionaria y que no haya un mecanismo de intervención en el sistema con una medida de corto plazo. Creo que podemos volver a eso, que se han sentado las bases para ese tipo de recuperación, que es un sistema bancario que a ese ritmo duplica su tamaño en menos de cinco años, y es lo que la Argentina necesita por al menos 20 años, es decir, que cada cuatro años y medio el sistema bancario duplique su tamaño. Ese es un sistema que te genera 100 mil hipotecas por año, y muchos más préstamos a las empresas y a la familia, y eso es necesario para el desarrollo nacional. La poca profundidad de nuestro mercado de capitales y de nuestro sistema bancario es un condicionante al desarrollo. Por eso no estoy de acuerdo con la retórica de desarrollo versus financiación, porque las dos cosas tienen que ir de la mano.
P.: Con el nivel actual de las tasas no hay financiamiento…
J.C.: Es más profundo que eso. Tampoco tenés crecimiento de la intermediación financiera como tal, es decir, tampoco hay depósitos, salvo, que sí ha sido exitoso, la migración del desarme de Lebac que una parte importante fue a los bancos. Eso se remedia con la inflación a la baja, cada vez que la Argentina ha entrado en un ciclo de estabilización la gente empieza a recuperar confianza y nadie se apura en llevarse la plata de inmediato del banco y empezás a tener más materia prima para prestar más plata y bajar la tasa de interés. Creo que ese es el camino que a partir de la estabilización macroeconómica vamos a estar recorriendo.
P.: El crecimiento que usted menciona del sistema bancario en 2017 fue con otra política monetaria.
J.C.: Obviamente ahora estamos con el coletazo de la crisis cambiaria. Hoy el nivel de tasa evidentemente ha desalentado la toma de préstamos. No es que digo que en ese ciclo de 2017 las medidas eran superiores a las actuales, hoy el Central está tomando las medidas correctas para este momento. Por este camino podemos volver al ciclo virtuoso en donde al ahorrista hay que pagarle bien, y el sistema crece, se retroalimenta la confianza, baja la tasa activa y por lo tanto también aumenta la demanda de préstamos en valores más accesibles.
P.: ¿Ve un escenario de estabilidad macroeconómica sustentable?
J.C.: Los pilares de la economía argentina son muchísimo más fuertes que un año atrás y ni hablar de tres años atrás. Entonces, estamos ante una gran paradoja porque en lo individual los hogares sentimos que estamos en un momento difícil, pero en los pilares, que como buen basamento están bajo tierra, la economía argentina está mucho mejor. Así que se trata de que esa brecha se cierre y de que esa fortaleza se traduzca en la economía real en inversión y crecimiento. Pero por qué digo que está mejor, porque tenés equilibrio fiscal primario, un déficit de cuenta corriente mucho más chico producto de la mejora de la balanza comercial, la mejora de la balanza energética, y una equilibrio mucho más razonable en el rubro turismo que era un distorsión muy grande que había, y sumado a un montón de cosas de otro orden como estadísticas confiables que cuando nos va mal lo sabemos, bastantes cambios de microgestión en un montón de temas estatales que se han hecho en estos tres años. También el gran sinceramiento de precios que es doloroso y costoso pero que permiten tomar decisiones de inversión en bases firmes, así que estoy convencido de que si perseveramos en este camino vamos a tener un muy buen resultado como sociedad. Y el hecho de que la Argentina haya tenido una crisis cambiaria de esta profundidad, incluso ahora con un contexto electoral que genera incertidumbre, y no haya un clamor generalizado de créditos de emergencia que ponga patas para arriba todo, muestra una madurez de la sociedad que a mi juicio no está debidamente apreciada, creo que como sociedad hemos pasado por una crisis dura en mucho mejores condiciones que en otras épocas. Por supuesto admito la dificultad y un grado de desesperanza que está instalado, pero creo que se va recuperar cuando la gente advierta que este sacrificio valió la pena porque construimos una economía mucho más sólida.
P.: En esa línea, ¿cree que los actores de mercado van a diferente ritmo que el ciudadano de a pie?
J.C.: El mercado son millones de voluntades que se cruzan. Es probable que en muchas circunstancias en distintos momentos de la historia en la Argentina y en el mundo, la visión de los que tienen la capacidad de administrar plata sea más cobarde y menos comprometida que la gran masa del pueblo. Es probable que la sociedad tenga mucho más compromiso que los operadores, ha sucedido muchas veces en la historia.
P.: ¿El tipo de cambio está en un nivel razonable?
J.C.: Para contestar eso hay que ver la serie histórica a 20 o 30 años, y te diría que en términos de comparación histórica es un nivel competitivo con un pequeño grado de apreciación.
