5 de septiembre 2024 - 17:04

Karina K debuta en la dramaturgia con obra de su autoría

“El puerto de la gloria”, con actuaciones de Maby Salerno, Marta Mediavilla y Ezequiel Cipols, debuta el domingo a las 20 en El Extranjero.

Maby Salerno, Marta Mediavilla y Ezequiel Cipols protagonizan El puerto de la gloria. 

Maby Salerno, Marta Mediavilla y Ezequiel Cipols protagonizan "El puerto de la gloria". 

“Como decía Enrique Pinti, este es un país con hipo. En la obra se ve como aquello que ocurría a finales “Como decía Enrique Pinti, este es un país con hipo. En la obra se ve como aquello que ocurría a finales de los ´80, hoy parece repetirse”, dice Karina K, quien estrena por primera vez una obra escrita por ella, “El puerto de la gloria”, con actuaciones de Maby Salerno, Marta Mediavilla y Ezequiel Cipols, que debuta el domingo a las 20 en El Extranjero.

La obra contiene guiños y referencias a nuestra idiosincrasia argentina, que a través de las décadas repite errores y hazañas. Conversamos con Karina K, autora y directora de esta obra.

Periodista: ¿Cómo surgió la incursión en la escritura?

Karina K: Fue desde siempre, cuando empecé a hacer teatro escribía los textos de mis propios personajes. Pero fue en 2018 cuando hice la obra de texto de Juan José Campanella, más corrido del teatro musical o café concert o varieté, y sentí que era tan buena “Qué hacemos con Walter” que me dio ganas de formarme para escribir. Desde ese año hasta hoy escribo y tengo varias obras, este es el puerto, el punto de partida.

P.: ¿Cómo apareció este barcito en Mar del Plata y por qué los ´80?

K.K.: La idea del barcito fue a partir de la imagen de una foto donde se ve una mujer sentada en un bar, con una mesita redonda, un whisky, pensativa. Atrás hay un enorme barco, como un crucero, entonces lo adapté al puerto de Mar del Plata y a este café que se llama Perla Mar, en relación a un hotel de mala muerte que conocí en esa ciudad. Como el bar está en decadencia trasladé la decadencia de ese hotelucho a este café que en los finales de los´80 está en declive por la hiper inflación. Empecé a escribir y cuando en 2023 hice temporada en Mar del Plata me recorrí todos los lugares, ahí la terminé de escribir. En lugar de irme a la playa, que no soy muy amante, aprovechaba y me quedaba escribiendo antes de hacer la función. Recorrí con mi bici todos los lugares del puerto, la geografía, y metiéndome a fondo conocí personajes en ese barrio que tiene tanta identidad. Tamibén me interesó de la época que no hubiera celulares ni tecnología, que los personajes se miraran a los ojos, se traza un retrato de época y de como vivíamos, los sonidos de esos tiempos.

P.: Habla sobre las ilusiones, sueños, ¿que otros temas hay?

K.K.: El sueño y la ilusión para mi pueden compararse con las decisiones y los juramentos. Un juramento es más fuerte que una decisión, y un sueño es más fuerte que una ilusión, que si no tiene suficiente sustancia queda en un espejismo, en cambio el sueño cuando tiene arrojo y determinación es más probable que se logre. También puede debilitarse en el camino y de eso habla la obra. Hablamos de una idiosincrasia argentina que se sigue repitiendo, de ese contexto histórico de finales de los 80 y se repite ahora. Pasan las décadas y hay replicancia de situaciones, de aspectos positivos del país y negativos. Hazañas y fracasos, como decía el gran Enrique Pinti, este es un país con hipo.

P..: ¿Cómo son esos personajes?

K.K.: Uno es el dueño del bar, Jorge, está tratando de sostener al máximo su negocio pero sabe que en cualquier momento lo cierran por la crisis, es amigo de Gloria, una prostituta más grande, habitué, y ambos tienen diálogo muy profundo sobre la vida. Ella atraviesa una crisis existencial, pasan los años y nada es como antes, no ve su porvenir. La otra es Dorita, una prostituta mas joven que llega con el brío y no es consciente de que su futuro es un castillo de naipes. Hay un conflicto y en un momento ocurre un cimbronazo reparador, transformador, se dicen todo y después llega el remanso con los diálogos desde el corazón.

P.: ¿Cómo concebiste la puesta?

K.K.: Fue muy importante estar en el espacio físico donde escribí la obra y pisar esas callecitas, la puesta la imaginé desde la escritura. Hice muchos videos y fotos y la puesta fue muy natural, orgánica, comenzó en mi cabeza y se trasladó al teatro.

P.: ¿Cómo es dirigir el propio material?

K.K.: Nunca leí tanto una obra como la propia entonces me sé los diálogos y en el momento de transmitir a los actores lo hago con la sensorialidad de haberlos construido. Los actores terminan haciendo la obra, eso fue un gran aprendizaje, la cantidad de diálogos que saqué porque no eran necesarios gracias a la expresión de los actores, estaba todo dicho y era como rizar el rizo.

P.: ¿Cómo ves el teatro y la cultura?

K.K.: Como espacio de resistencia. Es así hace años pero hoy más que nunca, no se puede hoy depender de otros para lograr los objetivos propios, esta obra es posible gracias al deseo, la determinación, el amor al teatro y a contar historias que dejen una reflexión, eso me importa del teatro. Con el esfuerzo que implica, me estoy jugando a todo, la produzco porque en esta coyuntura sin subsidios o me quedo de brazos cruzados o uso mis ahorritos para hacer arte y ver cuan capaz soy de poder conquistar mis sueños.

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