26 de febrero 2023 - 14:53

Guerra Rusia-Ucrania: ¿cuales fueron sus efectos en la economía global y en Argentina?

Este fin de semana se cumple un año de la guerra entre Rusia y Ucrania. Expertos analizan la suba de precios internacionales, a reconfiguración de las cadenas de valor globales, el impacto en Argentina y la efectividad de las sanciones que Occidente impuso sobre el gigante euroasiático.

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El año que se cumple del inicio de la guerra en Ucrania, desatada por la invasión rusa a su país vecino, arroja entre las principales consecuencias económicas un salto en los precios de los alimentos y de la energía, seguido de una exacerbación de la inflación global a partir del recalentamiento de estos factores. Sin embargo, expertos destacan otros efectos, como el aumento de la inseguridad alimentaria, el cambio de matriz energética y de socios comerciales para las cadenas de valor y el mayor riesgo financiero internacional a partir de la aceleración inflacionaria.

Tanto Rusia y Ucrania cumplen roles clave a la hora de abastecer de commodities, particularmente a Europa y África. Solo Ucrania representaba el 10% del mercado global del trigo, 15% del maíz y 13% de la cebada y en 2021 era el séptimo productor a nivel global.

En el caso de los alimentos, el trigo había pasado en pocos de días de un valor de u$s278 la tonelada el 3 de enero, a tocar su máximo apenas dos meses después, cuando alcanzó los u$s495 la tonelada el 4 de marzo para luego ubicarse en torno a los u$s380 por algunos meses. En la actualidad, el precio del trigo se ubica por encima de los u$s260. La soja experimentó un fenómeno similar, con una escalada fuerte los días previos al 23 de febrero cuando alcanzó su pico de u$s363 la tonelada, récord que superaría en julio.

El caso del petróleo también mostró una tendencia al alza desde principios de 2022 para dispararse y superar los u$s100 el barril de crudo de Brent el 28 de febrero. Durante el resto del año el petróleo parecía ubicarse en estos valores y operó en gran parte por encima de los u$s100 hasta alcanzar los u$s127 el 8 de marzo.

Pero a pesar de no solo el encarecimiento de estos insumos y las sanciones que le impuso el G7 a Rusia a partir de la invasión en un intento para desfinanciar al gigante euroasiático, el comercio no se vio resentido.

Según informó la Organización Mundial del Comercio esta semana, el comercio mundial “siguió mostrando resiliencia y sus resultados superaron las previsiones” hechas para 2022 y se ubicaron un 3% por encima de lo esperado ya que los países buscaron alternativas para reemplazar los insumos que proveían los países en disputa.

Entre marzo y noviembre de 2022, la facturación externa de Ucrania se hundió un 30% respecto al mismo periodo de 2021 en precios corrientes, en tanto que Rusia facturó un 15,6% más. Este último se vio beneficiado por la suba de los precios internacionales, en particular del petróleo y los fertilizantes, y el sostenimiento de socios comerciales clave, como es el caso de China e India.

Efectos directos de la guerra

“Los efectos de la guerra son varios, hay algunos coyunturales en términos de precios de commodities, se ha producido un acondicionamiento en el mundo sobre todo en la producción de energía, y ahí Europa tiene el principal problema porque era un gran cliente de Rusia, lo cual supone no solo un problema de desabastecimiento sino también de cambio de la matriz productiva en materia energética”, señaló el especialista en comercio exterior Marcelo Elizondo en diálogo con Ámbito.

Este fenómeno pudo verse con claridad en el caso de Alemania, que suspendió los cierres de plantas de energía nuclear que había proyectado para 2022 y consiguió el aprovisionamiento de gas por parte de Arabia Saudita en tiempo récord, al igual que la construcción de una planta de GNL.

