Mientras no aparezca un poco, o mucho, de magia económica a la manera del plan austral o la convertibilidad. Mientras no se lance al ruedo un «shock», como siempre pregonaba Alsogaray, o surja cierta «tablita» milagrosa -que le dio catapulta a la primera fase de la gestión de Martínez de Hoz-todo el mundo en nuestro país seguirá esperando sentado sobre algo (los que todavía acumulan alguna reserva) o cada vez más belicosos aquellos que van quedando marginados del consumo, de la rueda económica, de la vida digna mínima... La «dolarización» no puede ser capaz de cubrir tales expectativas, en especial cuando hay que levantar un muerto tipo Lázaro y no, como en otras épocas, un desvanecido, o un «gigante dormido» (como se quería denominar a la etapa de letargo entre dos prosperidades, de una economía potente).
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Hoy se precisa de más que lo mencionado antes, más original, más sofisticado, porque ya hay «magias» que la gente ha visto. Y si no entra el factor sorpresa, el golpe que deja a todos con la boca abierta, las medidas tan bien estructuradas como para revertir la opinión general, local y exterior: poco se habrá de conseguir. Hay síntomas que permiten suponer que se haya trabajado en la búsqueda de ese «shock», tanto como existen lamentables señales de parálisis política e intelectual para desviar a la tendencia de un sendero que la lleva, directamente, al vacío. Es lo preocupante, cuando en lugar de analizar con criterio realista la orientación del voto de la última elección, se reparten los grupos de hipócritas entre los que festejan porque ganaron y son cabeza de minoría o los que se consuelan pensando que a ningún político le ha ido bien en la compulsa popular. ¿Hasta cuándo se podrá dilatar esta situación que se vive? Hablando de sostenerla en caja, dentro de ciertos márgenes gobernables de disgustos y revueltas. Si todos los días hay nuevas firmas que anuncian su retiro del mercado, otras que ruedan sin remedio hacia el concurso o la quiebra.Y suman, y suman, despedidos y suspendidos, más gente que deja de pertenecer al circuito económico y... fiscal. Todavía están los que pugnan por la baja de tasas, como la varita mágica para la reactivación. No, ésa podrá ser la varita para mejorar financieramente, para que las empresas se defiendan de modo más eficaz. Pero, eso no crea demanda, no hace que los productos se vendan y las máquinas deban producir más, tomando gente... Conseguir lo que también revierte las tendencias bursátiles, esa confianza mayoritaria que vuelve a suponer: que el futuro resultará mejor que el pasado. Con eso basta, lo demás lo hacen las personas y el mercado. Simplemente, tocar la tecla apropiada... para que todos crean que lo que viene será mejor que lo que tenemos.
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