P.: ¿Ve riesgos de una nueva corrida cambiaria?
J.C.: Lo que veo es la certeza del serrucho, la certeza de que al calor de las novedades del proceso electoral haya movimientos ascendentes y descendentes, pero dentro de la banda que trazó el Banco Central. Y de hecho desde el inicio del nuevo programa monetario de fines de agosto ha estado operando de mitad de la banda para abajo la mayor parte del tiempo, y ahora por el medio, lo que te demuestra que la política monetaria trazada por el Central está teniendo impacto. La pregunta más difícil que he recibido en estos años es la inversa, es cuando se atrasó el tipo de cambio porque a mediano plazo la Argentina necesita mantener un tipo de cambio competitivo como algo constante. Y en un país que a veces por lo poco abierto que está, no solo económica sino financieramente al mundo, determinado flujo de ingreso te aprecia demasiado la moneda local en el corto plazo eso es un problema. Hoy tenemos un tipo de cambio con el cual la economía puede trabajar y de no ser este un año electoral desde ese punto de vista estaría todo más calmo. El dato electoral es algo con lo que tenemos que convivir y me parece que el Gobierno y el país se prepararon para eso. Tenemos un nivel de reservas muy importantes; hay que comparar las reservas que había al 10 de diciembre de 2015 con las que hay hoy, tanto brutas como netas, más los acuerdos que tiene el país con el mundo. O sea que el país está mejor preparado para esta turbulencia, pero la turbulencia en sí misma siempre es una dificultad.
P.: ¿El stock de Leliq hay que mirarlo con preocupación?
J.C.: El stock de Leliq en términos de comparación con el tamaño del PBI es bastante más chico de lo que llegó a ser con las Lebac. Creo que ha sido un proceso muy exitoso porque se hizo relativamente rápido y hay que tener presente que los bancos siempre vamos a necesitar instrumentos de regulación monetaria en donde calzar nuestra liquidez excedente. O sea que un análisis crítico que parte de reducir el stock de Leliq a cero es irreal porque los bancos siempre vamos a necesitar que un porcentaje respetable de la cartera esté en títulos públicos de corto plazo. Hoy no lo veo como un problema que no pueda manejarse.
P.: ¿Ve en la inflación una tendencia descendente?
J.C.: Sí, ya se evidenció en mayo. Por supuesto que es relevante tener una cierta estabilidad cambiaria para ayudar a eso. Al segundo o tercer mes de confirmación de esto el humor social va a mejorar mucho.
P.: ¿Cuáles son las medidas para vencer a la inflación?
J.C.: Creo que el Gobierno nacional y el Banco Central ya han adoptado las medidas de fondo para disminuir la inflación que son el equilibrio fiscal y cesar con esta práctica nociva de que el Banco Central le prestara plata recurrentemente al Tesoro para tapar el rojo de las cuentas públicas. Así que ese tema sumado a que se han sincerado muchos precios que estaban distorsionados lleva a un curso de inflación descendente porque los motivos que la alimentaban se han agotado. Incipientemente lo hemos visto el último mes y lo vamos a seguir viendo a medida que avance al año con una inflación que va a ir a la baja en forma importante pero siempre menos de lo que nos gustaría, así que va a ser un proceso un poco más largo, pero en el que vamos a construir una economía mucho más estable sobre bases sólidas.
P.: ¿Cree que el sistema de crédito UVA llegó para quedarse en la Argentina?
J.C.: Sí, está mostrando una fortaleza tremenda en un contexto de grandes tensiones donde objetivamente le es difícil a mucha gente pagar la cuota porque es un enorme esfuerzo, pero el sistema ha demostrado ser un instrumento válido para tener contratos a largo plazo. Una hipoteca es 20 o 30 años y la tensión que se produce en determinado momento por alguna situación macroeconómica, que dura seis meses o un año, la tenemos que saber manejar pensado que es un contrato a 20 años y que tenemos que encontrar un equilibrio. Eso fue lo que anunciamos con la gobernadora con la posibilidad de que el Banco Provincia a su costo absorbiera la cuota durante este año si excedía el 30% del ingreso familiar. Estamos ahora en ese proceso y tenemos unas 400 entrevistas concertadas para los próximos 15 días.
P.: ¿Sobre qué cantidad de hipotecas?
