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Inicia el Papa una delicada gira por Medio Oriente

La ciudad de Belén, en Cisjordania, ya espera al papa Benedicto XVI. Los resabios de las recientes polémicas con judíos y musulmanes ponen un marco de tensión adicional a la visita que realiza desde hoy el Pontífice a Medio Oriente.
El duodécimo viaje del Papa, después del que realizó en marzo a África y que estuvo marcado por la polémica que siguió a su condena al preservativo para luchar contra el sida, fue calificado de «importante y complejo» por el mismo portavoz del Vaticano, el jesuita Federico Lombardi. «Es un viaje para dar esperanza y confianza en la paz y la reconciliación», explicó éste.
En señal de respeto hacia los judíos, el Papa colocará una oración entre las piedras del Muro de los Lamentos, tal como lo hizo Juan Pablo II en 2000, y visitará el museo del Holocausto, aunque sin entrar a él.
No hay dudas de que la etapa más delicada será la de Israel, entre el próximo lunes 11 y el viernes, después del polémico perdón papal al obispo lefrebvriano negacionista Richard Williamson.
También está fresca la controversia por la decisión de la delegación vaticana permanecer en la sala de deliberaciones durante el discurso del presidente ultraislamista de Irán, Mahmud Ahmadineyad, en la reciente cumbre contra el racismo de la ONU, ampliamente considerado antijudío.
La Iglesia Católica lamenta, por su parte, las difíciles condiciones en las que viven los cristianos en la región.
El Vaticano pide libre acceso a los Lugares Santos, así como la posibilidad de realizar sus actividades pastorales sin limitaciones, temas que han sido aplazados desde el establecimiento de las relaciones diplomáticas en 1993.
La peregrinación apostólica a Jordania, entre hoy y el lunes, y a los territorios palestinos, es interpretada como un mensaje de apoyo a este pueblo y a la minoría cristiana de Tierra Santa.
Durante su periplo, el pontífice alemán, de 82 años, pronunciará unos treinta discursos y cumplirá con una agenda cargada.
El Papa aprovechará su visita a Belén, el 13 de mayo, para conocer el campo de refugiados de Aida, donde se dirigirá directamente al pueblo palestino, una decisión que incomoda a las autoridades israelíes.
Precisamente, en los territorios palestinos esperan que el Pontífice denuncie «los sufrimientos padecidos por los musulmanes, infligidos por una ocupación sumamente violenta», según la Coalición para Jerusalén, que reúne numerosas asociaciones profesionales y confesionales.
En tanto, en Jordania líderes islamistas condenaron ayer la visita, por considerarla «provocativa».
El jefe de la Iglesia Católica será estrechamente custodiado durante sus actividades. Un número nunca visto de 80.000 policías y agentes de seguridad serán destacados en Israel para velar por su seguridad.
Benedicto XVI será el primer Papa que visite el Domo de la Roca en Jerusalén, tercer lugar sagrado para los musulmanes, a los que se dirigirá en varias ocasiones para cicatrizar las heridas que dejó su discurso de 2006 en la universidad alemana de Ratisbona sobre la relación entre islam y violencia y que desató una ola de violentas protestas en los países musulmanes.
El último día, el 15 de mayo, lo reservó para una visita al Santo Sepulcro de Jerusalén y al Golgota, donde, según la tradición, Jesús fue crucificado.
El Papa estará acompañado, entre otros, por el número dos del Vaticano, el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, y por el purpurado argentino Leonardo Sandri, responsable de las iglesias orientales.
Agencias AFP, EFE, Reuters y ANSA
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