En los mercados no se empata. Empatar significa perder, y esto es lo que ocurrió realmente ayer, si bien un vistazo rápido puede dar idea de otra cosa. Mientras el Promedio Industrial finalizó la jornada con una merma de 0,23% en 9.687,84 puntos, y el NASDAQ ganó 1%, la medida más amplia del mercado, el S&P 500 finalizó sin cambios (en realidad con una baja ínfima de 5 milésimos). Habló Greenspan (realmente no dijo nada importante), hubo rumores acerca de un acuerdo de paz entre India y Pakistán (desmentidos por la realidad), algunos comentarios positivos de un par de analistas (Morgan Stanley y CSFB) y otros negativos de algunas empresas (Hewlett Packard y EMS) y los datos de la macroeconomía siguieron siendo positivos (la tasa de recortes laborales cayó 25 por ciento en mayo) en lo que fue una jornada no muy diferente de muchas otras en cuanto a la relevancia de la información. Si bien el volumen negociado creció algo tanto en el mercado tradicional como en el electrónico, esto pareció obedecer más que nada a un incremento de la actividad de arbitraje entre papeles.
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Si bien los bonos del Tesoro tuvieron una jornada negativa (la tasa de 10 años trepó a 5,007 por ciento), esto pareció obedecer más a la colocación de cerca de u$s 20.000 millones en letras a 4 años que realizó el Tesoro en un ambiente de baja liquidez, que a un cambio de bonos por acciones. La fortaleza del dólar, por su parte, fue más que nada el reflejo de las continuas intervenciones que ha estado realizando el Banco del Japón, para evitar la sobrevaluación de su moneda. La de ayer fue una rueda simple, que poco aportó para entender cuál es el futuro, pero que a pesar de que conviene considerársela como negativa, permitió un respiro a los inversores. Informate más
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