En las últimas semanas, el dólar se "despertó" ante diversos escándalos políticos, la cercanía a las elecciones legislativas y el manejo monetario del Banco Central. En este contexto, revivió el debate sobre cuál sería el "precio de equilibrio" de la divisa para fin de año.
La volatilidad del dólar revivió el debate en la city sobre el "precio de equilibrio" para fin de año
A poco más de un mes de las elecciones legislativas nacionales, el tipo de cambio atraviesa una etapa de fuerte volatilidad que derivó en la intervención del Tesoro.
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El dólar oficial vuelve a subir y acumula su tercer avance semanal al hilo, pese a intervención del Tesoro
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El mercado mide el pulso del dólar, los bonos y las acciones en la última rueda antes de las elecciones
Las presiones sobre el dólar se acrecentaron durante los últimos meses.
Luego de superar cómodamente la barrera de los $1.250 en julio, el dólar oficial empezó a crecer hasta llegar a un pico de $1.380 a finales de ese mes. Posteriormente, la paridad se enfrió, pero continuó en el rango de los $1.300. Y ahora, vuelve a oscilar en torno a los $1.375 bajo la tutela de la intervención oficial.
Por qué aumenta la volatilidad del dólar
La presión sobre el dólar responde a una combinación de factores que se potenciaron en simultáneo. En primer lugar, el desarme de las LEFIs inyectó más de $15 billones al mercado y generó un exceso de pesos. A esto se agregó la demanda estacional de divisas asociada al pago de aguinaldos y a los gastos por vacaciones, junto con el denominado "trade electoral": la dolarización preventiva de inversores que buscan cobertura ante la incertidumbre de los comicios de octubre.
Frente a este escenario, el Tesoro y el Banco Central intentaron contener la tensión cambiaria mediante un aumento de los encajes bancarios, una suba de tasas de interés y un endurecimiento de la política monetaria. Sin embargo, la fuerte demanda de cobertura persistió y terminó forzando un cambio de estrategia. Por eso, el Ministerio de Economía habilitó intervenciones directas con el objetivo de moderar la volatilidad y frenar la escalada.
Ante la situación, el mercado comenzó a evaluar cuál sería un "precio justo" del dólar para que todas las partes involucradas en la economía argentina queden "satisfechas", ya que un dólar muy barato por la intervención del Gobierno podría desequilibrar nuevamente la balanza comercial, mientras que uno muy alto impactaría de lleno en la inflación y, por ende, en el crecimiento económico.
Política monetaria, elecciones y más
Desafortunadamente, la conclusión es que no existe un nivel exacto que pueda alcanzarse, o al menos proyectarse, dada la infinidad de variables que afectan la dinámica cambiaria.
"En realidad, el concepto de precio justo es una ilusión. Desde la escolástica medieval hasta hoy, se intentó definirlo, pero, como bien explicó Friedrich Hayek, el único precio que podemos considerar justo es el precio libre, es decir, aquel que surge de la interacción de millones de oferentes y demandantes en un mercado abierto y competitivo. El precio no es un valor moral, sino un sistema de señales que coordina las decisiones de productores y consumidores. Cuando intentamos fijar un precio justo de manera administrativa, distorsionamos esas señales y generamos escasez, mercados paralelos y corrupción", relató Agustín Etchebarne, director general de la Fundación Libertad y Progreso (LyP).
"En el caso del dólar, hablar de un precio ni alto ni bajo es desconocer que su valor depende de múltiples variables: la política fiscal, la monetaria, las expectativas de inflación y la confianza en el Gobierno. Si el Banco Central deja de intervenir artificialmente, el mercado encontrará ese precio de equilibrio. Puede ser incómodo en el corto plazo, pero es la única manera de restablecer credibilidad y atraer inversiones", añadió.
Por su parte, Claudio Caprarulo, director de la consultora Analytica, señaló que, si bien "no hay una respuesta exacta", porque coincidió en que depende de muchos factores, el dólar debería ubicarse en un nivel "que permita al BCRA comenzar paulatinamente a acumular reservas".
Según el experto, para cumplir la nueva meta de reservas, el Gobierno debe acumular u$s3.500 millones hasta fin de año. "En paralelo, el Tesoro dispone en el BCRA de apenas u$s2.011 millones, mientras enfrenta vencimientos por u$s790 millones con el FMI en noviembre y por u$s4.300 millones con acreedores privados en enero de 2026".
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