27 de enero 2023 - 00:00

El ruido y la furia: Iggy Pop vuelve a su mejor forma con "Every loser"

La Iguana recupera su faceta más audaz de la mano de un disco salvaje y elegante. Una banda de lujo y un joven y talentoso productor, el cóctel del éxito.

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Salvaje, genial, elegante. Iggy Pop está. Volvió. Porque si Post Pop Depression, aquella gema oscura co-creada con el comandante Josh Homme, había pateado el tablero, “Free” dejó sabor a poco. Ahora, "Every Loser" reafirma el músculo del ícono punk, que a sus 75 años no solo no pierde las mañas sino que inventa otras nuevas.

Primero que nada -hay que decirlo- Iggy se sabe rodear. Duff McKagan en el bajo y Chad Smith en la batería son garantía de cosas buenas. El combo se completa con el ex Pepper Josh Klingoffher en guitarra y teclados, y un desfile de figuras que dan cuenta de la pleitesía que el rock le rinde a su frontman más peligroso.

A saber: los Jane’s Adicction Dave Navarro, Eric Avery y Chris Chaney, el Pearl Jam Stone Gossard y los bateristas Travis Barker y Taylor Hawkins, omnipresente en canciones y memorias.

Partiendo de esa base, se puede hablar ya del nuevo disco de la Iguana, “Every Loser”, el decimonoveno de su cuenta personal. Con una duración de poco más de media hora, las once canciones que lo componen oscilan entre la furia de los días salvajes y el refinamiento melódico y ochentoso de los años Bowie, cortesía de la producción del joven Andrew Watt.

Iggy Pop – Frenzy

Frenzy, un rock and roll de dientes apretados con tintes Velvet Revolver, abre la placa de un guitarrazo, sendero que reaparece en Modern Day Ripoff, cuyo riff exuda sangre Asheton, los gurúes del sonido Stooge. La furia dice presente también en Neo Punk, inicio del segundo pelotón de temas y canción más ruda del álbum. La banda, acá, destaca por ajustada y agresiva.

Iggy, en cambio, tiene otra bala en el cargador: su registro bajo. Esa voz nacida en la caja torácica más famosa del mundo, que conmueve alternando recitados y melodías. Prueba de ello son la sentida Morning Show, la macabra My Animus y New Atlantis que, compuesta sobre un solfeo de piano y una melodía ganchera, apesta a hit.

Groovera y rockera, All the way down nada en aguas stones, mientras que Comments parece caída de algún bolsillo de Billy Idol, con un estribillo bailable, dominado por un hi hat supersónico (gracias Joy Division) y una letra que proclama Sell your face to Hollywood, It'll do ya good, do ya good”.

El tema allana el camino para el cierre del álbum con Regency, tal vez la canción más compleja, cuyos cambios de ritmo, guitarras arpegiadas y atmósfera espacial la pasean por distintos estados de ánimo hasta diluirse en el final del trabajo entero.

La Iguana le pone el moño así a un trabajo redondo, que lo muestra en su mejor forma, y junto a una crew de lujo, devolviéndole el frenesí de los días caóticos de The Stooges y el refinamiento que supo cosechar en solitario.

Every Loser es su forma de golpear la mesa: acá estoy yo, Iggy Pop, y en enero ya tienen uno de los discos del año.

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