El día anterior había sido internado en el sanatorio Otamendi y, con un exceso de optimismo, los partes de prensa hablaban de una rápida recuperación y de que la semana próxima estaría nuevamente haciendo sus conciertos al frente de su Orquesta Popular de Cámara y su programa en la FM Folklórica de Radio Nacional. Pero hace tiempo que se sabía que la enfermedad pulmonar que lo aquejaba -un cáncer que se mantenía en un fuerte hermetismo familiar-no tenía vuelta atrás. Eso no le impidió, con algunos altibajos, continuar con buena parte de sus rutinas teatrales de cada martes -últimamente en la sala Del viejo mercado-y radiales de cada miércoles.
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Ayer, sin embargo, la historia puso punto final y rodeado de su familia, murió a media mañana. Juan Enrique «Chango» Farías Gómez había nacido en Santiago del Estero en 1937 pero pasó la mayor parte de su infancia y adolescencia en Buenos Aires. Hijo de los también músicos Enrique «Tata» Farías Gómez y Pocha Barros, parecía que su destino estaba marcado. No resulta casual que sus hermanos Pedro, Juancho (ambos también fallecidos) y Marián tuvieran que ver con la música, o que el propio Chango arrancara con su primer grupo, Los Musiqueros, junto a Mario Arnedo Gallo y Hamlet Lima Quintana, cuando tenía apenas 16 años.
Fue fundador y parte de Los Huanca Hua y del Grupo Vocal Argentino en los años '60, hizo arreglos y tocó en la primera grabación de la «Misa criolla» de 1964, integró un recordado trío con Kelo Palacios y Dino Saluzzi en los '70, formó y condujo Músicos populares argentinos (MPA) en la década siguiente y La Manija en los '90. Y su último proyecto, la Orquesta Popular de Cámara, estaba actuando desde hacía meses, en diferentes escenarios, todos los martes.
Por su militancia peronista de los 70 estuvo exiliado en España en la época de la dictadura. De regreso en la Argentina, tuvo un cargo ejecutivo en la Dirección Nacional de Música en los tiempos de Menem. Fue declarado ciudadano ilustre de la ciudad de Buenos Aires en 1997. Y fue legislador de la misma ciudad que lo albergó la mayor parte de su vida por una lista del macrismo, aunque terminaría cerca de Jorge Telerman cuando éste fue jefe de gobierno.
Controvertido, inquieto y discutidor a la hora de defender su pensamiento, logró sin embargo que, pese a que sus opiniones y sus actividades políticas lo enfrentaron con muchos colegas, jamás se pusieran en cuestión sus enormes aptitudes como artista. En ese sentido, hay que decir que sin ser un compositor destacado --aunque escribió algunas canciones y algunas músicas para escena y para ciney sin ser un solista del canto en el modo más convencional -su voz rugosa fue siempre más «expresión» que calidad técnica-, Farías Gómez pudo sobresalir por su gran capacidad para armar y liderar grupos, para producir proyectos y discos -fue, por caso, el responsable de uno de los últimos álbumes de Mercedes Sosay, fundamentalmente, para hacer arreglos instrumentales y vocales.
El Chango deja una numerosa y muy importante discografía, solo -el excelente «Chango sin arreglo»-, con su hermana Marián -«Marián + Chango» y «Contraflor al resto»-, con Manolo Juárez, o al frente de sus diferentes grupos. Será un consuelo para su ausencia, porque la música argentina lo va a extrañar mucho.
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