16 de enero 2003 - 00:00
Divierte el nuevo film de Bond
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•Antecedentes
Quien crea que este 07 es más delirante que sus antecesores no recuerda la bizarra anatomía de Christopher Lee en «El hombre con el revólver de oro», las andanzas cósmicas de «Moonraker» o los planes diabólicos de Spektra en «Operación Trueno». Quizá lo más fantasioso sean las constantes referencias al mojito cubano, que cobra un curioso primer plano por sobre el tradicional dry martini.
De nuevo Bond es un fumador de habanos, y por primera vez en muchísimo tiempo, sus enemigos son comunistas... obviamente las facciones más radicalizadas de Corea del Norte. Con más violencia, más sexo, más humor irónico y más imaginación y libertad creativa que la mayoría de sus predecesores, «Otro día para morir» triunfa en planos distintos, inclusive homenajeando el tesoro familiar -es decir, de la familia Broccoli-con guiños constantes a diálogos, situaciones, imágenes y gadgets de las películas anteriores -lo que permite que Brosnan huela con desconfianza un viejo zapato con arma blanca de 40 años atrás.
Como chica Bond, Halle Berry tiene más libertad que cualquier otra colega anterior -tanta que ya hay rumores que su personaje protagonizará sus propias películas-. Y por primera vez, a una chica tan importante ni la matan como a la pobre Diana Rigg de «Al servicio secreto de su Majestad», ni tampoco le impiden dejarse seducir por 007 por algún prejuicio racial, como sucedió con la contundente Michelle Yeoh de «El mañana nunca muere» (el único ejemplo reciente similar a esta película).
El director Lee Tamahori parece haberse divertido a lo grande homenajeando los 19 films anteriores de 007, aunque el más entretenido debe haber sido Vic Armstrong, director de segunda unidad responsable de las increíbles escenas de acción.
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