“Para países como los países africanos supuso un problema de desabastecimiento porque Ucrania era uno de los principales proveedores a través de programas de Naciones Unidas de los programas de alimentación de África”, agregó Elizondo. Este fue un factor central a la hora de negociar la reapertura de los puertos ucranianos para la exportación de granos, acuerdo impulsado y supervisado por Turquía.

En el mismo sentido se refirió el docente e investigador en relaciones internacionales Paulo Botta, la guerra afectó también a las principales commodities de estos países. En el caso de Rusia, además del costo de la energía, destaca el impacto en los fertilizantes. El encarecimiento de estos insumos “ha llevado a la inseguridad alimentaria y energética, siendo responsables en gran parte del proceso inflacionario que ha vivido el mundo el año pasado, algunos países lo han sufrido más y otros menos”.

“Si bien los precios de algunos commodities han tendido a bajar, el peligro de la seguridad alimentaria no ha hecho más que mantenerse, sobre todo en países menos resilientes, fundamentalmente los países de medio oriente”, agrega.

Efectos en Argentina

“También se dio el incremento de los commodities agrícolas, lo cual para algunos supone un problema por el encarecimiento de los alimentos y para otros ha sido un beneficio, como en la Argentina, que exportó el año pasado 17% más que el año anterior”, destacó sobre el impacto local de la suba de precios internacionales.

En este sentido, el Gobierno difundió esta semana un informe sobre el costo que representó esta guerra en Argentina en un intento de pedirle al FMI que lo tenga en cuenta a la hora de revisar las metas comprometidas en la renegociación del Acuerdo de Facilidades Extendidas. El efecto negativo en la balanza comercial asciende a u$s4.940 millones de acuerdo con un estudio del Ministerio de Economía, a lo que se agrega que los mayores precios de la energía determinaron una suba en los subsidios que otorga el gobierno en esta materia de $587.934 millones.

Para Argentina el efecto fue negativo, porque tuvo un incremento de las importaciones de energía medidas en dólares, pero el saldo en general es un poco más funcional, porque tuvo récord histórico de exportaciones de bienes, y la razón fueron los mejores precios internacionales”, destacó Elizondo, en línea con el planteo del impacto en la balanza comercial del país. En 2022 hubo un 2,5% menos de despachos medidos en cantidades, pero un 17% más medido en precios, lo que arroja como resultado un aumento de las exportaciones.

Sin embargo, un beneficio que nace para Argentina a partir del conflicto es la “posibilidad de empezar a ser vista como potencial receptora de inversiones para la producción energética”. Pero Elizondo no es tan optimista al respecto y señala que esto es más potencial que efectivo porque las empresas piden elementos que hoy en día Argentina no da como “tipo de cambio, garantías jurídicas, mercado y precios de mercado. Pero hay un reposicionamiento de Argentina en este sentido e incluso del Mercosur”.

Algo de esto pudo verse en la agenda del ministro de Economía, Sergio Massa, en el G20, donde los encuentros bilaterales que sostuvo estuvieron fuertemente vinculados a las inversiones energéticas en el país.

Aunque no niega el efecto de la guerra en la aceleración de los precios locales, Elizondo señala que no es tan relevante el efecto internacional: “El problema de la inflación en Argentina no es la inflación mundial sino que son sus desórdenes macroeconómicos locales”.

Respecto del impacto en Argentina, Botta señala que como productor de agroalimentos “no ha sido afectado, mejor dicho ha sido una consecuencia en cierta medida positivo, puesto que los precios aumentaron. Pero también debido a los problemas de nuestra dependencia de la compra de energía, todos los beneficios que podríamos haber obtenido desaparecieron”.

Sobre una reconfiguración de los socios comerciales, Botta descarta que en el caso argentino se haya dado un cambio en este sentido porque en especial “la producción no es muy elástica y la demanda tampoco”.

