29 de mayo 2024 - 00:00

La Fed lleva tiempo sin recibir buenas cifras de inflación: ¿hasta cuándo se posterga la baja de tasas?

El Banco Central Europeo (BCE) se encamina a recortar las tasas la próxima semana, dice Gordon Gekko, el veterano de mil batallas en Wall Street. Mientras, la posibilidad de una baja de tasas por parte de la Fed se desvanece.

Jereome Powell, presidente de la Fed.
Jereome Powell, presidente de la Fed.

La baja de tasas de la Fed se aleja. Pero, el Banco Central Europeo (BCE) tomará la posta con un recorte la próxima semana, dice Gordon Gekko, el veterano de mil batallas en Wall Street.

Periodista: La FED quiere ver mejores números de inflación antes de rebajar las tasas de interés. Por varios meses, no uno o dos. Lo dijo el gobernador Chris Waller. El martes lo repitió Neel Kashkari, de la Fed de Minneapolis. ¿Tachamos la baja prevista en junio, tachamos julio? ¿Podemos confiar en que se estrena un primer recorte en septiembre?

Gordon Gekko: Tache lo que quiera tachar sin titubeos. La Fed precisa ver buenos números, no solamente que sean mejores. Y lleva un tiempo largo sin recibirlos. Es una exigencia más que razonable.

P.: Quizás este viernes el deflactor del gasto del consumo personal le pueda acercar alguna alegría con la medición de abril. ¿O no?

G.G.: Abril mejoró según la lente de los precios al consumidor. Sin ser bueno, y sin dar la talla que demandan Waller y Kashkari. Hay una expectativa en los mercados de que el deflactor confirme el progreso. Yo me temo que no. Ojalá me equivoque.

P.: ¿Se posterga la baja de tasas a septiembre?

G.G.: Mientras la Fed mantenga la reducción vigente en el mapa de puntos, nada se pierde, todo se desplaza. Cuando Powell pivoteó el 13 de diciembre, la apuesta era a marzo. Después se corrió a junio. Y ahora se prorroga la ilusión tres meses más. Según los futuros de Chicago, septiembre es una moneda al aire. Según la data, si no cambia, caerá ceca. La espera se va a prolongar. No es solamente la inflación que se muestra elusiva. La economía y el mercado laboral están sólidos, y la actividad repunta. La industria, lisa y llanamente, resucitó. ¿Cuál sería el gatillo? En comparación con la visión que existía en diciembre, la economía no está amenazada por un bajón y la inflación empeoró como la Fed no lo esperaba.

P.: Es interesante. Kashkari afirma que, en materia de sendero de tasas, no se debe excluir ninguna posibilidad. Es lo más cercano a una suba que hoy podemos escuchar. Hasta hace poco ningún alza estaba en el radar.

G.G.: Las malas lecturas la devolvieron a escena. Pero no existe la intención.

P.: Cuando Powell dice que una suba de tasas es altamente improbable, usted le cree.

G.G.: Sí. No tengo dudas de que es así.

P.: Pero la data podría complicarse.

G.G.: Tengo dudas con la data, pero no con la intención de evitar pasarse de rosca. En materia de elevar las tasas, la Fed se retiró definitivamente a cuarteles de invierno. La última movida fue en julio. No quiere cometer un error tipo Trichet, un error característico del BCE, de ceder a la inercia y no saber dar el paso al costado a tiempo.

P.: ¿La política, la elección en noviembre, influyen? Trump liderando las encuestas y pidiendo la cabeza de Powell, ¿es un factor que pesa?

G.G.: No. Si Trump gana la elección, Powell es historia. No importa qué haga el chairman o deje de hacer. Ya lo vimos cuando él mismo, a instancias de Trump, reemplazó a Janet Yellen.

P.: Trump presidente, ¿puede hacer lo que quiera con la Fed?

G.G.: Tampoco. Podrá removerlo a Powell, no podrá coronar a Hasset o alguno de los candidatos que alienta. Deberá negociar en el Senado. Podrá elegir el sustituto, que sea republicano (como Powell; o sea, no es garantía de seguidismo), pero tendrá que poseer credenciales que lo hagan potable. Y Trump no querrá forcejear demasiado y alterar la paz de los mercados por un capricho. Esa película ya la vimos.

P.: Será difícil bajar la tasa en septiembre con la elección encima y Biden necesitando un manotazo de ahogado. Parecería una contribución de campaña.

G.G.: Si la economía lo requiere, se hará. Pero si puede esperar será preferible.

P.: Wall Street se pasea indomable por las altas cumbres. Nos quedamos sin baja de tasas, pero no se la necesita.

G.G.: Correcto. Y baja de tasas habrá. Solo que empezará en Europa que es donde se la precisa en serio. P.: ¿Cuándo? G.G.: El próximo jueves se estrena.

P.: ¿Tan seguro es?

G.G.: Están todos los astros alineados ya. La inflación en baja. Las expectativas, también. Y la voluntad de nórdicos y mediterráneos dentro del BCE. Y hasta la foto de Macron y Scholtz – abogando por fortalecer la soberanía de Europa – sintoniza con la decisión. La Fed tiene todavía que despejar el terreno, y el BCE, no. Toma la iniciativa y rompe el hielo por su cuenta (después de Suiza y Suecia).

P.: Es curioso, pero cuando se mide la inflación en EEUU con la misma metodología que en la eurozona, no se observan diferencias.

G.G.: La diferencia no es la inflación sino la posición del ciclo económico. Europa se contrajo en la segunda mitad del año pasado, y ahora ensaya una recuperación. La merma de la inflación en el margen, que en EEUU sube, le permite al BCE saltar al ruedo con un timing por demás oportuno.

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