Las lluvias en Capital y las inundaciones de la avenida Del Libertador acaparan las miradas mediáticas mientras en el interior del país se escurren, con poca difusión, casi u$s 500 millones como consecuencia de los efectos de la corriente de El Niño, que provoca abundantes lluvias. Las precipitaciones, que variaron entre 700 y 1.000 milímetros durante diciembre en sectores parciales de la Pampa Húmeda, el Litoral y centro del país, generaron pérdidas en hectáreas agrícolas, en rendimientos de granos que pudieron sembrarse, disminución de kilos en ganadería y desaparición de plantaciones de frutas y hortalizas.
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Todo el sector agropecuario padeció, durante el último semestre del año pasado, algún accidente climático que afectó la rentabilidad de la actividad. El sur de Santa Fe, el noroeste bonaerense y algunos puntos clave de la Mesopotamia padecieron también fuertes vientos y tornados que hicieron desaparecer invernáculos, instalaciones de riego e infraestructura de explotaciones agropecuarias.
Si bien el fenómeno climático llamado El Niño, que varía entre temperaturas extremas y lluvias por encima de las normales, muestra movimientos espasmódicos que parecen vislumbrar cierta mejoría, se mantendría hasta el otoño, según los últimos informes conocidos. Las precipitaciones registradas en amplias zonas durante los últimas dos semanas de 2002 terminan de definir un escenario incierto. Cálculos preliminares, que varían al compás del clima, muestran que el mal tiempo ya generó pérdidas de 1 millón de toneladas de trigo (sobre el potencial de cosecha previsto a principios de campaña), 1,5 millón de toneladas de soja (por retrasos en la siembra que terminarán afectando también los rendimientos) y aproximadamente 500 mil toneladas de maíz que serían sustituidas por otros cultivos, que también recortarían sus rendimientos, por suelos con exceso hídrico. En total, por estas situaciones generarían pérdidas de 400 millones de dólares.
En ganadería, los males no son menores: se calcula que hay 10 millones de cabezas de ganado afectadas por el exceso de agua en el Litoral argentino (Santa Fe, Misiones, Corrientes y Entre Ríos) y en algunas zonas del sur bonaerense.
•Problemas
Las complicaciones climáticas obligan al traslado de animales, el arrendamiento de campos altos y generan pérdidas en kilos no sólo por el movimiento de hacienda, sino también por la afectación que en zonas inundadas produjo sobre las pasturas.
Todas estas trabas habrían provocado la pérdida de u$s 48 millones para la ganadería bajo un cálculo sustentado en la baja de 8 kilos por animal, cuando el valor de la hacienda ronda los $ 2 por kilo vivo. El mapa de pérdidas se completa con actividades regionales de gran impacto en las economías provinciales: por caso, el exceso de precipitaciones en Corrientes afectó seriamente la producción de tabaco, en Entre Ríos se perjudicará la calidad de los cítricos, mientras que en el cordón frutihortícola de Santa Fe se registraron pérdidas en pimiento. Además, los violentos vientos generaron destrucciones de invernaderos mientras que en explotaciones agrícolas se afectaron silos y bolsas de acopio.
Las pérdidas en este segmento frutihortícola y de infraestructura alcanzarían los u$s 35 millones, diseminados en miles de explotaciones que verían dificultada su recuperación con el efecto dominó sobre el consumo de pueblos y ciudades vinculadas al campo.
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