13 de diciembre 2007 - 00:00

Precios de campos no tienen un techo: subieron hasta 47%

Precios de campos no tienen un techo: subieron hasta 47%
Con aumentos de hasta 47% en los valores de los campos, el año inmobiliario vinculado a la tierra productiva parece acompañar la tendencia impuesta por los commodities agrícolas y alejarse, cada vez más, de la rentabilidad rural, o al menos de lo que los empresarios rurales dicen que es la renta del campo.

Es que durante 2007, los campos se convirtieron en un refugio muy buscado por inversores extrasectoriales, ávidos de obtener seguridad en un mundo de negocios plagado de tendencias volátiles.

La buena performance agrícola motorizó la suba de las tierras destinadas a la producción de granos. No sorprende, entonces, que una hectárea maicera se ubique hoy en u$s 10.000, como un valor considerado promedio para el mercado local. Un año atrás los operadores, muy cuidadosos de los precios que se difunden, apenas admitían valores de u$s 8.200 por hectárea para explotaciones ubicadas en Pergamino o Rojas, lo mejor de la Pampa Húmeda argentina.

Campos agrícolas en Marcos Juárez, Córdoba, cotizan por estos días u$s 6.000/9.000 por hectárea. Otro tanto ocurre con las tierras aptas para la producción de trigo, que se ubican entre u$s 4.000/5.000 por hectárea, contra los u$s 3.000 que cotizaban un año atrás en, por caso, áreas productivas de Necochea.

Los operadores insisten en que aún con estos precios existe una fuerte demanda de campos, mejor que 10 años atrás, ya que la rentabilidad del sector se ubica en niveles superiores a los del 97.

La escasez de tierra, a nivel mundial, hace que este tipo de bienes se encarezcan. Las condiciones de suelo de la Argentina provocan también el interés de inversores externos que han llegado durante este año con fuerte interés comprador. Sin embargo, la venta de campos no es muy dinámica ya que a los altos niveles de inversión se suman las escasas tierras en venta.

  • Desplazamientos

    Las últimas operaciones concretadas dan cuenta de negocios inmobiliarios y alejados de lo productivo. Durante este año quedó en evidencia que hubo desplazamientos de inversiones financieras a tierra en búsqueda de seguridad. Algo similar, aunque en otra escala, a lo que ha pasado en el mercado de viviendas.

    Los problemas que atraviesan los ganaderos no coinciden con los valores de sus campos: una hectárea de invernada se cotiza hoy (u$s 4.800) entre 42% y 47% por encima de lo que se pagaban un año atrás (u$s 3.400) en General Villegas o Trenque Lauquen. En tanto, los campos de cría, que cotizan de acuerdo con la cantidad de cabezas que reciben por hectárea, rondan en los mejores casos, en u$s 1.600 por hectárea, 45% más alto de lo que se operaban doce meses atrás (u$s 1.100) en Rauch o Las Flores. Durante el año 1996 el mismo campo rondaba en u$s 360 por hectárea, un valor 344% inferior al actual. En ese momento, los campos ganaderos de la Argentina aumentaban al ritmo de las mejores perspectivas de la actividad (tras la declaración de libre de aftosa del país, y la reapertura del mercado estadounidense y ruso de carnes). La situación ahora es diferente.

    «Hay que diferenciar lo que es efecto del sector de lo que son efectos colaterales que no tienen que ver con la actividad ganadera. En el mercado internacional se desconoce dónde termina la crisis y los inversores externos prefieren apostar a sectores más seguros como tierra, propiedades, vacas y soja. Como no viven de la producción se conforman con mantener el capital en dólares con una rentabilidad moderada», indicaba un informe del Centro de Economía Regional y Experimental.

  • Panorama

    El desplazamiento de la ganadería a expensas de la soja continuó este año determinando mejores valuaciones para zonas antes consideradas marginales. A Santiago del Estero y Corrientes, que ya venían revalorizándose, se sumaron ahora Chaco, Salta y Tucumán que comienzan a cotizar al ritmo de los mejores precios de las áreas ganaderas.

    El Sur, muy valorado en turismo, se suma, con las nuevas tecnologías, a las tierras productivas. Hoy es posible hacer soja en terrenos antes impensados. «Existe oferta interesante de campos y áreas que ahora se complementan entre el turismo y lo productivo. En Neuquén, por ejemplo, hay oferta real de explotaciones que rápido se van sumando al mercado», indicaba Mónica Berg, de la inmobiliaria de su mismo nombre, quien destaca que «son muy buscadas las explotaciones frutícolas de la región».

    Con este panorama, la renta del campo continuaría muy divorciada de los valores de las explotaciones productivas. Los analistas son optimistas y sostienen que durante 2008 se mantendrán los buenos valores, que en la Pampa Húmeda influyen considerablemente en los arrendamientos agrícolas. Allí estará el foco de atención de un mercado aún sobredemandado.
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