18 de abril 2024 - 15:05

Romances otoñales con la siempre vigente Stefania Sandrelli

"Nunca es tarde para amar", de Gianni Di Gregorio (también coprotagonista), es la historia de un amor impensado donde vuelve a lucirse una de las últimas estrellas del cine italiano tradicional

Stefania Sandrelli y Gianni Di Gregorio en Nunca es tarde para amar

Stefania Sandrelli y Gianni Di Gregorio en "Nunca es tarde para amar"

Sigue tan agradable, dulce y hasta diríamos tan atractiva como siempre, Stefania Sandrelli, y eso que ya va para los 78. Y sigue haciendo comedias tan amables, bonachonas y sencillas como siempre, el también septuagenario Gianni Di Gregorio. Aquí, como el título de venta internacional deja entender, ellos componen a dos personas dispuestas a vivir un amor otoñal. Nunca es tarde, y la dicha es buena, claro que sin pretensiones.

A ella la conocimos de chica, en títulos como “Seducida y abandonada”, “Desnuda todas las noches”, “Yo la conocía bien”, y luego en “Brancaleone a las Cruzadas” (deliciosa brujita enamorada), “El conformista”, “Nos habíamos amado tanto”, en eróticas como “La llave”, en su madurez con “La familia” y “Gente de Roma”, incluso filmó entre nosotros “De amor y de sombra” y “Esperando al Mesías”. Sigue actuando, pero desde 2010, con “La primera cosa bella”, no se estrenaba por acá una película suya.

El, por su parte, apareció en 2011, con una comedia que había realizado tres años antes, “Pranzo de ferragosto”, que aquí se llamó “Un feriado particular”, simpática historia remojada en vino blanco donde un pacífico vecino debe hacerse cargo de cuatro viejitas pintorescas. Esa fue su primera obra como director, libretista y protagonista. Le siguió “Gianni e le donne” (aquí, “La sal de la vida”), voluntariamente más melancólica que pintoresca, con Aylin Prandi, divertida hija francesa de romano y porteña. Nos perdimos las siguientes, “Buoni a nulla” y “Lontano, lontano”, es decir, buenos para nada, y muy lejano. Y por suerte lo reencontramos ahora, en este afable encuentro con Sandrelli.

Su personaje es Astolfo, profesor jubilado de lejana prosapia que vive desde hace años en un departamento alquilado. Del que debe irse porque la hija de la dueña va a casarse, y, como dice el refrán, el casado casa quiere. El profesor tiene una opción: volver a su pueblo natal, donde le queda parte de la vieja casona familiar. El problema es que es una parte, húmeda, venida a menos y habitada por un okupa. ¿Tendrá que echarlo? Al contrario, se hacen amigos. Se suman otros amigos de esos que nadie más quiere, pero que él amablemente recibe, y uno de ellos le da el pie para que conozca a una linda abuelita que alegre su vida.

No contamos más, solo que aquí todo está envuelto en una suave alegría, aparecen recuerdos como un Duetto Alfa Romeo y “Pan, amor y fantasía” (aquella del maresciallo destinado a un pueblito donde descubre una belleza, con Vittorio De Sica y Gina Lollobrigida), y que se rodó en Artena, típico pueblito sobre una colina con solo dos hijos célebres bien contrapuestos, un cardenal y un anarquista. Y que tal vez nunca sea tarde para amar, pero a veces uno deja pasar los días y cuando quiere acordarse ya es tarde para ver una buena película.

“Nunca es tarde para amar” (Astolfo, Italia-Francia, 2022). Dir.: Gianni Di Gregorio. Int.: Gianni Di Gregorio, Stefania Sandrelli, Gigio Morra, Alberto Testone.

Dejá tu comentario

Te puede interesar