24 de septiembre 2017 - 08:45

"La corrupción tiene un impacto muy importante sobre la economía"

Alejandro Werner, director del FMI.
Alejandro Werner, director del FMI.
"La corrupción continúa acaparando titulares en América Latina. Los casos van desde un plan para ocultar activos que fue revelado en los 'papeles de Panamá' hasta los escándalos de Petrobras y Odebrecht que han trascendido las fronteras de Brasil... Las consecuencias económicas y políticas de la corrupción han pasado factura a la región, y los ciudadanos de América Latina están mostrando un creciente descontento y exigiendo que los gobiernos tomen medidas más enérgicas contra la corrupción". Estos conceptos no fueron publicados por un diario de la izquierda sino que se pueden leer en un blog del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El organismo multilateral ha decidido salir del confort de la diplomacia para analizar y aconsejar en consecuencia a los países sobre cómo combatir el flagelo de la corrupción que afecta al crecimiento de los países.

Respecto de la corrupción en América Latina, el trabajo afirma que la situación es "mucho peor que la de las economías avanzadas". Salvo en países, como Chile y Uruguay, que "curiosamente también tienen buenas calificaciones en los indicadores de institucionalidad y buen gobierno, y presentan niveles de ingreso per cápita relativamente más altos".

Los autores del trabajo Carlos Goncalves, David Lipton y Alejandro Werner no dudan en afirmar que "un mayor grado de corrupción tiende a ir de la mano de una mayor desigualdad".

Si bien el Fondo no tiene previsto dar ayuda crediticia para combatir la corrupción, sí ofrece asesoramiento en esta materia. E incluso a pedido de los países, también se incorporan estas recomendaciones en la revisión anual (Artículo IV).

Alejandro Werner, director del departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, dio un reportaje exclusivo a ámbito.com donde explica las consecuencias económicas de la corrupción.



Respecto de la situación económica argentina, si bien celebró el camino que se está encarando en normalizar la economía, alertó que "hoy sigue teniendo una inflación todavía muy elevada" y señaló que "continuar de manera clara -como la ha hecho el Banco Central- en la reducción de la inflación también va a ser un tema crucial para profundizar el crecimiento económico". Respecto al tipo de cambio afirmó que los estudios muestran que cuando se procede a atacar la inflación una de las consecuencias "es que el tipo de cambio promedio presentó cierta fortaleza" para luego señalar los beneficios que brinda bajar la inflación.

A continuación los aspectos más salientes de la entrevista. 

Periodista: En un trabajo que usted elaboró con Carlos Goncalves y David Lipton, se sostiene que la corrupción puede atrofiar el crecimiento sostenible. ¿En qué consiste el compromiso del Fondo Monetario Internacional en trabajar junto con los países para hacer frente a este problema?

Alejandro Werner: Nuestro mandato es trabajar y colaborar con los países miembros para diseñar políticas que impulsen el crecimiento económico y la estabilidad macroeconómica. En este sentido, cuando uno analiza los estudios que se han realizado con relación al impacto de la corrupción sobre el desempeño económico se observa un impacto muy importante. El impacto se da a través de las siguientes vías: se incrementan los costos para hacer negocios en el país, aumenta la incertidumbre, deteriora la distribución del ingreso, etcétera. Otro impacto muy importante es el deterioro de la percepción de legitimidad en el ejercicio de la política pública que lleva a un menor cumplimiento de las obligaciones tributarias y de las obligaciones ciudadanas en otros ámbitos. En el FMI hemos intensificado la consideración de este tema durante los últimos 18 meses y también por el gran empuje de los países miembros que en varias reuniones nos plantearon que el Fondo tenía que encararlo de manera más intensiva. Lo que hemos trabajado con los países es en desarrollar políticas que mejoren la efectividad en la operación de ciertas áreas que pueden ser más proclives a presentar fenómenos de corrupción como lo pueden ser las aduanas, la administración tributaria, la regulación y supervisión bancaria o el lavado de dinero. En todos estos ámbitos nuestros equipos están involucrados en la asistencia técnica a varios países para el desarrollo de políticas que mejoran la eficiencia pero también limitan el potencial de que se lleven a cabo prácticas corruptas. Países como Gabón o Ucrania se han acercado a nosotros para un diseño más amplio de políticas anticorrupción. Ya hemos estado trabajando con algunos países a través de la consulta del artículo IV también para tener pequeños estudios sobre el impacto de la corrupción y en qué áreas se puede profundizar más el marco legal para contar con mejores instrumentos para combatir la corrupción.

