6 de diciembre 2021 - 00:00

La Fed se pone el casco contra la inflación (y la Bolsa, también)

Jerome Powell.

Jerome Powell.

Al pan, pan, y al vino, vino. Y a la inflación basta de llamarla transitoria. La Fed mudó de tesitura y Jay Powell lo reconoció así en el Congreso. ¿Qué nos espera entonces? El alza de precios nos cobrará la estadía y el gran jefe bendijo lo que sabíamos por boca de otros voceros: hay que pensar en una aceleración del taper en la reunión del 15. Si la inflación no es transitoria, ¿qué es? ¿Permanente? ¿Estructural?

La Fed no usó nuevos adjetivos, pero su política responderá a los riesgos de una inflación alta más persistente. Lo primero que cambió es la comunicación que promete hechos y no palabras. Cuando el viernes se conozca la inflación minorista de noviembre –y merodee 7%- se hará patente el apuro por agotar el taper hacia fines de marzo. Y las intenciones van más allá. El peligro es que la inflación se desborde, dijo James Bullard, de la Fed de St. Louis, el halcón pionero. ¿Alcanza con cerrar el grifo de la liquidez? ¿O habrá que apretar las clavijas?

El gobernador Randal Quarles fue el primero en señalar que la Fed deberá subir las tasas para enfriarla. Trascartón, Mary Daly, de la Fed de San Francisco, recomendó empezar a trazar los planes pertinentes. Y Bullard afirmó que le gustaría comenzar pronto a tratar la posibilidad viva de izar tasas en cada reunión del banco central. Todo ello, información valiosa que irrumpió de la nada. Un quiebre. ¿Y para cuándo el ascenso de las tasas de fed funds? Powell tendrá las manos libres a partir de abril. Un aumento en mayo, sin embargo, sigue siendo una moneda al aire, según los contratos de futuros. Recién para mediados de junio, con un 75% de probabilidades, se perfila con nitidez.

¿Y qué se hará con ómicron, la cepa flamante y ultracontagiosa del covid? ¿O con la ola en ciernes de la poderosa delta, que atenaza a Europa y en EE.UU. despunta? En Jackson Hole, en agosto, Powell canceló todos los anuncios previstos de taper, y le concedió primacía a la salud pública. ¿Cómo explicar que la institución descargue semejante artillería cuando la historia amaga repetirse? ¿Qué sabe la Fed que no sabemos los demás? Con el apoyo de un análisis precario, el banco central apostó por los rendimientos decrecientes de cada oleada, pero delta echó por tierra sus conclusiones. Y de ómicron puede afirmarse poco todavía, salvo su vértigo. Sin embargo, a Powell no lo frenó la incertidumbre. Su prioridad actual es doblegar la inflación. ¿Se asustó, y ahora no le presta atención a nada más? La comparación con Jackson Hole dice otra cosa. Entonces la economía se había atascado por culpa de delta. Hoy la actividad vuela (tanto como los precios), y, a la par, la sociedad no vuela de fiebre. En el margen, el PBI crece a tasas chinas (9,7% arriesga la Fed de Atlanta).

¿Y la decepción por el informe de empleo? Se crearon 210 mil empleos netos cuando se esperaban 550 mil. En principio, se lo tomará como un error de medición. El informe ADP constató 534 mil (sólo en el sector privado). La encuesta de hogares oficial identificó 1,1 millón.

Así, la tasa de desocupación cayó a 4,2%. Bullard la ve debajo de 4% a comienzos de 2022. ¿Pleno empleo? Con tantos cuellos de botella, cómo sostener que no. En Jackson Hole, en cambio, se disputaba la tesis de la estanflación (Banchflower y Bryson anticiparon una recesión). ¿Se durmió la Fed, se recalentó la economía y se le escapó la tortuga? ¿Qué dicen los bonos, los vigilantes de la inflación? Que será transitoria (ellos no mudaron de opinión). Como la recuperación vibrante. La pendiente de la curva de rendimientos se aplanó al nivel de enero.

Las tasas de interés reales son negativas (más bajas que en la Gran Depresión). Toda la suba de tasas nominales opera en el tramo corto. En otras palabras: la Fed hará su trabajo y quizás si yerra, si subestima el impacto del “taper fiscal” de 2022, hará trastabillar el crecimiento (antes que fomentar una inflación alta permanente). ¿Cómo lo toma la Bolsa? Su serrucho es infernal, y luce bajo fortísima presión. Ómicron la entretuvo, pero Powell es su preocupación. No teme la nueva variante del covid sino el retorno de la vieja cepa de la política monetaria. Que lo digan las criptos: los mercados burbujeantes se desinflan. En Wall Street, el sentimiento bullish cayó 21 puntos en tres semanas. Sólo que a diferencia de las criptos, se inquieta pero resiste. A 3,5% de los récords, todavía espera una feliz Navidad.

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