31 de enero 2007 - 00:00

Massa, otro hijo de Cavallo

Sergio Massa, Domingo Cavallo y Néstor Kirchner.
Sergio Massa, Domingo Cavallo y Néstor Kirchner.
Kirchner avanza con la reforma previsional-que permitirá el pase de afiliados a AFJP al régimen de reparto-montado sobre el espectacular superávit que exhibe hoy la ANSeS. Ese sistema, que hasta le permite ser prestamista del Tesoro nacional, no está basado sólo en la recaudación de aportes previsionales, como debería ser para considerarse genuinos sus ingresos. Es que, de ser sólo por ese recurso, a Sergio Massa no le alcanzaría para afrontar el pago de las jubilaciones actuales. El dinero que maneja hoy la ANSeS es producto de las distorsiones que introdujo Domingo Cavallo en el sistema tributario cuando arrancaba a los gobernadores jirones de la coparticipación de impuestos. Eran los años posteriores a la creación del régimen de AFJP y el sistema jubilatorio estatal comenzaba a ser deficitario por la caída de aportes.

Fue así como las «ayudas» del Tesoro al sistema previsonal crecieron de tal forma que terminó consagrándose como el «tercer socio» en las cuentas nacionales, muy cerca de la Nación y las provincias.

El déficit llegó a tal magnitud que el ministro incluyó en todas las negociaciones de entonces con las provincias una quita en los fondos coparticipables. La excusa era siempre la misma: la necesidad de financiar el pago a jubilados, aunque en el proceso liberaba fondos del Tesoro para derivarlos al mayor gasto o el pago de la deuda.

A la acción de Cavallo se sumaron después parches en el Congreso ante cada modificación tributaria que consagraron más giros de fondos de cada impuesto al pago de jubilados. La ANSeS de entonces parecía un barril sin fondo donde ningún aporte alcanzaba para el pago a los jubilados.

Se armó así un enjambre de asignaciones específicas hacia la ANSeS que afectó a casi todos los impuestos nacionales. No extraña, entonces, que la recaudación actual de ese organismo crezca a niveles similares o superiores que los ingresos por impuestos del Estado nacional y las provincias.

Con la reactivación de la economía y el mayor ingreso de fondos, salvo el impuesto al cheque y las retenciones, todos los impuestos que pagan los argentinos aportan hoy al organismo previsional.

Así se derivaron a la ANSeS en primer lugar 15 % de todos los fondos precoparticipados, es decir, de la masa de ingresos del Estado antes de ser distribuida entre Nación y provincias, privilegio que no comparten otras dependencias.

El caso del Impuesto a las Ganancias es tan elocuente como el anterior. De la recaudación de ese impuesto, la ANSeS recibe un monto fijo de $ 120 millones anuales, mas 20 % de toda la recaudación de ese aporte, el segundo en importancia dentro del sistema tributario argentino.

El IVA, segundo impuesto en esa lista, le aporta al sistema de jubilación estatal casi 11 % de su recaudación, y el impuesto a las naftas le gira automáticamente otro 21 % de su producido.

Se lleva también el superorganismo de Massa el total de la recaudación del impuesto específico sobre el gasoil, el diésel oil, el querosén y el gas natural comprimido.

La historia trajo en 1998 la creación del monotributo. De ese impuesto simplificado quedó para la ANSeS el aporte jubilatorio, como correspondía, de esos trabajadores autónomos que dejaban el régimen general. Pero también se destinó 70 % de la recaudación total del nuevo sistema.

El final de ese proceso consagró al sistema previsional ya como el «primer socio»: en la práctica hoy se queda con 40 % de los fondos del Estado, seguido por la Nación y provincias con 30 % cada una.

Con la devaluación, el fuerte incremento en la recaudación de impuestos y las jubilaciones subiendo a un ritmo mucho menor, hubiera sido imposible frente a ese esquema que la ANSeS tuviera problemas financieros.

Deberá seguir siendo así por siempre para soportar en el futuro el peso que podría tener el pase de jubilados del sistema de capitalización al de reparto, que se suman al mayor costo que implicarán los nuevos beneficiarios de la moratoria de Massa que les permitó retirarse sin aportes. En otras palabras, con toda esa carga la madeja que tejió Cavallo en el sistema por mucho tiempo no podrá ser desatada.

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