16 de julio 2008 - 00:00

"High, el verdadero cuento de la marijuana en USA"

«High, el verdadero cuento de la marijuana en USA» objetaen tono irónico algunos aspectos de la guerra contra lasdrogas, con resultado discutible, pero también interesante yhasta útil.
«High, el verdadero cuento de la marijuana en USA» objeta en tono irónico algunos aspectos de la guerra contra las drogas, con resultado discutible, pero también interesante y hasta útil.
«High, el verdadero cuento de la marijuana en USA» (High, the True Tale of American Marijuana, EE.UU., 2006, habl. en inglés). Guión y dir.: J. Holowach. Documental.

Hay que disculparle al novel director John Holowach el uso de comentarios burlones estilo Michael Moore en algunas partes de este documental destinado a objetar varios aspectos dudosos de la guerra contra las drogas. Holowach es apenas veinteañero, viene del negocio de la música rockera, seguramente se ha criado con esa clase de discurso irónico, y, como corresponde a su edad, está terminantemente seguro de lo que dice.

De todos modos, es cierto, sólo con espíritu irónico podría soportarse, por ejemplo, el video de un entrenamiento de carceleros de Brazoria, Texas, donde vemos patotear a los condenados por consumo con tanta bajeza que más bien parecerían entrenarse para superar a los famosos carceleros de Abu Ghraib, Irak. «Cuando trascendió este video, muchos presos fueron 'repatriados' a Missouri», concluye el comentarista. Dato curioso, Brazoria está a cargo de personal privado, pero la instrucción es estatal.

El humor sarcástico predomina en un insert de animación de cuatro minutos cargados de estadísticas contundentes al gusto americano, según las cuales la guerra contra las drogas le insume al erario público unos 1.500 dólares por segundo, lo que no impide el aumento del consumo, para concluir «en estos cuatro minutos el gobierno invirtió 360.000 dólares, no parece un gasto bien aplicado».

Según denuncias, parte de esa inversión se destina al subsidio de internados tales como el polémico Straight Inc., que cerró en 1993, tras centenares de denuncias de abusos de toda clase, sólo para reabrir con otros nombre, Kids Helping Kids, con iguales subsidios y la misma ley del gallinero que llaman «tough love», mediante la cual los internos mayores vejan asquerosamente a los nuevos, para que después, si es que salen sanos, no se les ocurra fumar ni siquiera un cigarrillo de chocolate. Su fundador, aclara el documental, es Melvin Floyd Sembler, encargado de finanzas del Partido Republicano en la Florida, embajador en Australia e Italia, etcétera. Es lógico que con esos nenes el director de la película se vuelvamedio émulo de Michael Moore.

Más serio es el capítulo final, donde se analizan los problemas judiciales de muchos médicos y pacientes que buscan dar un uso medicinal a las drogas. En suma, un trabajo discutible, interesante, útil, que conviene tener en cuenta. Director, coproductor, guionista, editor, autor de la música, y locutor, el mencionado John Holowach. Productor principal, Robert Schubring, químico, creador una fundación llamada Citizens Against Police and Prosecutorial Corruption, y ex candidato independiente a diputado en 2002, campaña en la que, según dice, gastando sólo 200 dólares alcanzó 8.000 votos. Habría que ver si es cierto, y, en tal caso, tomarlo de ejemplo.

P.S.

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