El sistema financiero continúa sin reacción a pesar del cambio de clima tras las elecciones de medio término. Al cierre de octubre de 2025, el stock de préstamos en pesos al sector privado llegó a $84,9 billones, con un magro crecimiento mensual real de 0,3% y un avance interanual del 39,4%. Aun así, el mercado espera que los datos de noviembre empiecen a reflejar una mejora más consistente.
Los préstamos en pesos no logran despegar pese a la baja de tasas y señales de reactivación
El crédito sigue estancado pese a la baja de tasas: los préstamos en pesos casi no crecieron en octubre y la financiación en dólares cayó por primera vez en dos años, en un contexto de incertidumbre cambiaria y mayor cautela bancaria.
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La prudencia predomina en los bancos.
“Se completa otro mes con crecimiento prácticamente nulo. El alivio en las tasas llegó tarde en el mes y las expectativas del mercado aún no se consolidan. Para ver un resurgimiento de las carteras, no sólo es clave que las tasas sigan bajando, sino también que se extiendan los plazos de financiación”, explicó Guillermo Barbero, socio de First Capital Group.
La composición del crédito en pesos confirma una estructura estable pero sin dinamismo. Los préstamos comerciales concentran el 32% del total, con un stock de $27,4 billones. Les siguen:
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Tarjetas de crédito: $21,9 billones (26%)
Préstamos personales: $18,5 billones (22%)
Créditos hipotecarios: $5,8 billones (7%)
Prendarios: $5,7 billones (7%)
Otros: $5,6 billones (6%)
Si bien el crédito comercial continúa siendo el motor en volumen, algunos segmentos empiezan a mostrar freno. Los préstamos personales registraron en octubre su primera caída mensual real (-0,3%) desde marzo de 2024, aunque el crecimiento interanual se mantiene alto (73,3%). Las tarjetas de crédito también retrocedieron (-1,0% mensual real), afectadas por la limitada oferta de cuotas y la falta de actualización en los límites de financiamiento.
El crédito comercial sigue siendo el motor del volumen
Un giro inesperado en la financiación en dólares
El dato más disruptivo del informe es el retroceso de la cartera en dólares, que cayó 2,5% mensual y quebró una tendencia de casi dos años al alza. La baja fue impulsada por una reducción en los préstamos comerciales (-3,6%) y una fuerte contracción en el financiamiento con tarjetas (-16% mensual).
Este cambio de rumbo está vinculado al clima cambiario: las expectativas de devaluación del peso llevaron a empresas y consumidores a evitar nuevos compromisos en moneda extranjera.
El mercado crediticio transita un momento de transición. La baja de tasas empieza a crear un contexto más favorable, pero aún no alcanza para revertir la inercia. Si en los próximos meses se consolida una reducción adicional en el costo del financiamiento y se amplían los plazos, podría comenzar a observarse una recuperación más tangible. No obstante, la prudencia domina la estrategia de los bancos.





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