16 de enero 2003 - 00:00

"PISO COMPARTIDO"

Escena del film
Escena del film
«Piso compartido» («L'auberge espagnole», Francia-España, 2002; habl. en fr., ingl. esp.). Dir.: C. Klaplisch. Int.: R. Duris, C. De France, J. Godrèche, K. Reilly, A. Tautou y otros.

La comedia universitaria «Piso compartido» (o, literalmente, «El albergue español»), fue un formidable éxito de boletería en Europa, especialmente entre los jóvenes. Es muy probable que en la Argentina esa misma franja de público, tal vez necesitada de similar regocijo identificatorio y sin producciones locales con igual alegría de espíritu en las que reconocerse (para ello, habrá que esperar que el cine joven termine de descubrir el neorrealismo), también la elija.

Sus personajes transitan esa turbulenta etapa de soberbia y confusión en la que, aún sin despedirse del todo de la tiranía hormonal juvenil, ya están a un paso de entrar a la edad de lo «posible» dentro del sistema. El Mercado Común los espera. Son estudiantes reunidos en Barcelona por un programa de posgrado muy popular en Europa, el «Erasmus», y que comparten uno de esos amplios y vetustos departamentos cuyos dueños (algunos, como el de la película, con presumibles saudades de los años del Generalísimo), alquilan muy a su pesar como medio de vida: allí donde se erigía el relicario hogareño ahora hay robots de plástico, y el humo que flota en el ambiente ya no es el del incienso sino el del cannabis.

Xavier, el protagonista (Romain Duris), es un parisiense que llega allí para cursar, por influencia paterna, un master en Economía, aunque sus deseos más profundos tienen otra dirección: él quiere ser escritor. Tras un breve prólogo en el que el director Cédric Klapisch («Un aire de familia»), para dar un pantallazo de la vida de Xavier en París, paga peaje a ciertas técnicas de edición sofisticadas y publicitarias (el «síndrome de Amélie», y no sólo por la fugaz participación de Audrey Tautou), la película entra en materia con la llegada del estudiante a Barcelona, y ya no se detiene. Desde entonces, todo es un chispeante e ingenioso torbellino.

•Descubrimientos

El primero de los muchos descubrimientos de Xavier, aún sumido en la desprotección de lo poco familiar en medio de una ciudad nueva y una lengua que apenas domina, es el de Anne-Sophie, la esposa del neurólogo francés a quien acaba de conocer en el aeropuerto, y que se ofrece de inmediato a alojarlo en su propia casa hasta que consiga una residencia permanente.

El amigable neurólogo es un pavorreal que está casi siempre fuera del hogar, y Anne-Sophie, solitaria y melancólica (la interpreta
Judith Godrèche, una mezcla de Ursula Andress y Dominique Sanda cuando eran jóvenes), parece capaz de hacer tambalear el más arraigado sentimiento de lealtad hacia un connacional hospitalario que pudiera tener un francés en esas circunstancias. Un francés o cualquier otro.

El segundo descubrimiento de Xavier es la Europa en escala representada por el albergue estudiantil, Babel bulliciosa y vital en la que conviven, y hasta toman examen de ingreso a los nuevos, una inglesa rubicunda con hermano inoportuno e irritante, un alemán que soporta mal las bromas de éste, un nórdico centrado, una belga experta en seducir mujeres (y dar excelentes lecciones de ello a los varones), un italiano pragmático y una española más pragmática todavía. Entre otras iniciaciones, Xavier, como un
Stendhal posmoderno, tiene allí las primeras experiencias de cosmopolitismo, distanciamiento familiar, y un conocimiento de la naturaleza humana que excede lo que podría haber esperado.

No es menos celebrable que, por fin, se estrene una comedia no norteamericana sobre este tema, es decir, libre de campus,
prom nights, rubias idiotas, nerds y matones, especímenes habituales de ese subgénero abominable. Aquí todo es creíble, transparente y reconocible, y aun cuando los personajes a veces discutan problemas específicamente europeos, como el de la política de la identidad (a partir de la decisión de un profesor caprichoso, que se obstina en dar la clase en catalán a estudiantes extranjeros que se han esforzado en aprender español), esas discusiones son también interesantes.

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