Mucho ruido y pocas nueces dicen en las mesas del momento actual. Un país dividido no solo por la grieta política sino económica y pandémica. Donde el caso Vicentin ya solo preocupa a los productores, que parecen tener todos los números del perdedor. Al respecto se escuchó en el mercado que estaría por surgir una opción: el armado de un fondo de garantía (bienes de los accionistas y empresas del grupo) para buscar financiamiento y pagarle a los productores. Se habló mucho del aparente malestar presidencial para con la “familia” dueña de la empresa. No se ve expropiación. Sobre el canje de deuda todo tipo de rumores. Pero como había adelantado este diario una semana atrás en el exterior había preocupación por las CAC (claúsulas de acción colectiva) ante una movida del Gobierno con el canje.
Lo que se dice en las mesas
Alberto enojado con la "Familia". Parece surgir opción Fondo de Garantía. En todo el mundo imploran mantener ayuda a la gente y a pymes. Se coló la langosta de Maine en guerra con China.
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Al final, más allá de que se acercaron las puntas, el meollo del último cortocircuito entre el ministro Guzmán y los acreedores son las CAC. Porque Argentina incluyó la cláusula re-designation que permite eliminar del conjunto, las series en las que no tenga mayoría y así puede canjear más fácil algunas series. Y, como dice un experto, le permitiría seguir una estrategia “Pac-Man” a futuro. Lo que no gusta ni convence. La lectura de los operadores es que el póquer del mentiroso se transformó en una “cinchada” donde se plantó Guzmán y ahora deben mover los acreedores. Pese a todo se ve arreglo, sobre todo porque se está muy cerca. Sería un desperdicio. Por lo pronto Don Pimco se salió, por ahora, con la suya y los $130.000 millones del BoPoMo se rolearon con Letes y Boncer. Claro que “el acuerdo” implícito es canjear esto por los bonos en dólares a emitir. Por algo los “distintos dólares” están invernando. Pero también se habla de la economía real, más que del canje y Vicentin. El derrumbe es aterrador. De ahí el clamor porque el Gobierno mantenga las ayudas a personas y empresas. Un dato que se escuchó ayer: el comercio electrónico creció en las últimas seis semanas el equivalente a los dos últimos años. La facturación online aumentó 84% anual, las órdenes de compra 38% y las unidades 71%. En la otra vereda crujen los minoristas offline.
Los intensos intercambios entre operadores de uno y otro lado del Atlántico reflejaron más cautela como respuesta al rango estrecho en que los índices de Wall Street se negociaron (lo mismo en la sesión asiática y europea). Mucho mercado lateral y poco trader de tendencia. Lo cierto es que los datos semanales de desempleo en EE.UU. fueron peores de lo esperado (ya 46 millones de empleos se perdieron) y encima hay noticias sobre un rebrote del virus en varios estados del sur y el oeste, que según el excomisionado de la FDA, Scott Gottlieb, están a punto de perder el control. Ahora se suma otro ingrediente que marcará lo que viene: hoy se produce el vencimiento trimestral de derivados (“la cuádruple hora bruja”) cuando los grandes jugadores del mercado ajustan sus posiciones de cara a los próximos meses. Se comenta mucho los ruegos de varios sectores para que los gobiernos no retiren la ayuda. Para entender dónde está el mundo vale visualizar que más del 90% de la economía global está en recesión (en la crisis financiera 2008 estaba en el 60%).
El propio jefe de la Fed, Jerome Powell, se manifestó preocupado que el Congreso retire demasiado rápido el apoyo que está brindando a la economía, y enfatizó que habría que ir pensando en seguir apoyando a los nuevos desempleados y a las pymes. No estuvo solo, un influyente grupo liderado gente de la talla de Ben Bernanke y otros 150 académicos de renombre que incluyen dos expresidentes de la Fed, cuatro expresidentes del Consejo de Asesores Económicos y dos Premio Nobel enviaron al Congreso una declaración implorando que apruebe de inmediato más ayuda. O sea, no solo no retire la que ya dio sino que la aumente.
Un banquero de inversión con llegada a la Casa Blanca comentaba a clientes que “Donald” no perdía oportunidad, ya en modo campaña, para relanzar el “America First” y así fue que se coló la langosta en la guerra comercial con China. Contó que Trump se enteró que las langostas estadounidenses tenían aranceles en la UE (8%) y en China (25%) y que varias empresas se han radicado en Canadá para exportar porque las langostas canadienses están libres de aranceles en la UE. Las exportaciones de EE.UU. cayeron 70% después que China impuso la represalia del 25% en 2018 (en paralelo redujo el arancel para Canadá). En su cruzada contra China le vino como anillo al dedo a Trump quién ya instruyó a su equipo para que imponga un arancel a China si no baja el de la langosta de Maine que ingresa a China. El banquero también brindó un acertijo: ¿cuál es el fondo anticrisis que ya ganó 40%?
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