Reflexiones acerca de política y administración tributaria
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POSIBILIDAD
En esto también hay que dejar de improvisar o experimentar, ya que es indudable que la aplicación de las normas, función ejecutiva, no puede sino depender de quien fija las políticas. Es más, en el diseño de la política puede contemplarse a rajatabla la neutralidad impositiva y luego desvirtuarla en su aplicación, dando lugar a lo que Tanzi denomina "no neutralidad ex post". Una mala aplicación, señala, puede afectar hasta el diseño de una política econó-mica. En reunión a la que fuimos convocados por el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), conforme a lo previsto en el punto 14 de la Declaración del Mile-nio y celebrada en Montreal entre los días 2 y 4 de octubre ppdo., se destacó que la administración tributaria debe depender del área a cargo de la política tributaria, como en los países normales, agregamos. Seguramente, amigos y expertos como S. Mathesson, ex vicepresidente del Inland Revenue (DGI inglesa), S. Cohen, ex comisionado general del Internal Revenue Service (DGI de EE.UU.) y, entre otros, E. Bundest, actual director general de la DGI holandesa, no podrían entender el caso argentino y menos aún lo que se propone.
En otro orden de ideas, El Dr. Llach, prestigioso economista, sugiere reemplazar el Impuesto al Valor Agregado por un impuesto sobre el consumo en etapa minorista. Este tipo de imposición ha sido considerado en la Argentina en diversas oportunidades. A fin de circunscribirnos a períodos relativamente recientes, consideramos del caso señalar que ello fue motivo de intensas discusiones en los primeros años de la década de los setenta, previos a la incorporación del Impuesto al Valor Agregado, luego a fines de la década de los ochenta, momento en el cual existió una propuesta que impulsaba la derogación del impuesto a la renta y del IVA y su reemplazo por un impuesto a las ventas de carácter acumulativo y, posteriormente, al tratarse el reemplazo del impuesto sobre ingresos brutos. El Impuesto al Valor Agregado, de acuerdo con un estudio realizado por Ebrill y otros para el Fondo Monetario Internacional, aún no publicado, es aplicado por 116 países y en las más diversas regiones del mundo -setiembre de 1998- (60% de los 190 países que integran las Naciones Unidas). No pueden desconocerse, minimizarse, sus virtudes como impuesto general al consumo y el hecho de que el mismo coadyuva a un mejor control del impuesto a la renta. El impuesto que sugiere el Dr. Llach presenta serios problemas para su control, mucho más agudos que el IVA, que se agravarían en la Argentina, y no se complementa con el impuesto a la renta. Si fuera tan virtuoso, como se plantea, no aplicarían el Impuesto al Valor Agregado 116 países. Los países desarrollados, en tal caso, ya hubieran optado por el impuesto general al consumo en etapa minorista.
Empero, en nuestro país, el grado de evasión del IVA, relacionado con la recurrente debilidad de la administración tributaria, derivó en singulares mecanismos de percepción y retención, incorporados en la última década para suplir esa debilidad, que han desnaturalizado su técnica y han generado insólitos saldos a favor del responsable. A esto se suma su utilización como herramienta promocional. Ello produce consecuencias extrafiscales negativas, entre otras distorsiones en la normal competencia de las empresas y un peso financiero que en los hechos desvirtúa su reconocida neutralidad. Estas particularidades no se observan en otros países. No es necesario invocar el caso de los países miembros de la UE para demostrar que el impuesto puede funcionar bien, muy bien, basta simplemente mirar allen-de los Andes para apreciar que el problema no es el IVA sino la administración.
Cabe agregar, a mero título informativo, que la Sexta Directiva de la UE recomienda no aplicar el IVA sobre los servicios financieros. Estos servicios, muy a nuestro pesar, fueron gravados en los primeros años de la década de los '90. Esta cuestión la abordamos en un trabajo que presentamos en el Seminario sobre Generalización del IVA (1991, Caracas), organizado por el FMI, el CIAT y el Ministerio de Finanzas de España. Existen otras alternativas para tratar los servicios primarios y secundarios que incluyen la posibilidad de utilizar, para los primeros, el mecanismo de tasa cero en el sector institucionalizado. Aquí, con sólo ajustar algunos mecanismos que desnaturalizaron su técnica y reintegrando el IVA a los exportadores, en tiempo y forma, se pueden superar las deficiencias que originaron las soluciones "pragmáticas". No nos detendremos en los mayores exportadores mundiales que aplican el IVA y en los que tienen una organización federal.
