Periodista: Larry Summers, quien fue Secretario del Tesoro en tiempos de Bill Clinton, dice que existe una probabilidad no desdeñable de que el próximo movimiento de la FED no sea una baja de tasas como se prevé sino un aumento. ¿Tan mala fue la data de enero como para volver a poner en la discusión un tema que estaba archivado? ¿Se apresuró Wall Street en apostar tan fuerte por el recorte de tasas?
Diálogos de Wall Street
¿Cuál será el próximo paso de la FED? ¿Puede ser una suba de tasas, Gekko?
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El especialista escudado bajo el seudónimo de Gordon Gekko anticipa cuál podría ser el próximo paso de la Fed.
Gordon Gekko: Si hay un rasgo que trajo la data de enero es la exageración. Empleo, inflación, ventas minoristas. La creación de puestos de trabajo fue exuberante. La inflación dio muy alto. En todas las líneas: precios al consumidor, mayoristas, de importación y de exportación. Le recuerdo las cifras: +0,3%, +0,3%, +0,8%,+0,8%.
P.: Y con los precios de la energía en caída fuerte.
G.G.: Sí. Un detalle muy importante porque así la sorpresa es más grande. 3,3% cayó el precio minorista de la nafta; 0,9%, el de la energía.
P.: Desde el punto de vista de la política monetaria, toda la información ameritaría pensar en apretar las clavijas.
G.G.: Hasta acá, sí. Pero el desfile de indicadores no se agotó allí. Los informes PMI fueron también rotundos. Pero, en ambos sentidos. Muy robustos en términos de actividad. Muy relajados en función de las presiones inflacionarias.
P.: A diferencia de lo que marcaron después los índices de precios convencionales.
G.G.: Tal cual. Por eso, le remarco que la data de enero, si tiene una característica dominante, es la desmesura. Para arriba o para abajo, pero sin medias tintas. Las ventas minoristas, por caso, se destruyeron.
P.: Es un invierno con notas de mucha crudeza.
G.G.: De acuerdo. Y eso se sabía de antemano. Pero uno se imaginaba una merma nominal de 0,2% / 0,3% y no de 0,8%. Y que las ventas online y a distancia se cayeran también 0,8% le añade otro condimento: la perplejidad.
P.: ¿Tiene razón Larry Summers en abrir el paraguas y volver a contemplar la posibilidad de una suba de tasas?
G.G.: ¿Qué probabilidad le asigna? 15%. Es una nota al pie. Las cifras de enero recorren todo el espinel. No es fácil sacar conclusiones así. Son contradictorias. ¿Qué tan robusta es la actividad? El empleo sugiere una aceleración (y creció 3,3% en el cuarto trimestre). Las ventas minoristas se enfrían. El consumo parecía que se comía la escena y ahora hace mutis por el foro. Sin su aporte todo verdor perecerá. Eso sí, la data tocó todos los nervios sensibles. A uno y otro extremo del arco.
P.: La economía puede estar al rojo vivo y la inflación, también. O quizás, no. Tal vez, solo sea un error de medición.
G.G.: Típico de enero. Si la data de inflación se repite en febrero, no importa mucho que diga lo demás, Summers habrá sido un buen predictor. Pero la FED no va a subir las tasas. Dejará que trepen las tasas largas, no interferirá, pero tampoco pasará a la acción.
P.: Puede cambiar el discurso. En su momento, en enero, Thomas Barkin de la FED de Richmond, había dicho lo mismo que Summers. Sin tener información especial que lo justificara, por cierto. De rutina.
G.G.: La FED puede ajustar el discurso. Pero, solamente la comunicación.
P.: Seguirá aferrada a la estrategia de ver y esperar.
G.G.: A esta altura es lo razonable. Está convencida de que debe esperar antes de dar el próximo paso. Antes de tener que bajar las tasas.
P.: Dependiendo de lo que vea y encuentre, tendrá que bajarlas o subirlas. ¿O le parece que la única opción es una baja?
G.G.: En el tercer trimestre, cuando la economía creció 4,9% y no tenía descanso, la suba de las tasas largas (que rozaron 5%) le impuso un freno. Cuando en diciembre Powell pivoteó y la FED presentó su mapa de puntos con tres podas de tasas para 2024, la caída de las tasas largas sirvió para atajar los signos incipientes de debilidad. Las tasas de interés reales son muy positivas. Y han demostrado ser efectivas. Que la FED espere no significa que no sigan trabajando. Y la suba de tasas largas puede ocuparse de bajarle el copete a las condiciones financieras si son demasiado relajadas y hace falta un apretón en serio. Recuerde octubre.
P.: La Bolsa no se hace drama. ¿Se apuró en apostar por la baja de tasas?
G.G.: Lo suyo no es ver y esperar, es anticiparse. La baja de tasas se hace rogar, y aunque le vendría bien, Wall Street no la necesita, por lo visto.
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