“La economía mundial enfrenta importantes cambios de políticas y shocks persistentes en medio de una incertidumbre inusualmente alta. En este contexto, se espera que el crecimiento en América Latina y el Caribe se vea afectado por diferentes exposiciones al comercio global y a la dependencia de las remesas, las materias primas y los mercados globales de capital”. Así lo señala el informe Perspectivas Económicas Mundiales del Fondo Monetario Internacional (FMI) referidas al Hemisferio Occidental dado a conocer este viernes en Washington.
En un contexto regional complejo, el FMI insiste en que la Argentina acumule reservas
El Fondo Monetario Internacional destacó las reformas estructurales impulsadas por Javier Milei y proyectó un crecimiento del 4,5% con inflación del 28% para 2025. Sin embargo, advirtió que serán necesarios esfuerzos sostenidos para mantener la estabilidad fiscal y fortalecer el marco monetario.
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El presidente Javier Milei y la titular del FMI Kristalina Georgieva.
El documento pondera las reformas estructurales que está llevando la presidencia de Javier Milei y anticipa un crecimiento del PIB argentino de 4,5% para el año en curso con una inflación de 28%. También advierte que “se necesitan esfuerzos sostenidos para mantener el ancla fiscal, fortalecer el marco de gestión monetaria y de liquidez e impulsar reservas para facilitar el acceso duradero a los mercados internacionales de capital”.
El Fondo destaca que “desde diciembre de 2023, la administración Milei ha implementado un ambicioso paquete de medidas orientadas al mercado, reformas para impulsar la productividad y el crecimiento”. Señala que estas reformas se han centrado en eliminar barreras arraigadas en el comercio, levantando estrictas regulaciones financieras, de productos y del mercado laboral, y promulgando cambios en la gobernanza.
Sostiene que Argentina ha enfrentado importantes impedimentos estructurales al crecimiento que empeoraron durante el período 2010-22 como resultado de restricciones estrictas y altos precios, tasas de interés y divisas, controles monetarios y regulaciones en el mercado laboral que desalentaron el empleo formal y aumentaron el costo de hacer negocios junto con un deterioro de la calidad regulatoria, la eficacia gubernamental y la gobernanza y transparencia generales.
Entre las medidas del Gobierno identifica las referidas a la liberación comercial. Puntualiza que la gestión Milei ha reducido numerosas (y altamente discrecionales) tarifas y barreras comerciales no arancelarias, alivió la mayoría de las restricciones cambiarias (aunque algunas se reintrodujeron recientemente), los procedimientos fueron aduaneros simplificados a través de la digitalización y regulaciones mejor alineadas con normas internacionales.
También rescata un nuevo régimen de inversiones (RIGI) ha garantizado compromisos por más de u$s15 mil millones en inversión extranjera directa, principalmente en energía y minería.
Otro de los capítulos a los que se refiere es la desregulación financiera. Para fomentar el crédito y la inversión, así como mejorar la transmisión de la política monetaria, se eliminaron los controles de las tasas de interés sobre préstamos y depósitos y se introdujeron nuevos instrumentos financieros. El regulador de valores cambió su enfoque hacia una supervisión posterior a la emisión favorable al mercado, haciendo que los mercados de capital sean más accesibles.
En cuanto a la desregulación del mercado de productos, para eliminar las distorsiones del mercado, reducir las cargas administrativas y mejorar la competencia, se derogaron o modificaron más de 1.000 regulaciones en sectores clave como el petróleo, el gas, la minería, la electricidad, el transporte, el comercio minorista y el sector inmobiliario.
Como primer paso hacia la mejora de la flexibilidad del mercado laboral, se actualizaron las regulaciones para permitir la negociación colectiva sectorial, simplificar el sistema tributario para los trabajadores independientes y extender los períodos de prueba para las nuevas contrataciones.
Para racionalizar el Estado, aumentar la eficiencia, reducir la intervención y mejorar la transparencia, se emitieron numerosas regulaciones que permitieron la racionalización de las entidades públicas, el cierre de fondos fiduciarios y la conversión de empresas estatales en sociedades anónimas antes de su privatización. También se modernizaron los procesos administrativos y se puso en marcha una reforma de la función pública.
Tras la expiración de los poderes ejecutivos delegados en julio de 2025, el documento del Fondo recuerda que la administración ha lanzado la Iniciativa de “burocracia cero” para reducir los trámites y recopilar opiniones del público para reducir las cargas regulatorias.
El organismo considera vitales esfuerzos adicionales para reformar los mercados laborales y la política fiscal para abordar la informalidad y aumentar la productividad. El FMI considera que, si se mantienen y profundizan estas reformas, se podrían generar ganancias significativas a mediano plazo al abrir la economía argentina, mejorar la calidad y previsibilidad del régimen regulatorio y tributario, y la racionalización de los procedimientos administrativos.
Asimismo, entiende que estas políticas deberán complementarse con esfuerzos para abordar las debilidades de gobernanza.
Con relación al programa vigente entre el Gobierno argentino y el organismo, sostiene que el Servicio Ampliado del Fondo ha apoyado la transición a un régimen cambiario más flexible y la flexibilización de la mayoría de las restricciones cambiarias.
El Fondo evalúa que “la inflación subyacente anual continúa cayendo gradualmente, mientras que la actividad se ha suavizado más recientemente, lo que también refleja shocks e incertidumbres relacionados con las elecciones”.
También advierte que “se necesitan esfuerzos sostenidos para mantener el ancla fiscal, fortalecer el marco de gestión monetaria y de liquidez e impulsar reservas para facilitar el acceso duradero a los mercados internacionales de capital”.
El Fondo ahora proyecta que el crecimiento del PIB se moderará desde alrededor del 4,5% este año al 4% en 2026, en tanto que la inflación anual caerá de alrededor del 28% a finales de 2025 a alrededor del 7-12% a finales de 2026.
Desaceleración
Para América Latina y el Caribe, el Fondo espera que la actividad se desacelere en medio de los efectos indirectos de los cambios de políticas globales y la persistente incertidumbre. También observa que continúa el proceso de desinflación, pero considera la convergencia hacia los objetivos probablemente llevará más tiempo de lo previsto anteriormente en algunos países.
Reseña que el crecimiento económico durante el primer semestre del año se mantuvo relativamente estable en la región. La contribución de las exportaciones al crecimiento aumentó, ya que los volúmenes de ventas externas crecieron a la par de las tendencias mundiales. Esto refleja sólidas exportaciones de cobre y manufacturas (Chile, México) y mayores exportaciones asociadas con una fuerte producción agrícola en varios países (Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay).
Por el contrario, la contribución del consumo privado al crecimiento disminuyó en algunas economías grandes (Brasil, México), aunque todavía mostró fortaleza en otros países (Argentina, Colombia, Paraguay, Uruguay), ya que los mercados laborales y el crecimiento del crédito al consumo se mantuvieron relativamente fuertes.
El FMI proyecta que el crecimiento en América Latina y el Caribe será del 2,4% en el año en curso y se moderará al 2,3% en 2026. También espera que la inflación en la región (excluyendo Argentina y Venezuela) se mantenga prácticamente estable en 4,3% en 2025 retomando su tendencia a la baja hasta alcanzar el 3,5% en 2026.
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