“Argentina tiene un problema derivado de la distancia geográfica. Es muy difícil que Argentina pueda aprovechar una ventana de oportunidad, teniendo en cuenta no solo que estamos lejos, lo que encarece los precios logísticos, que han sido un tema muy importante, sino que además al no tener empresas propias de transporte marítimo hace que no podamos aprovecharlo porque no manejamos todas las variables”.

Reconfiguración geoestratégica

Hubo un realineamiento de occidente. Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón, Australia, Corea del Sur, Reino Unido, están más cerca entre ellos. También se dio un fortalecimiento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), lo que lleva a otro efecto que es la exacerbación de las diferencias entre bloques, occidente por un lado y una cercanía entre países no occidentales que convergen en determinadas posturas: China está más cerca de Rusia, también Irán”, agrega Elizondo sobre la consolidación de los bloques globales.

Elizondo destaca también un nuevo fenómeno en lo que respecta a las cadenas globales de valor, el friendshoring: “Los países y las empresas han empezado a analizar con más detenimiento quién es quién en las cadenas de valor. Ahora hay una sensación que se eligen proveedores que garanticen seguridad, certeza y cumplimiento, no se desglobaliza el mundo, pero si se eligen en las cadenas a miembros en base a su capacidad de generar confianza en el aprovisionamiento”.

Inflación global

Para Elizondo, la guerra en lo que respecta a la inflación global sólo exacerbó un fenómeno que ya se venía dando: “La principal causa de la inflación en el mundo fue la mega emisión que habían hecho antes de la guerra, en particular en la pandemia. La guerra exacerbó eso al generar un problema de abastecimiento de commodities”. Sin embargo, el problema que destaca es que la aceleración de los precios que motivó la guerra llevó a los bancos centrales a robustecer sus políticas antiinflacionarias, en particular la suba de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos, que supone un problema en general para la producción global y en particular para los países endeudados.

El rol de las sanciones

Entre los efectos de las sanciones que Occidente impuso a Rusia, como el tope al precio del petróleo o la prohibición de operar con proveedores en el traslado marítimo de sus productos, entre otros, Elizondo destaca la salida de 500 empresas globales del país, además de la caída del PBI y del stock de inversión extranjera. “Sin embargo, no fueron tan grandes en su impacto como se creía. Empezaron a pasar triangulaciones, aparecieron China y Turquía que empezaron a actuar de puentes o sustitutos”, agregó.

Entre los principales motivos del impacto atenuado de las sanciones, el experto destaca el rol de las empresas globales: “Han adquirido un poder enorme y han logrado eludir las sanciones a través de triangulaciones y terceros mercados. Las empresas mundiales adquieren una agenda propia. Las cadenas globales de valor han adquirido un poder político y una capacidad tecnológica que sobrepasa la de los Estados y entonces hay una agenda de las grandes empresas mundiales que en buena medida le han permitido adaptarse al nuevo escenario y por eso las sanciones no han tenido tanto impacto”.

Sobre el rol de las sanciones, Botta comparte la duda sobre su efectividad: “El impacto no fue el esperado. Hay una discusión sobre si las sanciones funcionan, pero Rusia pasó a ser el país más sancionado del mundo en un periodo de tres semanas, superando incluso a Irán, Siria, Corea del Norte, países que hace décadas sufren sanciones. A corto plazo no se vieron afectados porque las grandes exportaciones de Rusia, de tipo energético, encontraron compradores, y el incremento de estos productos superó ampliamente el impacto que podía tener el aumento de los costos financieros”.

Sin embargo, destaca la posibilidad de que a mediano plazo la economía rusa si vea los efectos de la guerra, “no solo por la sanciones sino también por la emigración de muchos jóvenes formados que han debido a la inestabilidad política y la movilización militar han decidido dejar el país”.

Otro elemento que incidió en la menor efectividad de la esperada de las sanciones es el rol que cumplieron los grandes productores de energía ya que “especialmente Arabia Saudita, no se han plegado a las sanciones y han seguido en el ámbito de la OPEP.

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