J.C.: Tenemos un universo de 17.500 hipotecas UVA, de las cuales llamaron 800 personas y 400 concertaron cita. Y fuera de eso, en lo que va del año, ya tenemos unos 300 contratos con plazo prorrogado para bajar la cuota. La mayor parte de la gente no está llamando para pedir cambio de condiciones. Curiosamente hoy me entró un whatsapp anónimo que te lo voy a leer (Curutchet saca el teléfono celular y me muestra el número desconocido): “Buen día señor Curutchet, soy Graciela M., no sé si me recordará pero mi familia y yo estamos eternamente agradecidos por tener nuestra casa, y quería recordarlo porque hace tres años que lo conocimos en la feria Caminos y Sabores, y le doy gracias a Dios porque usted ha sido la bendición de nuestras vidas ya que por más que paguemos que es lo lógico, lo hacemos felices porque es nuestra casa”. Esta es una persona que cuando hicimos una actividad en la feria me vino a hablar. Le tuvimos que enseñar cómo hacer para sacar el préstamo porque juntaron el ingreso de tres familiares que eran trabajadores independientes, y le puse un asesor para seguir el caso porque no era fácil. Esto es representantivo de mucha gente, pero me parece que la situación actual no implica una crítica a la modalidad UVA, hay un hecho objetivo que es que el valor promedio del metro cuadrado con relación al valor promedio de los salarios se estiró, y eso hace que hoy temporariamente sea más difícil calificar, y hace que el que paga mes a mes no sea tan consciente de que patrimonialmente está bien parado porque tiene un esfuerzo todos los meses, pero están posicionado en un activo transable en dólares. Por eso, cuando hicimos el anuncio de que el Banco está dispuesto a ser flexible, hizo que bajara mucho el nerviosismo que había.
P.: ¿Cómo está el Banco Provincia desde el punto de vista patrimonial?
J.C.: Nosotros producto de la mejora de la operación estamos con un nivel de solvencia muy razonable, con un patrimonio neto de 1.100 millones de dólares. En los primeros cuatro meses del año ganamos 2.800 millones de pesos luego de pagar el costo de nuestra propia caja de jubilados que es una responsabilidad que no tiene ningún otro banco del sistema. Así que este año vamos a tener un número positivo como lo tuvimos de forma creciente en los últimos tres años. Había 1.000 millones de pesos de ganancias en el ejercicio 2015, que cuando me asumí me tocó cerrar el balance que dejó Gustavo Marangoni, y de esos 1.000 millones 500 millones eran del Banco y 500 millones del Grupo Bapro. Al año siguiente ganamos 3.100 millones de pesos de los cuales el Grupo Bapro fue cero porque sinceró el balance y previsionó una serie de temas que no estaban previsionados de la gestión anterior, o sea que nosotros sextuplicamos nominalmente las ganancias y volvimos a duplicar en 2017 que fuimos a 6.700 millones de pesos, y el año pasado fueron 6.100 millones de pesos, y en 2019 vamos a estar por arriba del año pasado. Por supuesto que el Banco tiene que armonizar la ganancia para preservar la sustentabilidad para desarrollar políticas públicas que el gobierno provincial orienta. En eso son dos grandes líneas, la promoción de supermercados y la línea de descuento de cheques a pymes al 29% que colocamos promedio 200 millones de pesos todos los días del año. En algunas ocasiones hemos tenido subsidios del gobierno nacional provincial, en otros casos como ahora es un esfuerzo exclusivamente del Banco. Teniendo estas dos líneas de trabajo que no tiene ningún banco del sistema, igual tenemos este nivel importante de rentabilidad.
P.: ¿Qué costo implica para el Banco estas dos líneas de servicios?
J.C.: El Banco por carta orgánica debe atender a las pymes, o sea que si no ofrecemos algo atractivo a las pymes no estaríamos cumpliendo el mandato legal que tiene el banco, pero además desde lo comercial el día de mañana sería difícil tener una relación de confianza con los clientes porque si cuando tenés un ciclo contractivo te apurás en ser restrictivo estás obrando al revés. La banca pública tiene que ser un poco contracíclica. Cuando se retrae la banca privada lo vemos como una oportunidad, así que sería muy costoso no hacer nada. Por supuesto que si uno quiere hacer cálculo matemático ese diferencial con el 29% se pone todo en Leliq, pero yo estaría muy preocupado. Si el balance del Banco que yo muestro es cero préstamos a empresas y una gran rentabilidad financiera creo que con toda razón recibiría críticas políticas y del sector productivo que serían válidas. Además, la gobernadora siempre me marcó desde el inicio de la crisis cambiaria privilegiar a las pymes bonaerenses. En descuento de cheques hicimos más de 20 mil millones de pesos el año pasado y vamos por 16 mil millones este año y vamos a colocar 7 mil millones de pesos todos los meses en descuento de cheques de los cuales el 70% va a ser al 29%, con lo cual son casi 5 mil millones de pesos todos los meses.
P.: ¿Y cómo viene la promoción con tarjetas?