P.: ¿El FMI va a incorporar en el análisis del artículo IV (informe anual de los países) el monitoreo de la corrupción?

A.W.: No. En algunos países, donde ya sea nosotros o las autoridades perciben que la corrupción tiene una importancia macroeconómica, hemos realizado un trabajo que puede ser un recuadro dentro del artículo IV que toca algunos temas que desarrollan recomendaciones de políticas en la agenda anticorrupción. No es que el artículo IV se enfoque de manera prioritaria en este tema, pero dentro del conjunto de temas críticos desde la macroeconomía que encaramos, en algunos casos hablamos del tema corrupción. Como en otros casos mencionamos temas laborales o energía.

P.: ¿Argentina solicitó asistencia técnica para tratar la corrupción?

A.W.: Debo aclarar que recién estamos comenzando con estos trabajos (de anticorrupción), son una primera pieza importante en referencia a la relevancia que tienen estos temas para la región. Hoy con Argentina estamos en un proceso que se ha normalizado de manera muy, muy importante, tras un periodo de 8/9 años en el que se rompió la agenda de asistencia técnica. Recién ahora Argentina está comenzando a tener un dialogo más parecido al que tenemos con otros países. Obviamente con los países con los que mantuvimos el dialogo tenemos asistencias técnicas más robustas. En el caso argentino, el artículo IV ha sido el principal vehículo de interacción entre FMI y la Argentina. En este sentido, nos hemos concentrado en los temas cruciales de nuestro expertise. Claramente, Argentina es un país que sigue teniendo una inflación todavía muy elevada y temas fiscales importantes. Tiene el objetivo muy importante de reconstruir el sistema financiero para generar un proceso de intermediación financiera eficiente, moderno y mucho más profundo. Hay muchos temas que son los aspectos más tradicionales en los que el FMI brinda asistencia en donde hemos concentrado la discusión con el Gobierno.

P.: ¿En qué estado está la revisión del artículo IV?

A.W.: Creo que la misión estaría yendo entre octubre y noviembre y obviamente, luego de terminado el reporte se elevará al Board.

P.: Somos conocidos -lamentablemente- por tener altos índices de corrupción. Dentro de este proceso de normalización en el vínculo y dadas las herramientas con que disponen, ¿le propondrían a la Argentina trabajar con el FMI para atacar la corrupción?

A.W.: Los países tienen varios instrumentos e instituciones con las que se pueden nutrir de las experiencias internacionales. Son los países los que deciden cómo quieren desarrollar sus agendas en diferentes ámbitos. Entonces, hoy por hoy el dialogo con el Gobierno de Argentina gira más en torno de temas macro financieros que sigue siendo claves para el desarrollo del país. Nosotros estaríamos abiertos para trabajar en los temas que el Gobierno piense apropiados. Estaremos diseñando la agenda para el artículo IV y ya estamos en diálogo con el Gobierno. En perspectiva, cuando uno ve América Latina, Chile, Costa Rica y Uruguay tienen niveles de percepción de corrupción que son muy parecidos a los niveles de países desarrollados. Para el resto de la región, todos los países están intensificando la aplicación de la ley en este ámbito y también vemos reformas a los marcos jurídicos para contar con más instrumentos para combatir la corrupción de manera efectiva. El otro tema importante es cambiar las prácticas corruptas del pasado para que haya mucha transparencia y menor incidencia de la corrupción.

P.: ¿El FMI está estudiando instrumentar alguno tipo de crédito para ayudar a combatir la corrupción como, por ejemplo, para informatizar áreas de control, poner sistemas de seguridad en las fronteras...?

A.W.: No, el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo son quienes destinan sus financiamientos a proyectos específicos. Hay que créditos de ambas instituciones para la modernización de las aduanas, modernización de los sistemas tributarios, etc. Lo nuestro es proveer asesoría.

P.: ¿Se puede cuantificar el dinero que pierden los países por la corrupción?

