El exasesor económico del Presidente Milei y que fuera nominado para hacerse cargo del Banco Central (BCRA) en plena campaña electoral del 2023, Emilio Ocampo, vuelve a la carga con la idea de dolarizar la economía como salida al entuerto en el que todavía está el Gobierno libertario. Es más, sostiene que la ayuda financiera de Estados Unidos permitiría llegar a las elecciones y en caso de un resultado favorable sería el momento para avanzar en la dolarización.
Dólar: exasesor de Milei redobla apuesta por la dolarización
Para el economista Emilio Ocampo hubiera sido ideal hacerlo en abril pasado, pero todavía es posible, más aún con el rescate del Tesoro de EEUU. Pero el principal desafío es la vulnerabilidad política del Gobierno y la falta de tiempo.
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La dolarización, una idea que sigue vigente para un exasesor de Milei.
Según Ocampo la idea de que hace falta tener dólares suficientes para respaldar toda el M3 en pesos (o al menos el M2) para dolarizar es errónea, y como “puntualizó el Nobel Thomas Sargent hace más de cuarenta años, la convertibilidad de un papel moneda emitido por un Estado depende más de su credibilidad fiscal que de la cantidad de reservas en el banco central”. “Bajo una dolarización, el único pasivo monetario que potencialmente debe ser cancelado es la circulación monetaria en poder del público, que, al 19 de septiembre, al tipo de cambio oficial, equivalía a u$s15.000 millones (2,2% del PBI), pero como he señalado varias veces esta cancelación sería gradual y voluntaria y podría tomar dos años o más como fue en el caso de El Salvador”, señala el economista. Tras explicar una por una las interpretaciones y los mantras que rodean la idea de la dolarización y refutarlos, Ocampo detalla los ejemplos de dolarización de Ecuador y de El Salvador, destacando que en ambos casos no tenían reservas internacionales equivalentes al M3 al momento de dolarizar.
En cuanto al tan temido “roll-over” de la deuda en pesos del Tesoro, la dolarización no lo pone en peligro, sino que lo facilita, sostiene Ocampo. “El problema cuasi-fiscal en la Argentina, es decir, la creación endógena de dinero por el devengamiento de los intereses de la deuda pública, es esencialmente un problema monetario, y existe porque cuando hay incertidumbre con respecto al valor futuro del dólar, el mercado agrega una prima de devaluación a las tasas de interés que hace que la deuda tenga una trayectoria insostenible”.
Justificada la factibilidad de dolarizar, Ocampo señala que, al anunciarse la dolarización, se fija un tipo de cambio cercano al que equilibra el mercado, preferiblemente por encima para que sea expansiva. “Si el BCRA decidiera ''regalar' dólares, la gente se los va a llevar. Que haya o no exceso de demanda de dólares dependerá de la paridad fijada”.
La receta para dolarizar
Entonces, cómo se puede dolarizar. La receta de Ocampo es la siguiente:
- Es necesario contar con una estrategia que involucre tanto al Ministerio de Economía como al Ministerio de Relaciones Exteriores. En primer lugar, hay que sondear a la administración Trump y plantear seriamente el proyecto, no solo como por sus ventajas económicas y financieras sino también geopolíticas. Hay dos posibilidades. La primera es revivir el Proyecto de ley del senador Connie Mack del año 2000, que planteaba el reembolso del señoreaje a aquellos países que adoptaran el dólar. La segunda es más fácil de implementar en el corto plazo. Se trata de una propuesta que hicieron dos economistas de la Reserva Federal de Chicago en 1999 cuando la Argentina contemplaba seriamente una dolarización. Esta alternativa simplemente requeriría un acuerdo con el Departamento del Tesoro de EEUU y/o la Fed. Básicamente, la Argentina depositaría dólares de las reservas del BCRA equivalentes a la base monetaria en una cuenta “escrow” en un país neutral (por ejemplo, Suiza). Los fondos en esta cuenta se invertirían en títulos del Tesoro de EEUU. Simultáneamente, la Fed enviaría a la Argentina billetes de dólares por una suma equivalente a toda la base monetaria. Mientras el dólar sea moneda de curso legal en el país, el Estado percibirá intereses sobre los fondos depositados, que a las tasas actuales equivaldrían a u$s1.000 millones por año. Esto es básicamente el ingreso por señoreaje. En el caso de que se introdujera otra moneda de curso legal, los fondos en “escrow” serían transferidos al Tesoro de EEUU.
