24 de julio 2002 - 00:00

El último que apague la luz

El último que apague la luz
La culpa es del Citigroup. No, la culpa es del JP Morgan Chase. No, la culpa es de las oscuras prácticas contables. No, la culpa es de una economía que no muestra signos de volver a la senda de crecimiento de la década pasada. No, la culpa es de una dirigencia política (al menos desde el punto de vista del mercado), inepta. Es cierto que 54 de los 82 puntos que perdió el Dow fueron por el desplome de 15,73% que tuvo el Citigroup y 18,11% del Morgan Chase, ¿Pero qué tiene que ver esto con que el NASDAQ se derrumbara 4,18% o que el S&P 500 haya entrado a cotizar en la zona de los 700 puntos? Muchos se preguntaban ayer dónde están Alan Greenspan o Paul O'Neill; ¿por qué los máximos dirigentes de la economía del país más rico del mundo no hacen nada para frenar lo que ya es una carnicería? ¿Pero es creíble que cualquiera de estos dos hombres, cuya credibilidad está por el piso tengan el poder para crear de la nada u$s 236.000 millones de riqueza norteamericana, como los que se evaporaron ayer cuando el Dow cerró en 7.702,34 puntos tras perder 1,06% de su valor? Hace poco, Paul Krugman recordó que ajustado por inflación el mercado está muy por debajo de los valores de 1996, cuando el presidente de la Fed pronunció su famosa frase sobre la exuberancia irracional. Medido desde el máximo del 24 de marzo de 2000 el S&P 500 ha caído casi 48%. Este es el peor mercado bajista desde la crisis del '30. Ya no es cuestión de excusas ni de hombres, estamos viviendo uno de los tres peores "bear markets" que consigna la historia de las Bolsas. En este estado de cosas es muy poco lo que queda para hacer, salvo rogar que las cosas no duren muchos meses más. Si no es así, que el último que quede, apague la luz antes de salir.

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