8 de noviembre 2019 - 00:00

Pagan Bonar 24, pero inquietan otros vencimientos

El Gobierno pagó ayer unos u$s350 millones por el cupón de renta del Bonar 24. Aunque parezca una paradoja, el problema no parece ser los dólares. El talón de Aquiles está en la deuda emitida en moneda local.

Ministerio de Economía y Hacienda.
Ministerio de Economía y Hacienda.
Agencia Noticias Argentinas.

El Gobierno pagó ayer unos u$s350 millones por el cupón de renta del Bonar 24. Al menos los u$s220 millones que estaban en manos privadas. La semana próxima le vencen $16.000 millones de Bonos del Tesoro 2020 (Bontes) y u$s321 millones de Letras reperfiladas en agosto.

Los funcionarios del área económica de Mauricio Macri cuentan los días que faltan hasta el 10 de diciembre. No hay dudas ya de que en los últimos meses la estrategia oficial en lo económico se limitó a llegar con relativa dignidad a las elecciones y ahora, en la transición, el mayor logro que aparece a la vista es el de ser el primer gobierno no peronista que llega al fin de sus mandato. Quedan 22 días hábiles para la entrega del mando. Después el problema será de Alberto Fernández.

Hasta entonces, las reservas disponibles sobran para cumplir las obligaciones en dólares con los tenedores privados. Descontando el pago de ayer, el total hasta fin de noviembre, cuando cae el último vencimiento, son unos u$s700 millones. Y es probable que tampoco le falten a la administración entrante. Al menos en lo que le quede del año. Los dólares que vencen desde el 13 de diciembre y el cierre de 2019 suman 983 millones, entre los cupones de renta de bonos y las letras del Tesoro.

Aunque parezca una paradoja, el problema no parece ser los dólares. No sobran, pero hay suficientes en las reservas para atender el pago de la renta del Centenario (u$s177 millones, el 28 de diciembre), los cupones de los Bonar 22, 25 y 27 (u$s35 millones, el día 30) y los intereses del Par y el Discount (u$s256 millones, el 31).

Nadie duda tampoco de la capacidad para hacer frente a los vencimientos de enero y febrero, que entre bonos y letras ascienden a unos u$s2.600 millones. Al menos se estima que para entonces el nuevo gobierno habrá comenzado las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los grandes fondos de inversión, que son los tenedores de los títulos soberanos a reestructurar.

El talón de Aquiles está en la deuda emitida en moneda local. Además de los Bontes, en lo que resta de noviembre vencen obligaciones correspondientes a Letras en pesos por $24.000 millones, entre Letras Capitalizables (Lecap) y Letras Ajustables por CER (Lecer). Y a principios de diciembre, pocos días antes del traspaso de mando, unos $15.000 millones de Lelink reperfiladas que vencían en septiembre.

El Gobierno no tiene pesos. Tuvo que recurrir a ampliación de partidas presupuestarias y a adelantos del Banco Central por utilidades teóricas, con lo que obtuvo unos $400.000 millones. También recurrió a un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) para obligar a que empresas, organismos, entes y fondos fiduciarios del Estado solo puedan canalizar sus excedentes transitorios de caja a suscribir letras del Tesoro.

Ayer mismo, la Secretaría de Finanzas, en resolución conjunta 73/2019 con el Ministerio de Hacienda, dispuso una nueva emisión de Letras del Tesoro en pesos por $5.000 millones a 180 días, con vencimiento en 5 de mayo, que ajustarán por la tasa Badlar para bancos públicos. Los destinatarios de esas letras son organismos y entes como el PAMI, la Anses y cualquiera que tenga nadie en el sector privado está dispuesto a prestarle al Estado después de la reprogramación unilateral de los vencimientos ocurrida a fines de agosto. Y es poco probable que la situación se modifique a partir del 10 de diciembre. El propio Alberto Fernández admitió que esa “no es una fecha mágica”.

Pero a partir de ese día, es altamente probable que se inicien sin más demora los contactos con los acreedores para explorar el ánimo relacionado con un reperfilamiento (opción de máxima, que implica solo extensión de plazos, si quita y manteniendo las condiciones originales) o la reestructuración de la deuda (un combo de quita, baja de intereses y extensión de plazo con período de gracia).

En este terreno no se descarta los encargados de encarar las negociaciones intenten incluir en el paquete las letras y bonos emitidas en moneda local. El 21 de diciembre les vence el Bono Ajustable por Tasa de Política Monetaria (Botapo) por $25.400 millones. Y para 2020 los compromisos en moneda nacional, sin calcular intereses ni actualizaciones, ascienden a $800.000 millones.

La alternativa es, como ocurre ahora, seguir atendiendo esos compromisos con emisión monetaria. No es algo que asuste a los referentes económicos del futuro gobierno, aunque la utilización de esta fuente de financiamiento sería utilizada dentro de límites prudenciales. Saben del posible impacto que podría causar en los precios. Y, a pesar del cepo, el dólar al que se puede acceder vía Bolsa, no es solo un precio más de la economía: también influye en la formación de los otros precios.

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