20 de mayo 2024 - 00:00

Wall Street se escuda en la paciencia de Powell para embestir y fijar nuevos récords

Solo la realidad y el riesgo de colisión machacando de frente podrán obligar al titular de la FED a cambiar el curso. Pero tendrán que ser desvíos mayores que los que ya vimos.

Wall Street quiso conocer la inflación minorista de abril previo a dar el zarpazo hacia nuevos máximos.

Wall Street quiso conocer la inflación minorista de abril previo a dar el zarpazo hacia nuevos máximos.

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No hubo Sell in May después del revés de 5% en abril. La Bolsa se cobró la revancha. Con presteza, mayo devolvió lo perdido en el tumulto. Y en la semana habilitó nuevos récords sin objetar su trámite. Nunca mejor dicho, resbalón no es caída. El Dow Jones Industrial horadó la marca de los 40 mil puntos. El S&P 500 superó los 5300. Antes que ellos, el Nasdaq fue el primero en romper el molde. El mercado bull embiste en todos los frentes. Intacto, aunque esta vez azuzado por la FED de Powell. Enarbola convicciones prestadas, que tomó del discurso oficial para apartar la sensación de vértigo. La rebeldía de la inflación del primer trimestre le hizo ruido. Pero, la FED es una amiga confesa. Su presidente repitió pari passu, mes a mes, que el banco central se nutrirá de paciencia, que la política monetaria es restrictiva, y que hay que dejar decantar sus efectos.

No se precisa elevar las tasas, solo mantenerlas donde están por más tiempo. La baja de tasas, proyectada para estrenarse este año, se guardó en el congelador hasta que los precios se calmen. No obstante, estará a mano a la hora de decidir el próximo movimiento. En cambio, una suba, el gran jefe dixit una vez más, es “altamente improbable”. Powell confía en que la inflación se asentará, aunque, reconoció en la semana, ya no confía tanto como antes. A la par, los fondos que invierten en acciones recibieron suscripciones por más de 12 mil millones de dólares, su mayor influjo neto desde principios de abril. El mandato tácito es dejar las dudas de lado y navegar siguiendo la corriente.

Wall Street quiso conocer la inflación minorista de abril previo a dar el zarpazo hacia nuevos máximos. Por si acaso. Aunque ya sabía, de un día antes, que un imprevisto aumento de 0,5% de los precios mayoristas no había alterado la buena predisposición de Powell. La inflación al consumidor arrojó una variación de 0,3% (con precisión: 0,29%). Es un número alto, pero menor que lo esperado (0,4%) y, sobre todo, que lo que podía temerse. Por caso, los precios de exportación también treparon 0,5%. Y los de importación, 0,9%.

Si se hurga en el detalle minorista y se repara en que la inflación núcleo, la media recortada y la mediana de inflación, todas también coincidieron en el registro de 0,3%, se trata del mejor informe del año (casi un calco de la lectura de diciembre). Es un punto a favor de amasar paciencia. Y lo mismo, la evidencia posterior del freno de las ventas minoristas y la producción industrial de abril que sugiere una paralela moderación de la actividad real. En el ínterin, la inflación minorista del último mes anualizada y de los últimos doce meses da exactamente igual: 3,6%. El promedio de los últimos tres meses marca 4,1%. Y el de los últimos seis señala 4%. Después del examen, la recomendación es seguir participando. Su aprobación exige otra nota, pero no hay drama mientras Powell habilite recuperatorios.

La paciencia de la FED no se agota

Acá no pasó nada. Es la paciencia de la FED que no se agota, más que cualquier indicio de que se superan los contratiempos, la razón que explica la impaciencia de Wall Street por extender el rally sin darse respiro. De las ventas filosas de abril se pasó así a un mayo que ostenta ya una franca sobrecompra. Nótese que la FED subió sus tasas por última vez en julio. Pero, el año pasado, en el tercer trimestre, la economía recalentó y sembró dudas como las de ahora, y las tasas largas hicieron el trabajo de reparación (porque ya entonces el banco central prefería mantenerse al margen). Y fue igual de duro.

La novedad actual es que Powell, explícitamente, liberó a las tasas largas de realizar esa pesada tarea, que ya habían comenzado por su cuenta. Suavizar la política de reducción de los bonos del Tesoro en cartera -el “tapering del QT”- fue la señal en código a los mercados. Entendamos el mensaje. La autoridad no quiere exabruptos con la liquidez. Las tasas cortas no se tocan. Tampoco el guiño del mapa de puntos que avisa del giro futuro hacia la baja. Y, con esa información, las tasas largas cancelaron la suba y mermaron más de un cuarto de punto. Así, la FED es la amiga del pueblo, la socia de todos. De acciones y bonos (y commodities, divisas y criptomonedas). Si Powell no fuera tan explícito y tenaz, nadie lo creería. Por supuesto, hay otras posiciones dentro de la entidad, y ya nos enteraremos de las discrepancias leyendo las minutas. Pero donde manda capitán…Solo la realidad y el riesgo de colisión machacando de frente podrán obligarlo a cambiar el curso. Pero tendrán que ser desvíos mayores que los que ya vimos.

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