El mundo financiero atraviesa un cambio de época. Según el informe Perspectivas 2026 de J.P. Morgan, la economía global dejó atrás el ciclo de baja inflación y globalización eficiente que dominó las últimas décadas y entra en una nueva fase marcada por tres fuerzas estructurales: el avance acelerado de la inteligencia artificial, la fragmentación del orden económico internacional y una inflación más alta y persistente.
J.P. Morgan define el nuevo orden económico: inteligencia artificial, fragmentación e inflación recalibran el mapa global
El banco de Wall Street sostiene que el nuevo ciclo global favorecerá a sectores vinculados a tecnología, energía e infraestructura, mientras que regiones proveedoras de recursos naturales, como América Latina, ganan relevancia. Qué pasará con el dólar.
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J.P. Morgan dio a conocer su informe de perspectivas mundiales para 2026.
Lejos de tratarse de fenómenos coyunturales, el banco sostiene que estas tendencias llegaron para quedarse y obligan a repensar tanto las estrategias de inversión como el posicionamiento relativo de regiones y sectores en el escenario global.
Inteligencia artificial: la gran transformación del ciclo
Para J.P. Morgan, la inteligencia artificial constituye una revolución tecnológica comparable con la electrificación o la masificación de Internet. El informe descarta, por ahora, un estallido inminente de burbuja, aunque reconoce señales de sobreexuberancia en algunos segmentos del mercado.
Actualmente, cerca del 40% de la capitalización del S&P 500 está influenciada de manera directa por expectativas vinculadas a la IA, ya sea por inversión en infraestructura, mejoras de productividad o expansión de márgenes corporativos. El banco destaca que la inversión en infraestructura tecnológica se aceleró con fuerza en los últimos años y que el gasto asociado a la IA ya aportó más al crecimiento del PBI estadounidense que el consumo privado en 2025.
Sin embargo, el documento advierte que el debate central no es si la IA es una burbuja, sino quién logrará capturar el valor económico de esta transición. La experiencia histórica muestra que los primeros actores no siempre terminan siendo los grandes ganadores finales, lo que refuerza la necesidad de una gestión activa y selectiva, tanto en mercados públicos como privados.
Fragmentación global: del menor costo a la seguridad
El segundo gran eje del Outlook 2026 es el proceso de fragmentación del comercio y las finanzas globales. J.P. Morgan describe un mundo que se aleja de la lógica de eficiencia extrema para priorizar resiliencia, seguridad y control de recursos estratégicos.
Las tensiones geopolíticas, el retorno de aranceles elevados y la formación de bloques comerciales están reconfigurando las cadenas de valor. El informe subraya que la globalización, tal como se conocía, perdió impulso tras la crisis financiera global y que los conflictos recientes aceleraron ese cambio de rumbo.
En este nuevo esquema, sectores vinculados a energía, defensa, infraestructura crítica y seguridad de suministros aparecen como ganadores estructurales. Europa, por ejemplo, atraviesa un giro histórico hacia un mayor gasto militar y de infraestructura, dejando atrás el llamado “dividendo de la paz” que caracterizó al período posterior a la Guerra Fría.
América Latina: recursos estratégicos en un mundo fragmentado
Aunque el informe no presenta un análisis país por país para América Latina, el diagnóstico global de J.P. Morgan habilita una lectura favorable sobre la región. En un contexto donde el acceso seguro a energía, alimentos y minerales críticos se volvió una prioridad estratégica, América Latina aparece con ventajas estructurales claras.
El banco señala que la fragmentación del comercio y la relocalización de cadenas productivas tienden a beneficiar a los países que “poseen lo que el mundo necesita”. En ese marco, América Latina se consolida como proveedor clave de commodities, energía y recursos naturales.
Esta dinámica resulta especialmente relevante para países como Argentina, con potencial en energía —particularmente gas natural—, agroindustria y minerales críticos, aunque el informe aclara que el aprovechamiento de estas oportunidades dependerá de la estabilidad macroeconómica y de la previsibilidad de las reglas de juego.
Inflación estructural y cambio de paradigma
El tercer pilar del informe es la inflación. Para el banco, los precios ya no volverán al régimen de baja inflación previo a la pandemia. Déficits fiscales persistentes, envejecimiento poblacional, políticas industriales más activas y fragmentación comercial configuran un entorno donde la inflación será más volátil y estructuralmente más alta.
“Observamos varios factores propios de la era pospandemia que elevan el riesgo de shocks inflacionarios. El riesgo más profundo —y a la vez el más difícil de medir— es el de la psicología de consumidores y empresas. Tras la pandemia, ambos volvieron a internalizar la posibilidad de inflación, y el comportamiento corporativo evolucionó hacia ajustes de precios mucho más rápidos”, señala el informe.
Además, J.P. Morgan advierte que persisten cuellos de botella en sectores clave: “Estas restricciones crean un entorno en el que los precios se ajustan más rápido que la oferta y pueden mantenerse elevados incluso con una demanda débil. Los productores que controlan estos cuellos de botella conservan un fuerte poder de fijación de precios”.
El dólar y las alternativas de resguardo de valor, según J.P. Morgan
La fragmentación global tendrá múltiples impactos económicos y financieros, pero no modificará —según J.P. Morgan— el rol del dólar estadounidense como principal moneda de reserva mundial. El informe destaca que el dólar sigue representando cerca del 60% de las reservas internacionales declaradas por los bancos centrales, casi la mitad de los pagos a través del sistema SWIFT y cerca del 90% de las transacciones cambiarias.
En ese sentido, la moneda estadounidense continúa siendo el “sistema operativo” de las finanzas globales y su posición sigue siendo sólida.
No obstante, el banco observa que los inversores continuarán buscando alternativas. En primer lugar, la “weaponización” del dólar incentiva la diversificación: tras la invasión rusa a Ucrania, los países occidentales congelaron alrededor de u$s300.000 millones en reservas rusas denominadas en dólares, lo que impulsó compras récord de oro por parte de los bancos centrales.
En ese marco, el oro acumula una suba superior al 50% en 2025 y alcanzó máximos históricos en términos reales. A medida que los inversores exploran alternativas al dólar, esta dinámica podría seguir respaldando los precios del metal, para el cual J.P. Morgan anticipa otro rally significativo en 2026.
En segundo lugar, el informe advierte sobre una competencia creciente desde las opciones digitales. La capitalización total del mercado de criptomonedas supera actualmente los u$s4 billones, frente a los u$s2 billones registrados a comienzos de 2024. Los inversores que consideran a las criptomonedas como una posible reserva de valor encuentran hoy un entorno regulatorio más favorable en Estados Unidos, lo que podría sostener el interés por estos activos en los próximos años.





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