El fenómeno del Niño llega a su fin: cuál fue si impacto en el clima y qué pasará en los próximos meses

Este fenómeno meteorológico comenzó en junio del 2023 y alcanzó su punto máximo en diciembre. Se registró un aumento en la temperatura global.

Ocurre cada dos a siete años y sus impactos se extienden a lo largo de los países costeros del Pacífico.

El Niño es un fenómeno natural que provoca cambios tanto en la temperatura del océano como en la atmósfera. Este evento que se extiende por varios meses puede tener impactos de alcance global en el clima, que varían según la región y la época del año.

Según indicaron el martes los científicos de la Oficina Australiana de Meteorología, este fenómeno ya finalizó. El Océano Pacífico se enfrió “sustancialmente” de acuerdo a los datos recogidos la semana pasada por esta organización. Mientras que la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés) pronosticó hace una semana que El Niño llegará a su fin entre abril y junio.

El fenómeno impacta en la temperatura del planeta.

Ocurre cada dos a siete años y sus impactos se extienden a lo largo de los países costeros del Pacífico. Para predecir este fenómeno cíclico, los científicos miden diversos factores, como la velocidad de los vientos alisios y las temperaturas de las aguas de los océanos, tanto en la superficie como en las profundidades.

El Niño llega a su fin

En mayo, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) previó que el período 2023-2027 sería el más caluroso jamás registrado en la Tierra, bajo el efecto combinado de El Niño y el calentamiento global provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero. Los recientes récords mensuales de altas temperaturas a nivel global alertan a la comunidad científica de enfrentar una fase aún más rápida del cambio climático.

Aumento en las temperaturas a nivel mundial.

BBC

Para poder determinar con precisión la causa del aumento de temperatura y su relación con el cambio climático, es necesario esperar el final de El Niño, que tuvo gran influencia en los eventos de calor extremo en distintas partes del mundo.

El Niño no tiene un período fijo de extensión; suele durar entre 9 y 12 meses. En esta ocasión, comenzó en junio de 2023, alcanzó su punto más álgido en el último mes del año. En marzo, se batió el récord mensual de máximos en las temperaturas promedio por décimo mes consecutivo.

El desarrollo de este fenómeno suele ser monitoreado por centros meteorológicos internacionales que utilizan modelos climáticos y observaciones satelitales para predecir su aparición y potenciales impactos. Según los datos recopilados hasta el momento, El Niño-Oscilación del Sur (o ENOS) está en su etapa final.

Cuando empieza el fenómeno meteorológico La Niña

Este fenómeno meteorológico está marcado por tres fases diferentes: El Niño cálido, condiciones neutras y su etapa opuesta, un período más frío llamado La Niña. Este fenómeno se prevee que se pueda desarrollar entre junio y agosto, según investigadores estadounidenses. Aunque existe un 85% de que esto suceda hasta el otoño boreal.

El fenómeno La Niña tiene un impacto opuesto a El Niño.

Ambito.com

Sin embargo, los expertos de la Oficina Australiana de Meteorología consideran que este tipo de predicciones deben ser formuladas cautelosamente y esperan que las condiciones neutrales duren al menos hasta julio. “Como nunca antes se habían visto las actuales condiciones oceánicas globales, las predicciones basadas en eventos pasados sobre cómo se podría desarrollar el ENOS en 2024 pueden no ser fiables”, indicaron en un comunicado.

Este evento meteorológico es un enfriamiento anormal de las aguas ecuatoriales del Océano Pacífico Tropical, que puede durar de 9 meses a 3 años, siendo más fuerte mientras menor es su duración. Esto puede provocar vientos fuertes, tormentas más intensas en algunas partes del mundo y hasta huracanes.

Según los investigadores, que se forme o no La Niña es de gran importancia. Su enfriamiento del planeta puede desacelerar el ritmo del calentamiento global. De ocurrir, podría ser un indicio de que las temperaturas récord experimentadas el año pasado no significan que el mundo haya entrado en una fase de calentamiento más rápida.