4 de noviembre 2020 - 00:00

Cámara: "Los cineastas hoy hacen series, y los actores lo que salga"

Su personaje es el de un ser oscuro, poco preparado, pero que escala posiciones de poder. "Quisimos ver a ese político desde dentro", dice.

Vota Juan. Javier Cámara en un papel que evoca a Frank Underwood.

Vota Juan. Javier Cámara en un papel que evoca a Frank Underwood.

“La ambición es el eje fundamental de esta serie, pero también esa nada que hay detrás de mucha gente poderosa. Eso es aterrador y cómico a la vez, ver detrás de aquellos que, sin estudio ni capacidad, llegan”, dice a este diario vía Zoom el español Javier Cámara, recordado por su inolvidable enfermero en “Hable con ella” de Pedro Almodóvar y protagonista de “Vota Juan”, cuya primera y segunda temporada están disponibles desde ayer en Flow.

Producida por 100 Balas de Mediapro y TNT España, la serie creada por Diego San José (guionista de “Ocho apellidos vascos”) muestra a Cámara (“Truman”, “The Young Pope”) en la piel de un mediocre político con sueños de grandeza y una gran vocación de servicio, papel por el que ganó múltiples premios.

Periodista: ¿En quién se inspiró para componer a este personaje? ¿Está a medio camino entre la política de Borgen y Frank Underwood?

Javier Cámara: Es un halago espectacular Borgen pero creo que con Frank hay más links de unión. No creamos a Juan Carrasco pensando en un político concreto; sin embargo, nos llegaron muchos mensajes de gente que había trabajado con políticos y un ministro nos dijo que nos habíamos quedado cortos en la caracterización. También nos dijeron que parecía un documental algo que nos gustó por la verosimilitud. Pero nunca nos fijamos en nadie en particular, era muy complicado y además sabíamos que la realidad nos superaría, huimos de cualquier nombre. Acá la realidad política en España es tremenda, cambia constantemente y no sólo por el covid sino también por todo lo que está pasando en Estados Unidos.

P.: ¿A qué atribuye la buena repercusión de la serie?

J.C.: Nunca se había hecho en España una serie política, pero la queríamos hacer como comedia y sobre todo mostrar la parte humana, el desastre familiar detrás de un político de traje y corbata que anda con chofer. Queríamos ver su lado oscuro, no sólo su ambición sino el descalabro de su vida social y personal, verlo pedir pizza a la noche, su problema con el alcoholismo. Nos daba miedo humanizarlo, corríamos un riesgo pero terminé enamorándome de este personaje.

P.: ¿Cuál es el tema central de la serie?

J.C.: La ambición y esa nada que hay detrás de mucha gente detrás del poder. Como lo que decía Hannah Arendt sobre quienes provocaron el nacismo, que lo terrible es que no había una idea sino mera estupidez. Nos gustaba esa parte del político que tiene mucha verborragia pero es incoherente, sin preparación y que llegó hasta ahí no se sabe por qué. Esta estructura de poder hace posible que llegue gente tan absurda.

P.: Dice esto a un día de las elecciones en Estados Unidos.

J.C.: Espero que Trump no gane otros cuatro años, que serían desastrosos para el mundo. A mi juicio la expansión de la extrema derecha ocurrió por dejar a Trump hacer y decir barbaridades horrendas. Si no fue a la cárcel ni lo destituyeron hay gran cantidad de gente a lo largo del mundo abriendo la boca y sabiendo que no pasaría nada luego de que Trump se convirtiera en el mayor insultador de la historia.

P.: ¿Está trabajando actualmente con protocolo de pandemia?

J.C.: Yo no, pero conozco mucha gente que lo hace. Acá se está rodando bastante y con un incremento de 15% o 20% en el costo de producción porque cualquier covid positivo lleva a la paralización. Es un trabajo de mucho esfuerzo con un protocolo durísimo.

P.: ¿Qué diferencia encuentra en haber trabajado para cine y para series?

J.C.: Ahora está todo unido en un único espacio que es la plataforma. Se creía que en cinco o diez años todo viraría hacia allí pero el covid lo precipitó y los cines están cerrando. Ahora se hacen series como si fueran cine y viceversa, se unen mucho los estilos y todos los directores de cine hacen series, y los actores hacemos lo que nos pidan. Por lo que hay que pelear es por la libertad del creador, del showrunner y del guionista, que no le maltraten o diezmen su producto. Que no nos quiten la confianza de ponernos creativos porque no sólo los norteamericanos se atreven a cosas diferentes, nosotros también.

P.: En las series sobre el Papa, de Paolo Sorrentino, y en esta, encarnó personajes cercanos al poder. ¿Qué tienen en común y en qué se alejan hoy la política y la Iglesia?

J.C.: La cuestión del misterio del poder, el poder como atractivo y excusa para la magia y el misterio. El Vaticano se basa en misterios y lugares que todos creemos, salvo que se sea ateo como yo. Ellos manejan el misterio como nadie y los políticos también, lo que es muy atractivo a la hora de escribir. Que una cosa sea lo que se dice y otra la que se piensa es muy poderoso para los guionistas. Trabajar con Sorrentino fue una maravilla porque es un capo con un talento visual y poético brutal. Fue una espectacular ese año rodando ahí dos temporadas. Si me preguntan si quiero hacer la tercera temporada de aquella serie o de esta, no sabría qué decir.

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