16 de mayo 2007 - 00:00
El príncipe Harry no será enviado a Irak por temor a que sea asesinado o secuestrado
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A fines de abril lo hizo el Ejército Mahdi, conducido por el clérigo Moqtada al Sadr, que amenazó con secuestrar a Harry ni bien llegara a Irak.
El grupo aclaró que tenía infiltrados en las bases militares británicas en Basora.
Es justamente a esa localidad, 545 kilómetros al sur de Bagdad, a donde iba a ser destinado el príncipe, de 22 años.
El jefe del estado mayor había decidido el 30 de abril, después de meses de análisis, que el segundo hijo del heredero al trono británico, Carlos, y de la fallecida Diana Spencer, formaría parte de una misión militar al territorio iraquí.
De acuerdo a esos planes, estaba previsto que Harry estuviera a cargo de un pelotón de 12 soldados de regimiento y de las operaciones de patrullaje e inteligencia, así como también de cuatro tanques Scimitar.
La decisión de Dannatt fue tomada pese a las presiones del teniente Harry, quien, según la prensa, amenazaba con retirarse de la fuerza si se rechazaba su misión a Irak.
Aunque esa advertencia no se materializará.
Un vocero de Clarence House, la residencia real en la que vive, declaró que Harry está "muy desilusionado" pero no se retirará del ejército.
El domingo pasado, el obispo de Salisbury, David Stancliffe, expresó su disconformidad con el envío de Harry a Irak porque consideró que podría poner en peligro la neutralidad constitucional de la monarquía en Gran Bretaña, que se mostraría a favor de la ocupación en Irak.
"La guerra en Irak ha dividido al país de una forma nunca antes vista en tiempos modernos.
En estas circunstancias, ¿sería correcto que un miembro de la familia real, incluso si están sirviendo para la Armada británica, sea enviado a este conflicto bélico?", destacó el prelado protestante.
Stancliffe ha sido uno de los religiosos de la Iglesia de Inglaterra que más oposición expresó a la guerra en Irak.
"Pedirle a un miembro de la familia real británica que participe directamente en esta aventura, seguramente generará preguntas constitucionales y de cuestiones de prudencia", dijo el obispo, cuya posición es apoyada por el arzobispo de Canterbury, el doctor Rowan Williams.
Este cambio de posición ocurre tras el anuncio, la semana pasada de la renuncia del primer ministro Tony Blair, quien cederá el mando a su ministro de Finanzas, Gordon Brown.
Williams, que es contrario a la invasión de Irak, dijo el domingo que la llegada de Brown traería "un fuerte sentido de prioridad moral".
Desde la invasión y ocupación anglo-estadounidense de Irak, en marzo de 2003, murieron 146 soldados británicos, de lso más de 7.000 desplegados en ese país, como consecuencia de ataques de grupos armados.
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