20 de octubre 2025 - 00:00

Wall Street: los temores regresan a los mercados, y ninguno es más fuerte que el de perderse el rally

Desde que comenzó octubre, nada subió más que la volatilidad. Manda el mercado bull, pero trepa un terreno más pedregoso y poceado. Especialistas advierten por la eventualidad de "otra dolorosa corrección".

Manda el mercado bull en Wall Street, pero trepa un terreno más pedregoso y poceado.

Manda el mercado bull en Wall Street, pero trepa un terreno más pedregoso y poceado.

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Se temía un Lunes Negro después de la granada de mano que, de improviso, lanzó el presidente Trump contra China. La amenaza de aplicarle un arancel extra de 100%, el viernes 10, detonó una fortísima onda expansiva. En Wall Street, el S&P 500 (-2,7%) y el Nasdaq (-3.6%) sufrieron la mayor caída desde abril. ¿Recrudece la guerra comercial y de vuelta toca ponerse el casco? El golpe fue duro. Pero lo más grave fue recibirlo con la guardia baja. Y con los mercados empeñados, por todos los medios, incluyendo el leverage, en alcanzar nuevas alturas. Por eso mismo, ninguno aterrizó peor que el de las criptomonedas. Después de un viernes sombrío, ¿se repetirá la historia? Los idus de octubre permitían sospechar de otro Black Monday. Pero Trump desensilló rápido. El viernes se pegó un tiro en los pies. No quiso el lunes dispararse un segundo. Más bien, todo lo contrario. Diligente, aplicó un torniquete para que los mercados no se desangren. “No se preocupen por China. Todo estará bien”, escribió en las mismas redes en las que había hecho estallar la pólvora. La reunión con Xi Jinping a fin de mes sigue en pie, aunque las relaciones hoy rengueen. Wall Street respondió con alivio. La suba del lunes pasado fue la más potente desde mayo.

Sin embargo, el jueves tocó soportar otro cimbronazo. Esta vez, provino de la trinchera del crédito y de la banca regional. Zions Bank reveló una pérdida de u$s50 millones vinculada a dos préstamos comerciales. Y Western Alliance Bank informó el inicio de una demanda por fraude contra un deudor, Cantor Group V. Dos corporaciones entraron en bancarrota este mes y agitaron las olas. First Brands Group, un proveedor de autopartes, lo hizo en medio de acusaciones de defraudación. Tricolor Holdings -una firma dedicada a la venta de autos usados y la financiación prendaria subprime- se acogió al Capítulo 11, dos domingos atrás, de manera súbita. El colapso de First Brands rozó a un banco de inversión: Jefferies, cuya acción, el jueves, se precipitó 11%.

Las novedades frustraron el inicio de la temporada de balances. Los grandes bancos la habían estrenado a todo vapor. Citi, Wells Fargo, American Express, entre otros, batieron los estimados de ganancias con facilidad. J. P. Morgan Chase, Goldman Sachs y Morgan Stanley sacaron especial provecho de la bonanza de transacciones en Wall Street (el trimestre más activo en ofertas iniciales de acciones desde 2021). El principal administrador, Black Rock, aumentó los activos bajo manejo a un récord de 13,46 billones de dólares, un salto de 17% con respecto a un año atrás. Pero no hubo festejos, sino preocupación. Jamie Dimon, el CEO de J. P. Morgan, puso el acento en los percances, pequeños todavía, del crédito. “Cuando uno ve una cucaracha, dijo, probablemente haya más”. Y la Bolsa dejó de mirar el cielo y la estela de las ganancias billonarias. Se sumergió, en cambio, a la búsqueda con lupa de insectos en los rincones.

Fantasmas sobre la banca regional

¿Vuelven los problemas de la banca regional, la que supo provocar una tormenta en marzo de 2023 con la caída de Silicon Valley Bank (SVB) y otros colegas? ¿Retornan como en 2007-2009, los dramas de la financiación subprime, esta vez, aquella vinculada al consumo? ¿Qué pasa con las hipotecas comerciales, el fantasma irresuelto que legó la crisis regional de 2023? La morosidad en los préstamos para oficinas alcanza 10,4%, muy cerca de los niveles de 2008. Un billón de dólares de créditos ligados al sector inmobiliario comercial vence antes que termine el año. ¿Se complicará su refinanciación?