A.W.: Es muy difícil hacer una cuantificación dado que afecta muchos temas de la macroeconomía. Esta cuantificación además es más difícil porque la corrupción es algo que ocurre en la oscuridad. Entonces solo medimos percepciones. Se da la situación extraña que cuando un país comienza a combatir la corrupción, aumenta la percepción de corrupción porque la sociedad antes no estaba tan informada. Podría ser el caso de Brasil, donde se han perseguido de manera muy decidida actos de corrupción muy importantes y la sociedad no se había imaginado la magnitud de estos actos. Cuanto más se combate, más aumenta la percepción de corrupción en el corto plazo y esto dificulta el estudio. La mejora de la percepción de la corrupción también viene de la mano del fortalecimiento del estado de derecho, de un sistema judicial más eficiente, a veces, los estudios económicos capturan todas esas variables en su conjunto. Con estas salvedades, según nuestras estimaciones ilustrativas, una mejora de los indicadores de corrupción del cuartil más bajo a la mediana podría elevar el ingreso per cápita aproximadamente 3.000 dólares en América Latina a mediano plazo, si bien parte de este aumento obedece a la coincidencia de otros factores, como mejoras institucionales generales. Lo que nos dicen estas estimaciones es que los impactos de disminuir la corrupción no son triviales desde el punto de vista macroeconómico. No me quedaría con el número, me quedaría más bien con el resultado cualitativo, que es un tema que tiene impacto sobre el bienestar y el PBI per cápita de la población.

P: El trabajo del FMI específicamente menciona el caso Odebrecht. Sin embargo, en la Argentina la causa no ha avanzado tanto como en Brasil. ¿Usted cree que esta circunstancia puede perjudicar el intento del Gobierno de Macri de atraer más inversiones extranjeras?

A.W.: El tema Odebrecht lo mencionamos porque es un tema icónico en América Latina. En el caso de Argentina como en otros países de la región, están avanzando a la velocidad de los sistemas judiciales de cada país y en este sentido, hay que esperar. Respondiendo a su pregunta respecto a los inversionistas, creo que ellos tienen una evaluación más global. Lo que hoy está viendo la comunidad global es que el gobierno actual tiene como un objetivo claro atacar la corrupción, disminuir las regulaciones que también generan espacios para la actividad discrecional de los funcionarios, y ven que tienen un compromiso claro por la transparencia, con el Estado de Derecho. En este sentido vemos incrementándose el interés de la inversión extranjera directa hacia Argentina y dada la evolución de las variables macro, vemos un entorno muy positivo.

P.: El programa económico argentino es altamente dependiente del financiamiento externo. ¿Considera que este esquema puede traer problemas futuros?

A.W.: Argentina está en medio de un proceso de normalización económica muy importante con un programa fiscal para, básicamente, ir volviendo a una normalidad y sostenibilidad fiscal de manera gradual. Creemos que Argentina tiene espacio fiscal para hacerlo pero lo que importante es que el anuncio de esos objetivos multianuales que estableció el Gobierno se cumpla de manera cabal. Claramente como muchos analistas lo han mencionado y nosotros también en el artículo IV, hay riesgos en la medida que el entorno internacional llegue a sufrir un cambio en la abundancia de la disponibilidad de recursos para las economías emergentes. Pero creemos sobretodo que el año que viene es un año muy importante en este programa multianual fiscal del Gobierno argentino. Obviamente en la medida que se vayan cumpliendo estas metas se va ir refrendando la credibilidad de los inversionistas. Lo mismo ocurre con el tema inflacionario. Creemos que se puede discutir puntos de tasas de interés pero al final del día, la reducción de la inflación de manera clara y contundente es uno de los ámbitos en donde la economía argentina debe de avanzar y es una de las dimensiones que los inversionistas internacionales están esperando para tomar decisiones de mediano plazo. Una economía con una inflación de 25%/ 20% es una economía atípica en América Latina, genera mucha incertidumbre sobre cuál va a ser el retorno de un proyecto que va a durar 10 ó 20 años. En este sentido, continuar de manera clara -como la ha hecho el Banco Central- en la reducción de la inflación también va a ser un tema crucial para profundizar el crecimiento económico y la creación de empleo en la Argentina en los próximos años.

P.: Numerosos economistas de distintas escuelas de pensamiento coinciden que el tipo de cambio real se encuentra atrasado. ¿No le preocupa este tema?

A.W.: El compromiso claro para la reducción de la inflación es un elemento, hoy por hoy, de mayor importancia para el estímulo de la inversión. En América Latina en muchos procesos de reducción de la inflación de niveles del 20%/30% a un digito se observó que el tipo de cambio promedio presentó cierta fortaleza, pero el proceso de reducción de inflación generó beneficios muy importantes en la tasa de inversión, en el desarrollo de un mercado hipotecario robusto y la profundización financiera, palancas que permitieron la inversión y el crecimiento. Es un poco como estamos viendo hoy desde un punto de vista muy amplio, el proceso de consolidación monetaria en la Argentina.

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