J.C.: Es con tarjeta de débito y crédito, es una línea en donde participan entre 350.000 y 500.000 clientes que van rotando y a lo largo de año son un millón. Es una promoción muy importante que nadie ha querido copiar con las mismas características que obviamente tiene un gran costo, pero que es el presupuesto de marketing que maneja cualquier banco importante. Nosotros somos en VISA el cuarto emisor del sistema, tenemos 1,5 millón de tarjetas y un millón activas, en Mastercard tener unas 130.000 activas, entonces no podemos tener un producto con ese enorme grado de penetración y no ofrecer beneficios razonables. Este es el tercer año que los estamos haciendo, por supuesto que hay una mirada social, la gobernadora le interesó que arrancáramos un poco antes porque es un alivio para la gente, pero también tiene una lógica propia del Banco.
P.: ¿Hubo cambio en la relación con el Tesoro bonaerense bajo la gestión de Vidal?
J.C.: El 10 de diciembre de 2015 la exposición del Banco con la provincia era tres veces el patrimonio neto del Banco, y ahora es menos de una vez. Es una definición de María Eugenia Vidal que termina siendo más importante política y socialmente que el banco concentre sus fuerzas en ayudar a la economía real, más que al Estado. Lo cual no invalida a que la carta orgánica habilita determinado mecanismo de compensación de cuentas públicas, es decir, que se puede adelantar plata al Estado pero la gobernadora no concibe que ese sea el rol principal del Banco como a menudo lo fue en la historia. Hasta 2015, buena parte de esta exposición no estaba ni adecuadamente instrumentada. Nosotros tenemos la mitad calzada con títulos públicos que nos entregaron y esperamos antes de terminar la gestión que el 100% esté calzado, lo cual fortalece mucho el balance del Banco.
P.: Desde su rol de miembro del Consejo Nacional del PRO, ¿cómo ve a Cambiemos de cara a las elecciones?
J.C.: Nosotros estamos como sociedad terminando de procesar un año muy difícil que fue una decepción para todos porque no se alcanzaron, sobre todo en materia económica, los resultados que se esperaban, y ha habido como un luto que uno tiene ante una pérdida. Ahora la campaña nos da una oportunidad de escucharnos entre los argentinos y creo que ahí Cambiemos tiene mucho que ofrecer, no solo mostrando las cosas que se hicieron sino lo que tienen para ofrecer hacia el futuro. Creo que de a poco, imperceptiblemente, el ánimo social va ir cambiando desde un estado de ánimo más crítico y marcado por lo que no fue, a otro que compare las ofertas que hay sobre el terreno, que valore más lo que se progresó y que ponga el acento en quién está mejor preparado para diseñar el futuro próximo de la Argentina.
P.: ¿Mauricio Macri es el mejor candidato?
J.C.: Sí, claro. Es el referente número uno de nuestro espacio. Él es objeto de más críticas porque el grado de responsabilidad y problemas que recibe es superior. Me he cansado de recorrer los distritos y ver la hipocresía donde todo lo que falta es culpa de Macri y todo lo bueno es mérito del referente local, es un nivel casi infantil. El motivo por el cual un intendente de otro signo político pudo pavimentar son las políticas que trazó el gobierno con los acuerdos parlamentarios que supo trazar con otras expresiones partidarias, pero que significaron una gran transferencia de recursos a las provincias y por ende a los municipios. Hoy tenés 20 provincias con superávit cuando históricamente estaban todas en rojo, pero al Estado nacional le ha costado mucho más llegar al punto en donde está hoy que es tener equilibrio fiscal. Por eso es importante que la gente nos acompañe con el voto en senadores y diputados porque va a ser más equilibrada la asignación de recursos.
P.: ¿El consenso planteado por el Gobierno es importante para la etapa que viene?
J.C.: Es importante y creo que cualquier actor racional suscribe esos puntos. Hoy la comunidad internacional reconoce el rumbo que tomó la Argentina desde diciembre de 2015, el mundo cree que el rumbo del país es el adecuado para insertarnos internacionalmente. No me cabe ninguna duda que perseverando en estas medidas troncales que son de sentido común más que ideológicas, vamos a tener un país mucho más sustentable, con crecimiento real y progreso social.
P.: En ocasiones parece primar más la ideología que el sentido común.
J.C.: Sí, en Argentina muchas veces. Además, muchas veces son discusiones desde la dialéctica, pero después no se verifican. Te doy un ejemplo. En este banco que tuviste de 2012 al 2015, toda una retórica de la línea de inversión productiva para las empresas, justamente con un modelo de tasa de interés negativa, que le prestaba a tasa fija en condiciones bastante beneficiosas a las empresas. Cuando llegué al Banco Provincia no se cumplía la meta de la línea de inversión productiva. Entonces, desde el discurso era muy bonito, pero acá no se cumplía.
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