18 de febrero 2021 - 00:00

Con el mismo espíritu de los films sexoleros de los años 80

Sector vip. La típica clase de película que se veía en la calle Lavalle.

Sector vip. La típica clase de película que se veía en la calle Lavalle.

En los buenos, viejos tiempos, el público de cines populares habría corrido a ver esta película, al menos en su primera semana de exhibición. Tiene sexo, violencia, alude a los manejos turbios de la noche porteña, la televisión y la política. Personajes principales, una chica con ansias de fama bailando en tugurios y teatros de revistas; su representante, manager, amante y proxeneta, y un periodista de esos que hablan indignados a cámara sin que nadie les dé bolilla. Su contrato está en la cuerda floja, por lo que se ve obligado a presentar algo ganchero cuanto antes. Así que, como una cosa lleva a la otra, y como esto es una película, el hombre sale a buscar al gerente de una empresa contaminadora y termina encontrando a la chica en la cama. “Talento puro”, la define un cliente.

Al día siguiente el cafisho le da al periodista, de puro bueno, una carpeta comprometedora con denuncias fuertes y unos dólares para viáticos. La carpeta huele a pescado podrido, pero los dólares los agarra la mujer del infeliz “para pagar el colegio de los chicos”. Las cosas se complican, se vuelven inverosímiles, pero uno ya está enganchado y quiere saber cómo se resuelve todo esto. En verdad, la película se estira, va perdiendo fuerza, pero de golpe sorprende con un giro inesperado que cierra debidamente el cuadro y redondea su historia bien al estilo del cine negro. Intérpretes, Luis Machin, Martina Krasinsky. Autor, el activo Eduardo Pinto, hombre de cine. Libreto, Rodolfo Cela, hombre de la televisión, a cuya memoria está dedicado el trabajo. Productor, José Campusano. Antecesores, Emilio Vieyra y Juan Carlos Desanzo.

P. S.

“Sector VIP” (Argentina, 2020). Dir.: E. Pinto. Int.: L. Machin, M. Krasinsky, J. Berthold (Cine.ar.Play).

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