13 de febrero 2007 - 00:00

Villamil: buena voz para primeros tangos

El principal mérito del nuevo espectáculode la Soledad Villamil cantante es recuperartangos, milongas y valses criollosde principios del siglo pasado, con arregloscuidados y buen estilo.
El principal mérito del nuevo espectáculo de la Soledad Villamil cantante es recuperar tangos, milongas y valses criollos de principios del siglo pasado, con arreglos cuidados y buen estilo.
Soledad Villamil (voz). Con José Teixido (guitarra, dirección, arreglos), Nicolás Perrone (bandoneón), Nicolás Arroyo (percusión) y Gerardo Demónaco (contrabajo). (Centro Cultural Torquato Tasso; viernes y sábados).

A Soledad Villamil se la conoce fundamentalmente por su trabajo como actriz de televisión y cine, con el que adquirió popularidad.. Y su participación en «Glorias porteñas», espectáculo, luego convertido en disco, terminó por ubicarla públicamente también en ese terreno.

Se podría pensar que la Villamil cantante es, básicamente, una tanguera. No sería incorrecto como descripción, pero sería insuficiente. Porque, en todo caso, ella hace pie en la música argentina de la provincia de Buenos Aires, aquella que se confundía mucho más que ahora en los tiempos de Carlos Gardel y que sigue encontrando un referente en su colega Nelly Omar. Soledad Villamil se rodea de un cuarteto que mezcla los sonidos más tradicionales de la guitarra, el bandoneón y el contrabajo con una percusión que juega en terrenos menos locales. Su repertorio tiene un fuerte anclaje en los comienzos del siglo XX, aunque haya cosas mucho más cercanas en el tiempo. Se mezclan los aires « amilongados», claramente uruguayos, de Alfredo Zitarrosa («Mi tierra en invierno», «Amor en entredicho»), los tangos, las milongas y los valses criollos antiguos pero claramente porteños («El aguacero», «Añoranzas», «Vendrás alguna vez», «Callejón», «Viejo rincón», «Baldosa floja») y las piezas bien rurales de Atahualpa Yupanqui, «Milonga del solitario», «Vendedor de yuyos».

El espectáculo tiene entonces el principal mérito de ofrecer un repertorio que no tiene ya cabida en ninguna otra propuesta. A eso se le suma un gran cuidado, tanto en los arreglos del guitarrista José Teixido, como en la voz de Villamil, y un profundo respeto por una serie de canciones hoy prácticamente olvidadas.

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