PERMANENCIA
El Servicio de Impuestos Internos de Chile, que este año cumplió 98 años y por el que sólo pasaron 16 Directores Generales, destacándose que el actual está en funciones hace más de 10 años, es un cabal ejemplo para demostrar que cuando las cosas se hacen bien funcionan bien. Es decir, el problema no está en el IVA o en el impuesto a las ganancias, el problema está en otro lado. Desde hace muchos años buscamos herramientas tributarias para adaptarlas a la DGI cuando, en rigor de verdad, debemos mejorar la administración para aplicar los impuestos que forman parte de un sistema moderno. Debe competirse con el sector privado en la captación de recursos humanos. Las universidades locales ofrecen, en calidad y en cantidad, una importante gama de jóvenes profesionales. La Argentina no carece de recursos humanos --una apreciable cantidad de países no cuentan con esta ventaja-, pero no los aprovecha, los ig-nora y, en los hechos, es como si no los tuviera. Así nos va.
La calidad de las instituciones públicas en el desarrollo de sus funciones indelegables forma parte del círculo virtuoso a que alude Amartya Sen, Premio Nobel de Economía, en su libro «Desarrollo y Libertad», luego de estudiar el caso de un conjunto de países que en los últimos cincuenta años han alcanzado un significativo desarrollo socioeconómico. La administración tributaria es, lejos, la mejor inversión que puede realizarse hoy en la Argentina habida cuenta que cada peso invertido en recursos humanos y materiales puede, bien administrados, rendir 10 o más. El Dr. J. Nun, prestigioso académico de la Universidad de Toronto, señala que la democracia requiere que haya burocracias muy eficientes y bien remuneradas. Es decir, una meritocracia estable con un arraigado sentido de pertenencia en la institución en donde desarrollan sus tareas, como observamos en los países con los más altos estándares de desarrollo. Algunos de los que impulsan, por diversos medios, este tipo de privatizaciones son parte directa o indirecta de empresas que brindan servicios en Direcciones de Rentas de ciertas jurisdicciones provinciales. El canto de sirenas no suele guiar el barco a buen puerto. Existen múltiples ejemplos en las democracias profundas, serias y estables, acerca de cómo deben funcionar estas instituciones del Estado. No hay en esto una visión "estatista", expresión con la que se pretende, vieja técnica, descalificar opiniones, sino más bien una concepción que apunta a consolidar un Estado moderno, mal que le pese a algunos, profesionalizado, ágil y eficiente que desarrolle las funciones que le competen. O seguimos tales ejemplos o debemos, definitivamente, dedicarnos a plantar plátanos.
En días recientes recibimos la visita del secretario general de la Organización Mundial de Aduanas -OMA-, el señor Michel Danet, quién, respecto de la fusión DGI-ANA, manifestó su desacuerdo y expresó las razones de su afirmación a partir de las funciones que desarrolla cada organismo. También mencionó su preocupación por esta singular ola privatizadora criolla que incluye a la recaudación de impuestos y puso especial énfasis en que esta tarea forma parte de las funciones indelegables del Estado. De más está decir que compartimos su preocupación, ya que de seguir así, en poco tiempo más, devendrán propuestas tendientes a privatizar la Justicia y la seguridad interna, porque no están funcionando bien. El caso de las empresas de servicios privatizadas, al que alguien aludió a título de ejemplo señalando que es conveniente "crear un mercado con incentivos para los inversores" (?) no es igual a la recaudación de tributos nacionales. Es más, no tiene nada que ver con funciones indelegables del Estado. Hoy, a menos de dos meses del cierre del milenio, el gobierno debiera apurar su marcha, comenzar a reconstruir el Estado a partir de lo que quedó del mismo, proyectarse más allá del corto plazo y convocar a un debate amplio sobre política y administración tributaria, para consagrar definiciones que, similares a las que existen en las demo-cracias maduras, perduren en el tiempo. Hasta para los mercados sería una magnífica señal.




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