Grandes desconocidos, personajes famosos
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A veces las personas reales que inspiran una película suelen ser ignoradas por el público, y sólo transcienden en el momento de las obituarios. Así ocurre esta semana con uno de los policías que inspiraron “Contacto en Francia”, y con el travesti que alimentó la trama de “La jaula de las locas”.
Sonny Grosso, nacido Salvatore, hijo de inmigrantes, fue durante 35 años policía de la Sección Narcóticos de Nueva York. En 1961, y tras largos meses de investigación, él y su colega Eddie Egan lograron desarticular una enorme red de tráfico de heroína, en lo que se llamó “French Connection”. Diez años después, William Friedkin hizo la película, hoy un clásico, con Gene Hackman como Jimmy Doyle (Eggan) y Roy Scheider como Buddy Russo (Grosso). El mismo Grosso fue contratado como asesor, y de paso apareció en una escena. A partir de ahí también fue asesor de “El padrino” y “Cruising”, en las que además aparece, y otras películas, así como varios capítulos de “Kojak” y “Baretta”. Le gustó el ambiente, y se hizo libretista y productor televisivo de series policiales y alguna otra cosita, hasta retirarse en 2001. El miércoles, William Friedkin, su padrino artístico, dio la mala noticia: “Sonny Grosso ha muerto. El fue un hermano para mi, y siempre vivirá en mi corazón”.
Por su parte Michel Catty, alias Michou, dueño de un bar de Montmartre, siempre vestía de azul, como los policías de algunos países, pero a la noche se transformaba en Marilyn Monroe. Así también transformó su bar en un pequeño cabaret de travestis especializados en parodiar refinadamente a las estrellas de cada época, el “Chez Michou”, abierto desde 1956 hasta el domingo pasado, en que Catty murió, con 88 años cumplidos, y su casa cerró para siempre, tal como él había ordenado en su testamento. Se la puede ver en “Una dama y un canalla” (y a él también). Pero hay algo más: lo que se cuenta en “La jaula de las locas”, de Jean Poiret, se acerca a cosas que ocurrieron en “Chez Michou”, y el personaje de Zazá Napoli tiene como espejo al propio Michou, quien, según se dice, quedó encantado con la caracterización de Michel Serrault para la versión francesa, pero detestó la estadounidense. No fue el único.
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