- En paralelo, negociaría un paquete de apoyo financiero contingente de EEUU por una suma cercana a u$s25.000 millones que podría incluir al Exchange Stabilization Fund y las líneas de repo y swaps de monedas de la Fed. El mero anuncio de su existencia reduce significativamente el riesgo de que haya que activar estas líneas contingentes.
- ¿Pero cuantos dólares hay en el BCRA?: Al 2 de septiembre de 2025, las reservas brutas ascendían a u$s39.879 millones. Esta cifra incluye las divisas correspondientes al depósito en el Banco Popular de China, que deben eliminarse al igual que la deuda neta con esa entidad (aproximadamente u$s5.000 millones). El resto de los pasivos en moneda extranjera son exigibles, pero no es necesario cancelarlos. Si se elimina el swap (idealmente se reemplazaría con otro con la Fed), a esa fecha las reservas brutas ascendían a cerca de u$s27.000 millones.
Bajo un acuerdo con EEUU, esta es la suma que se depositaría en la cuenta “escrow”. “Asumiendo una tasa de interés equivalente a 4% significaría ingresos anuales de casi u$s1.000 millones para el Gobierno Nacional. Al mismo tiempo, la Argentina recibiría de EEUU la suma equivalente que serviría para retirar los pesos en circulación cuando fueran presentados para su canje, que al tipo de cambio actual equivalen a u$s17.500 millones”, sostiene Ocampo.
Para Ocampo, no se necesita una ley para dolarizar
En cuanto a su legalidad, el economista señala que no sería necesario una ley para dolarizar, ya que bajo el formato propuesto sería perfectamente constitucional. “Un DNU del Poder Ejecutivo le daría curso legal al dólar y fijaría a la paridad de conversión (obviamente, el riesgo de esta estrategia sería mayor si el Congreso aprueba la modificación al régimen de DNU). El peso seguiría teniendo curso legal y seguiría circulando. La Secretaria de Hacienda procedería a re-denominar toda la deuda denominada en pesos a dólares. Tampoco sería necesario, aunque sí conveniente, eliminar de inmediato las restricciones cambiarias aplicables a personas jurídicas. Todos los pasivos del BCRA se transferirán al Gobierno Nacional”.
Por su parte, el BCRA anunciaría que no emitiría más pesos (la base monetaria en pesos quedaría congelada ad eternum) y establecería el dólar como la unidad de cuenta del sistema bancario. La gente podría canjear libremente sus pesos por dólares al tipo de cambio fijado sin pagar comisiones. Todas las transacciones bancarias se realizarán en dólares. Los pesos depositados en los bancos automáticamente se canjearían por dólares. Los pesos seguirían circulando en la economía para transacciones en efectivo. Durante seis meses todos los precios deberían expresarse en ambas monedas al tipo de cambio fijado. Aquellas previamente pactadas en pesos se convertirían a dólares a la paridad fijada. Este esquema se basa en la experiencia salvadoreña. Más adelante se procedería con una reforma bancaria por ley del Congreso para convertir al BCRA en una superintendencia de bancos y rediseñar el esquema de funcionamiento del sistema bancario para evitar que un futuro gobierno use a los bancos para financiar sus déficits.
“Es evidente que los riesgos de ejecución de esta estrategia han aumentado significativamente por los eventos de las últimas semanas. La pregunta es: ¿en las actuales circunstancias hay alguna otra estrategia que tenga mejores chances de éxito? La ayuda financiera de Estados Unidos permitiría llegar a las elecciones y en caso de un resultado favorable sería el momento para avanzar”, concluye Ocampo.
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