La directora, actriz y autora Inés Saavedra, creadora de «Cortamos ondulamos», «Divagaciones» y «Los hijos de los hijos», estrenó en su sala «La Maravillosa» (Medrano 1360) un nuevo espectáculo de su autoría, «Revolución de un mundo», inspirado en la glamorosa figura de Barbra Streisand. Saavedra, a partir de algunos conocidos rasgos de la cantante y actriz norteamericana «aplicados a la criolla», compone allí a una madre muy paqueta que ignora elegantemente las demandas afectivas de su hija (Ana Katz) y la creciente hostilidad de su marido (Abian Vainstein). Dialogamos con ella:
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I.S.: Hace un tiempo vi por televisión un concierto en vivo que ella hizo en su casa, rodeada de un espacio con mucho verde. Me fascinó este personaje que, a raíz de sus fobias, mezcla sus shows con su vida personal. Barbra tiene pánico escénico por eso se sube al escenario cada diez o doce años. El personaje que interpreto en la obra también se mueve por la vida como si estuviera en medio de un show; pero por más que asuma el papel de gran anfitriona, por ejemplo en el cumpleaños de su hija, igual se desconecta de a ratos, como la Streisand. Para armar esta mujer -que puede decir cualquier cosa, pero no es nada tonta- yo trabajé mucho con «Timeless», un concierto que ella ofreció en diciembre de 1999 para esperar la llegada de 2000. Ese show me resultó muy gracioso en relación a sus fobias, ya que por momentos se la ve muy brillante y, en otros, muy dispersa. Incluso, se olvida de toda la primera parte de «Evergreen».
P.: El espectáculo parece inspirado en ciertas familias disfuncionales que pululan en los countries. ¿A qué tipo de revolución hace referencia el título?
I.S.: La revolución tiene que ver con haber traspasado un umbral. Esta gente sostiene su condición en el tener, no en el ser, cuando en realidad no tienen nada. No profundizan en las relaciones humanas y viven en un mundo de apariencia y superficialidad. Eso tiene su costo. Para mí fue un gran desafío hablar de la superficialidad sin juzgarla -porque creo que, en cierta forma, todos somos superficiales- y sin caer en el chiste fácil. Este es un momento de mucha confusión y de valores trastocados, hay algo del hacer por el hacer al que la gente se entrega sin saber muy bien por qué. Aun los que tienen la posibilidad económica de viajar o de estudiar también padecen angustia o depresión, ya sea por la falta de proyectos o porque no ven claro sus objetivos de vida. De todas maneras, yo sólo quise describir una situación, sin juzgar a nadie. Es muy fácil reírse de personas reconocibles; pero más allá de lo hilarante de algunas situaciones, me propuse seguir el modelo de Silvina Ocampo, que tal como decía Borges «nos muestra como somos y nos perdona».
Pero, además «Revolución de un mundo», Saavedra se encuentra abocada a otro trabajo. Para hablar del sexto mandamiento («No cometerás actos impuros», una variante algo más amplia de la famosa cita bíblica «No cometerás adulterio»), recurrió a «Cuentos putos» la novela aún inédita de Alejandro López, autor de «La asesina de Lady Di», por la que fue comparado con Manuel Puig.
«'Cuentos putos' es el relato de lo impuro instalado en el mundo de hoy, por eso en esta obra hay de todo: drogas, taxiboys, gente que traiciona», explica. La obra forma parte del ciclo «Decálogo, indagaciones sobre los 10 mandamientos» (coordinado y curado por Matías Umpierrez), que se exhibirá en el Centro Cultural Rojas durante todo agosto (sábados a las 23) con un elenco integrado por Paola Barrientos, Ricardo Merkin, Diego Gentile, María Marta Guitart, César Rojas y Daniel Campomenosi.
P.: Háblenos de su estreno del Rojas ¿No se le fue un poco la mano con ese material?
I. S.: Alejandro López es un magnífico novelista. Yo ya había leído sus dos novelas anteriores, por eso pensé en él cuando me convocaron del Centro Cultural Rojas. Y a tal punto confié en su talento que le pedí lo que estuviera escribiendo en ese momento. Fue entonces que me dio a leer «Cuentos putos» y, más tarde, él mismo se encargó de la dramaturgia. Son historias fabulosas que se entrecruzan en distintos relatos, algo «esquizo» pero muy profundos, de personajes que viven en soledad y sin paz.
P.: ¿Por qué ese título?
I.S.: Las historias que se cuentan son muy duras y se complementan con fotos. Hay mucho intercambio de relatos, cierto chismerío y cosas que se transmiten por pura morbosidad como los accidentes y asesinatos. Todo es muy impuro...
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