De acuerdo con estimaciones privadas, el déficit fiscal acumulado en los primeros nueve meses del año ya alcanzaría al 1,4% del Producto Bruto Interno (PBI), de modo que luce como inviable que el Gobierno pueda cerrar el año en el 1,9% del PBI como está comprometido ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). Algunos hablan de un desvío de entre 1 y 1,3 puntos.
Frente fiscal: según privados, el gasto público cae pero también lo hacen los ingresos
La creencia es que se gasta cada vez más pero, según el IARAF, ocurre lo contrario. Las erogaciones cayeron 3,6 puntos del PBI desde 2015 a 2022. El problema es que hay menos recursos para el fisco.
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Más allá de cómo termine 2023, afectado por lo que algunos han denominado “plan patita”, el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) sostiene que, si el próximo gobierno quiere hacer una corrección en las cuentas públicas, debe evitar que los ingresos caigan por debajo del límite del 18% del PBI, que es el promedio histórico de los últimos ocho años.
Gasto público: destacan caída a la par del descenso de ingresos
Lo interesante es que, aunque en general se crea que en estos años los gastos subieron, la realidad es que ocurrió lo contrario, bajaron. El problema es que junto con ello también se contrajeron los ingresos, y eso se podría explicar en la abundancia de excepciones que tiene el sistema tributario. Por ello, en el proyecto de Presupuesto 2024 se busca ir para atrás con la “generosidad tributaria” tratando de disminuir lo que se denomina "gasto fiscal".
“Lo primero que resulta interesante destacar es que el gasto en términos del PBI cayó 3,6 puntos porcentuales entre los años 2015 y 2022. De un ratio del 24% en 2015 se pasó a uno del 20,3% del PBI en 2022. La misma comparación para el déficit primario, es decir la diferencia entre ingresos totales y gasto primario, arroja una caída de 1,4 puntos porcentuales del PBI”, señala el reporte.
El IARAF indica que “la caída del gasto no se vio reflejada en igual proporción en la caída del déficit”, durante ese período y eso se debe a que los ingresos del fisco no subieron. “Hubo una caída paralela de ingresos”, dice el informe. “En efecto, los ingresos totales cayeron 2,2 puntos porcentuales del PBI entre los años 2015 y 2022. Sin sequía, en el año 2022 se registró una merma de ingresos importante con respecto a 2015”, destaca.
“Como referencia básica, si en 2024 se pretende ejecutar un gasto primario nacional superior a 18% del PIB, habrá que obtener ingresos adicionales a los habituales, si es que no se quiere tener déficit primario”, dice el trabajo. Es de mencionar que recientemente el ministro Sergio Massa dijo que de resultar elegido presidente el año próximo va a buscar tener superávit de 1 punto del PBI a partir del recorte de los gastos tributarios.
La consultora Ecolatina sostiene en un informe que “de cara a 2024, gane quien gane será fundamental que la gestión entrante implemente un programa económico claro, integral, consistente y con apoyo político que contribuya al anclaje de expectativas”. “Dentro de aquel programa será imprescindible la comunicación de un sendero creíble de consolidación fiscal que permita alcanzar el equilibrio o superávit primario durante el primer año”, dice la consultora.
Lo que parece ir en sentido contrario son las últimas propuestas de Sergio Massa al Congreso. La eliminación de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias tiene un costo de 0,83% del PBI y el Compre sin IVA del 1%, de acuerdo con datos de la Oficina del Presupuesto del Congreso.
Con todo, el jefe del Palacio de Hacienda envió lo que se denomina "separata" del Presupuesto, en la que sugiere a los legisladores hacer recortes sobre una serie de "gastos fiscales", por encima de 2 puntos del PBI. Entre los gastos que se sugieren está la exención de Ganancias de los jueces, regímenes especiales como el de Tierra del Fuego, el IVA reducido para alimentos, y el ajuste por inflación en el balance de las empresas, entre otros. Este último tiene un costo de $1,3 billones al año. En rigor, el sistema argentino no está en condiciones de sostener tantos beneficios impositivos, si desde el Estado no se está dispuesto a profundizar aún más el recorte de otros tipos de gastos.
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