4 de mayo 2022 - 00:00

Economía prepara la estrategia fiscal para enfrentar el próximo examen ante el FMI

El ministro de Economía buscará que los enviados del organismo aprueben los movimientos contables correspondientes al primer trimestre del 2022, por los cuales el país registró un déficit fiscal de 0,3%, en sintonía con lo comprometido en el acuerdo, que implica un déficit total para todo el año de 2,5%.

Martín Guzmán. 
Martín Guzmán. 

Martín Guzmán tiene una meta fiscal concreta y precisa para enfrentar la primera misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), correspondiente a la revisión del Facilidades Extendidas aprobado el 25 de marzo pasado. El ministro de Economía buscará que los enviados del organismo financiero (que podrían realizar su misión de manera virtual desde Washington), aprueben los movimientos contables correspondientes al primer trimestre del 2022, por los cuales el país registró un déficit fiscal de 0,3%, en sintonía con lo comprometido en el acuerdo cerrado con el Fondo, que implica un déficit total para todo el año de 2,5%. En números contantes y sonantes, Economía informó para el período un déficit de $192.700 millones por debajo de la meta de $222.300 millones. Si bien la proyección del período enero- marzo indicaría que el camino está sólidamente sobrecumplido, para que los enviados del organismo den el visto bueno y el país logre el tan ansiado tilde verde en la meta más importante del pacto; el porcentaje alentador se logró con algunos movimientos de ingresos fiscales polémicos. Pero que, a los ojos de Guzmán, estarían en sintonía con lo negociado con el FMI. O al menos, no dentro de lo prohibido durante el largo año de negociaciones bilaterales.

Se trata de la contabilización como ingresos por unos $124.000 millones (casi la totalidad del desequilibrio) y mucho más que el sobrecumplimiento de $30.000 millones, que son parte de las colocaciones de deuda que realizó el Gobierno durante los primeros tres meses del año, explicados por la diferencia entre el lanzamiento de la deuda y el valor nominal de mercado (el famoso Valor Presente Neto) de la misma. Se trata de una especie de “rentas de propiedad” de los activos del sector público, cuyo valor se incrementó por los movimientos del mercado, y que según los analistas no deberían ser tomados como ingresos genuinos del Estado Nacional; salvo que se aclaren como no disponibles o por fuera de las metas fiscales.

Para Economía todo es lícito y abierto al análisis, sin contabilidades ocultas. O, dicho de otro modo, sólo importa que le FMI lo apruebe como válido. Al presentar los datos del primer trimestre, la secretaría de Hacienda de Raúl Rigo había dicho que hacia marzo “el incremento nominal del déficit primario se encuentra dentro de los valores previstos al inicio del ejercicio, incluso considerando los efectos del alza de los precios internacionales sobre las cuentas públicas, generados por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania”. Y que, lo más importante, entre enero y marzo se registró un aumento real del 9,1% interanual de los ingresos totales, lo que “se asocia a la mayor recaudación de tributos ligados a la seguridad social y a la actividad económica, en el marco del proceso de crecimiento acompañado por una mejora de los salarios y una recuperación del empleo registrado”.

La esperanza de Economía es que los datos se aprueben en la misión de la próxima semana, junto con la acumulación de reservas en el Banco Central y el crecimiento proyectado de 4% del PBI para todo el año. Y que sobre la base de estos datos se avalen el resto de las variables que el país debe cumplir, y cuyo tilde verde está seriamente comprometido. Especialmente el dato de inflación y, en menor medida de inconsistencias, la política cambiaria y la emisión monetaria, terrenos donde el Palacio de Hacienda no puede mostrar resultados positivos y esperanzadores para el futuro. O al menos datos que proyectados para todo el ejercicio se acerquen a lo pactado. La estrategia desde Buenos Aires, es que los números de las variables que sí se cumplirían, sean lo suficientemente sólidos y lógicos, para que opaquen a las metas y objetivos que ya se sabe no se cumplirán. Sabe Guzmán y su equipo, que en algún momento del resto del año, quizá durante las próximas misiones del FMI que restan para lo que queda del 2022, habrá que recalcular varias de estos números y porcentajes; y se necesitará renegociar un waiver general. Para esto aún falta. La concentración del palacio de Hacienda, por ahora, es elaborar el mecanismo para los zooms que protagonizará la próxima semana.

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