"El mal no existe": un drama del Japón moderno
El nuevo film de Ryusuke Hamaguchi confronta, a la manera de los westerns, la sabiduría de un viejo lugareño contra el intento de estafa de algunos arribistas. Pero el film resulta demasido lento.
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Se toma un buen tiempo el realizador Ryusuke Hamaguchi para ponernos en clima. El bosque, las copas de los árboles, una cámara contemplativa, la música singular de su amiga Eiko Ishibashi (precisamente, escuchando esa música es como Hamaguchi empezó a pensar en esta historia), todo eso es algo más que un prólogo. Es el marco que busca poner la historia en un nivel distinto del de otras tantas con tema parecido.
La película se titula “El mal no existe”, pero parece que el titulo original, “Aku wa sonzai shinai”, encierra más de un significado. Aku es un demonio capaz de hacer tanto el bien como el mal, y también le dicen aku al mentiroso, mientras un juego de palabras puede sugerir que las cuentas equivocadas no existen.
Dos agentes inmobiliarios van hasta un pueblito no muy lejos de la capital, para ganarse la confianza de los pobladores y hacer que ellos apoyen un proyecto que a la larga puede jugarles en contra. Surgen objeciones que los inmobiliarios prometen tener en cuenta. La política comercial aconseja hacer que la gente se descargue, se crea escuchada, total después la empresa hará lo que ya tenía previsto. Pero hay un hombre grande, inteligente, respetado por la comunidad, que no se deja convencer. Con él los agentes deberán aplicar otras tácticas.
Este planteo lo hemos visto en más de un western. Pero hasta ahí llegan las coincidencias. Lo que ahora vemos es un drama del Japón moderno, donde algunos quieren llevarse puesta la vieja sociedad, la flora, la fauna y el agua en nombre de las ganancias y los espejitos de colores para nativos y turistas, y otros todavía quieren vivir en concordia con la Naturaleza y sus deidades.
Ese hombre tiene algo distinto en la cabeza, que los pícaros no terminan de entender. Y tiene una hija que es distinta, en un sentido que quizás uno mismo no termine de entender. Una chica que puede quedarse en éxtasis verdadero frente a un ciervo que aparece en la espesura como una Revelación, o quizá como un Mensajero.
Hay algo místico en la resolución de esta historia, que cada uno tratará de interpretar a su manera. Y hay una manera de contarla, que es propia de Hamaguchi. Quizás ésta sea, como dicen algunos, una obra menor dentro de su repertorio. Pero deja pensando.
“El mal no existe” (Japón, 2023). Dir.: Ryusuke Hamaguchi. Int.: Hitoshi Omika, Ryo Nishikawa, Ryuji Kosaka, Hazuki Kikuchi.
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