En Jefferies, el comité de crisis se movilizó rápido. La clave siempre pasa por aportar información que despeje las dudas y eche luz sobre las aristas oscuras. El viernes, los analistas concluyeron que el affaire First Brands era un caso puntual, con ribetes específicos de fraude; no el indicio de una infección en vías de propagarse. El papel rebotó 6%. Las acciones de los bancos repuntaron en general. Y Wall Street recuperó casi todo lo perdido el jueves, alentada también por Trump que insistió en relativizar los roces con Beijing.

Mercados: lo que más sube es la volatilidad

Desde que comenzó octubre, nada subió más que la volatilidad. Ni la fiebre del oro. En Wall Street, el índice VIX se catapultó 35% los últimos 30 días, aun descontando la descompresión del viernes. Manda el mercado bull, pero trepa un terreno más pedregoso y poceado. Y si bien tropezón no es caída, la sensación de vértigo que deja es la misma. El inversor minorista es el sostén más firme del ascenso, quien compra todas las agachadas, y el único que no desertó cuando las instituciones y los profesionales huyeron despavoridos en abril. Pues bien, esta semana, su confianza acusó recibo de las inclemencias. El sentimiento bullish -su optimismo a seis meses vista- se hundió 12,2 puntos porcentuales a 33,7%, según la encuesta de AAII. Y el pesimismo tomó la delantera. Creció 10,4 puntos porcentuales a 46,1% (15 puntos por encima de su promedio histórico). 55% de los consultados consideran que las acciones están sobrevaluadas. Chocolate por la noticia, se podría añadir.

El súbito cambio de opinión del inversor minorista no lo ubica muy distante de la advertencia que Gita Gopinath, otrora número dos del FMI, expresó la semana pasada en The Economist. El entusiasmo que motoriza la inteligencia artificial en la Bolsa establece un paralelo con la exuberancia de fines de los años noventa -el fervor por las compañías puntocom- y que culminó con el estallido de la burbuja ni bien comenzó el nuevo siglo. Es difícil calibrar la cotización razonable de la innovación tecnológica sin incurrir en excesos (dada su innegable capacidad de transformar industrias y aumentar la productividad). “Los inversores tienen buenas razones para preocuparse de que el actual rally esté preparando el terreno para otra dolorosa corrección”, señaló la economista de Harvard. La historia puede repetirse, concluye, “pero las consecuencias podrían ser mucho más graves y con mayor alcance global” que hace 25 años.

Wall Street aguanta en la trinchera

Los inversores están preocupados, ya no son solo los comentaristas. Varios indicadores que miden condiciones objetivas de mercado -como la participación de los papeles en alza, la demanda relativa de bonos versus acciones o el diferencial de tasas entre bonos grado de inversión y especulativos- denotan un temor extremo. La volatilidad agita aún más la coctelera. La novedad saliente es que globos que antes eran irrompibles ahora se pinchan con facilidad, sobre todo en el área de las criptomonedas alternativas. Los barquinazos avisan, y se multiplican. Y, con todo, se aprecia un temor que es todavía más fuerte. Wall Street lateraliza bajo presión. Su marcha es un serrucho que se prolonga, y ya le entran las balas, pero no se rinde. El S&P 500 titubea sin alejarse mucho de los récords. El viernes cerró apenas 1,3% por debajo. Su elección es clara. El miedo más fuerte es a quedarse afuera del rally, y a tener luego que correrlo de atrás. Sabe que la Fed le dará una mano a fin de mes, con otra baja de tasas de un cuarto de punto a la que el propio Powell ya le hizo un guiño favorable. Como se las dio a los bancos, el miércoles y jueves, abriendo la canilla de la facilidad de pases para apuntalar su liquidez con u$s15 mil millones. Que el viernes no se la volviera a usar fue buena señal. Con una Fed amigable al lado, muy atenta a los acontecimientos, se prefiere aguantar las penurias en la trinchera que ensayar una cómoda retirada. Y eso vale también para la fiebre de los metales preciosos, que no solamente la Bolsa infló sus valores al amparo de la relajación anunciada de la política monetaria.

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