3 de marzo 2024 - 13:22

Los Taviani, dos imprescindibles de la pantalla italiana del siglo XX

El viernes murió, a los 92 años, Paolo, hermano de Vittorio (fallecido en 2018), los hermanos que crearon películas inolvidables como "Padre padrone". "Kaos" y "La noche de San Lorenzo"

Paolo Taviani, fallecido el viernes, el último de los dos grandes hermanos cineastas.

Paolo Taviani, fallecido el viernes, el último de los dos grandes hermanos cineastas.

San Miniato, un pueblito de la Toscana. Últimos días de guerra, los aliados avanzan, los ocupantes alemanes y los fascistas más fanáticos matan a cualquiera. Parte del pueblo huye hacia el campo y ahí pasa la noche, viendo caer las estrellas fugaces. Otra parte se refugia en la iglesia y ahí sufren una imprevista masacre.

Dos adolescentes, Vittorio y Paolo Taviani, viven todo eso. Diez años más tarde lo evocan en un documental, “San Miniato, luglio 1944”, julio 1944. Y cuando ya tienen hijos grandes vuelven sobre ese recuerdo, para que no se pierda, y hacen “La noche de San Lorenzo”, que es al mismo tiempo el relato de una madre que fue niña en ese entonces, un poema de épica campesina, un cuento de ensoñaciones infantiles, la realista descripción del miedo, la valentía, el dolor de ambas partes, y la magia de las Perseidas, esas estrellas fugaces que aparecen entre julio y agosto, llamadas también lágrimas de San Lorenzo, y a las cuales la gente expresa, en voz baja, un deseo.

“La noche de San Lorenzo” es de 1982. Los Taviani mismos la presentaron aquí, traídos por Cinemateca Argentina. Dos hombres campechanos, atentos, trabajadores. Hijos de la maestra y el abogado del pueblo, aprendieron el lenguaje del cine en el cineclub de la vecina Pisa. Después irían aprendiendo el oficio concreto, con un ex partisano, Valentino Orsini, y un artista del documental poético, Joris Ivens. Así hicieron, para el Ente Nazionale di Petroleo, “L’Italia non é un paese povero”, la Italia no es un país pobre, censurado porque mostraba la pobreza, y un drama basado en un hecho real, “Un uomo da brucciare”, un hombre para quemar, con Gian María Volonté, sobre un sindicalista honesto asesinado por la mafia.

Siguieron, con obras de actualidad al modo neorrealista, adaptaciones literarias, dramas de época, más de 25 títulos a lo largo de 50 años, siempre combinando la realidad con la fábula, la metáfora poética y la reflexión política, y siempre trabajando a dúo, desde el guión en adelante. Ahora hay varios hermanos dirigiendo juntos, pero cuando ellos empezaron eran los únicos, no pasaba algo así desde los hermanos Lumiére, creadores del cine. “Somos más o menos vecinos, cada mañana sacamos a pasear nuestros respectivos perros, nos encontramos en la plaza y ahí charlamos y a veces empezamos a desarrollar alguna idea”, explicó Vittorio en el Festival de Mar del Plata, cuando vino a presentar “Tu ridi”, tú ries, una dolorosa relectura de Pirandello.

Entre esas tantas ideas llevadas a cabo aparecen, por ejemplo, “Allonsanfan” (degradación de “Allons enfants de la patrie”), con Marcello Mastroianni, sobre el paso del tiempo y la incomprensión entre los propios idealistas, “Padre padrone”, biopic de Gavino Leda, pastor de ovejas que en el servicio militar aprendió a leer y escribir, se liberó de las pautas feudales de su padre y llegó a profesor universitario de filología románica, “La noche de San Lorenzo”, ya citada, “Kaos”, bellísima recopilación de textos pirandellianos, “Good Morning, Babilonia”, elogio de los artesanos creadores de catedrales y los artistas que crearon el cine, todas ellas con Omero Antonutti, y el singularísimo “César debe morir”, registro de los ensayos y la puesta del “Julio César” de Shakespeare a cargo de los presos de una cárcel de máxima seguridad, donde a veces no se sabe del todo si están solo recitando el texto o están preparando el asesinato de otro condenado.

Y “Fuera de la ley del matrimonio”, “San Miguel tenía un gallo”, “El sol sale también de noche”, “Las afinidades electivas”, “Una questione privata”, ellos también adaptaron a Tolstoi, Goethe, Dumas padre y Antonia Arslan, dirigieron a Ugo Tognazzi, Greta Scachi, Julian Sands, Isabelle Huppert, Laetitia Casta y otras figuras de peso, y tuvieron hijos y nietos, toda gente de trabajo. También un hermano menor, Franco Taviani, muy buen documentalista.

Vittorio murió en 2018. Paolo, el viernes pasado, con 92 años. “Para ellos, vivir es trabajar”, los había definido Pupi Avati, otro autor de la vieja guardia del cine italiano.

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